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POV FREEN

El día de nuestra boda finalmente había llegado, y la emoción en el aire era palpable. Durante tres largos meses, habíamos estado meticulosamente planificando cada detalle de este día tan especial. Desde la elección del lugar hasta la selección de las flores, cada aspecto había sido cuidadosamente considerado para crear el escenario perfecto para nuestra unión.

Decidimos celebrar nuestra boda en el magnífico jardín de la residencia de nuestra familia. Era un lugar lleno de historia y significado para nosotras, y queríamos que fuera testigo de nuestro amor y compromiso. Los rosales se alzaban majestuosamente en filas ordenadas, sus delicadas flores blancas, rosadas y rojas añadiendo un toque de romance y elegancia al ambiente. Entre los rosales, se podían encontrar enredaderas de glicinas, cuyos racimos de flores púrpuras colgaban en cascada, creando un telón de fondo encantador y perfumado para la ocasión.

Los tulipanes, en una amplia gama de colores que iba desde el blanco puro hasta el rojo vibrante y el amarillo brillante, salpicaban el jardín con su belleza primaveral. Cada uno de estos detalles había sido cuidadosamente elegido para reflejar nuestra personalidad y estilo, y para crear un ambiente lleno de amor y felicidad.

En el centro del jardín, justo donde se llevaría a cabo la ceremonia, se erigía un arco floral espectacular. Estaba cubierto con una profusión de flores blancas, rosadas y lavanda, entrelazadas con hojas verdes exuberantes. Este arco sería el escenario perfecto para nuestro intercambio de votos.

Mientras el día avanzaba, el jardín se llenaba de vida y movimiento. Mesas elegantes, cubiertas con manteles blancos y adornadas con centros de mesa de flores frescas, se dispersaban por el jardín, listas para recibir a nuestros invitados para la recepción.

Las velas votivas en frascos de cristal añadían un brillo suave a la escena, creando una atmósfera romántica y mágica que nos envolvería a todos durante toda la noche. La música comenzó a sonar, y nuestros amigos y familiares comenzaron a llegar, llenando el jardín con risas y conversaciones animadas.

Desde el día anterior, me había mantenido alejada de Becky. Nam, nuestra amiga insistió en que no debíamos vernos con nuestros vestidos de novia hasta que estuviéramos listas para caminar hacia el altar.

Los nervios me invadían mientras me encontraba en aquella habitación de la residencia, preparándome para el día más importante de mi vida. Sentía una mezcla de emoción indescriptible y ansiedad que se aferraba a mi corazón.


"Freen, por favor, quédate quieta. Necesito terminar de peinarte" - me regaño Nam.

"Lo siento... Estoy muy nerviosa... ¿Y si Becky se arrepiente? Necesito ir a verla, asegurarme de que todo esté bien" - Intenté levantarme y salir de la habitación para buscar a Becky, pero Nam me detuvo en seco.

"Freen, tranquila Creo que estar separadas durante 24 les afecta estás paranoia" -

Finalmente, Nam terminó de peinarme y maquillarme. Me miré en el espejo y me vi reflejada, lista para dar el paso hacia mi futuro junto a Becky.


Caminé hacia el jardín, donde se llevaría a cabo la ceremonia, A medida que avanzaba, un aplauso estalló en el lugar. Caminaba hacia el altar, tomada del brazo de mi padre, sintiendo la emoción y el amor de todos los presentes. Pero aún faltaba algo crucial: la aparición de Becky. Esperaba con impaciencia a que aquella puerta se abriera y ella caminara hacia mí.

El Lazo Que Nunca Se RompioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora