Mi pelirrojo favorito ✦ r.w

Parte 5

Ron y yo habíamos celebrado nuestro tercer aniversario desde la noche que nos confesamos. Las cosas habían mejorado mucho desde el último problema que tuvimos el verano pasado y ambos dábamos lo mejor de nosotros para seguir manteniendo la relación tan bonita que habíamos construido, la cual estaba comenzando a avanzar en cuanto a seriedad. Ron estaba juntando plata para arrendar un departamento y me había pedido mudarme con él, así que comencé a trabajar en el verano para destinar todas mis ganancias hacia lo que era nuestro sueño de independizarnos. Un lugar solo para nosotros y con privacidad, donde llegaríamos a comer y a dormir juntos. Sonaba tan romántico, pero aún quedaba tiempo para hacer ese sueño realidad.

Pasamos todo el verano trabajando en un abrir y cerrar de ojos, ya estábamos cursando cuarto año de la universidad. Solo nos quedaba un año más para comenzar a hacer nuestras prácticas profesionales y mi idea era quedar trabajando en el lugar donde la hiciera, pero si no, de todos modos ya era hora de encontrar una fuente de remuneración fija y poder lograr nuestro objetivo lo antes posible. Tenía todo planeado y estaba emocionada, pero lo que no esperaba era que hubiera cambios significativos en esos planes.

–¿Te acuerdas de que postulé a un intercambio por un semestre en España? –preguntó Ron, mirándome emocionado.

–¿Sí?

–Bueno, me llegó la respuesta y... ¡Me aceptaron! –exclamó emocionado.

–Guau, eso es... genial. ¡Felicitaciones! –dije, sintiéndome confundida por la situación. Ron me abrazó con alegría, pero notó mi rostro que estaba lejos de ser alegre.

–¿No estás feliz?

–Obvio que estoy feliz, es solo que... estoy un poco conmocionada. ¿Tu mamá sabe?

–No, eres la primera persona a la que se lo cuento

–Es genial, es que, no sé qué decir, me tomó de sorpresa –admití–. Había olvidado que habías postulado

–¡Lo sé! Yo también me había olvidado hasta ahora que llegó la respuesta

–¿Y aceptarás? –pregunté frunciendo el ceño. Ron me miró confundido.

–Bueno, es lo que tenía pensado hacer –me miró con detenimiento–. A ver, dime la verdad –se sentó junto a mí–. ¿No quieres que me vaya a estudiar afuera?

–No es eso, créeme que estoy muy feliz por ti, amor –traté de sonar lo más tierna posible, pero Ron me conocía bastante para saber que estaba fingiendo.

–¿Pero? Porque debe haber un pero

Ron me observó fijamente, con sus grandes ojos azules. ¿Qué le diría? La verdad era que la noticia me tomaba por sorpresa porque no pensé que eso resultaría. No me preocupé demasiado cuando me contó que tenía ganas de postular a un intercambio en el extranjero, porque lo veía como algo lejano y además, apoyé su decisión porque Ron sentía que finalmente podía hacer algo más por su vida. Sin embargo, ahora había llegado el momento donde esto se volvía real. ¿Qué iba a pensar al respecto? Obvio que lo primero que venía a mi mente, era que estaríamos separados por cuatro meses, por lo menos, y que lo extrañaría mucho. Lo segundo que se venía a mi mente, era si nuestra relación seguiría funcionando a distancia. Era egoísta pensar eso, lo sabía, pero también era inevitable preocuparme por una relación en la cual planeábamos vivir juntos. Confiaba en Ron, sabía que él me amaba y jamás haría algo malo, pero nada me aseguraba que sus sentimientos pudieran cambiar estando allá o que pudiéramos mantener una relación a distancia. 

La mirada d Ron llena de esperanza me hizo callar mis verdaderos pensamientos. Sabía que si le decía la verdad, declinaría la oferta y se quedaría aquí, pero eso no era justo para él, que había ansiado tanto poder hacer algo distinto con su vida, y ahora se presentaba la oportunidad perfecta. Sabía que si se quedaba, una parte de él siempre se preguntaría cómo hubiera sido aceptar irse a otro lugar por sí solo y poder crecer como persona. Y sabía que nunca me perdonaría a mí misma el haberle cortado las alas a la persona que siempre me había apoyado en todo.