Yo igual correspondo al abrazo. Desde que todo sucedió, me siento un poco rara y sola, estar con mis padres me ayuda... aunque ellos no sepan nada de lo que me sucede. Técnicamente estoy conociendo a todas estas personas de nuevo... el abrazo de Andrea, es cálido y me tranquiliza en medio de este territorio nuevo para mí...
Yo solo sonrío después de apartarme de mi mejor amiga.
Ella no sabe que no soy quien cree, pero teniéndola frente a mí me hace ver que esto no será tan fácil. —Yo te extrañé... mucho, y también—contestó, entre confusiones.
Sonríe. —Lo sé, lo sé. Siempre me extrañas. Que bueno que regresaste, estás vacaciones fueron aburridas. Pero por el contrario tú la pasaste de maravilla, y me alegra. Pero sigo sosteniendo que debiste llevarme contigo...—hace un puchero y expresa tristeza.
Rio. —No podía llevarte esta vez. Pero quizás luego te pueda llevar conmigo. Por cierto... ahora que vuelvo, te noto aún más radiante y linda...
Hace una pose linda mientras me observa. —Soy una diosa—guiña el ojo. —Comienza a cambiarte, tu novio te espera. No lo dejes como un chihuahua, todo alborotado y con ganas—suelta la carcajada.
Logra sacarme una risita. Y estoy esperando que salga, ella lo capta de inmediato y responde. —Vamos... no es como que te de vergüenza conmigo... tenemos lo mismo—dice sin pena.
Mi rostro por supuesto que dibuja sorpresa por ese comentario. —Vaya... uhm, creo que en parte tienes razón, pero...
Ella rueda los ojos y camina a la puerta. —Bromeaba... mientras ire a tu refrigerador para buscar algún helado... hace calor—expresa mientras sale de la habitación y cierra.
Camino para tomar mi ropa y sentarme sobre mi cama. Colocándome mis calcetines me pongo a pensar en los posibles retos que esto supone, es una vida nueva... y no hubiese problemas, pero no tengo que levantar sospechas. Y pues el truco de todo, está allí. Tengo que pasar desapercibida, solo espero no acostumbrarme tanto.
Me pongo de pie para colocarme mi calzón, aún no me coloco mi brasier. —Rayos... esto es incómodo—volteó a otro lado. —Bueno, al final de cuentas son mías, así que no hay nada de malo—murmuró mientras masajeo mis pechos. —Bueno... no son mías del todo, así qué...—levantó mis cejas. Tomo mi brasier y me lo coloco mientras me ven al espejo.
Aprovecho para enviarle mensaje a mi primo Ares, por un momento cruza por mi mente mandarle una fotografía de mi frente al espejo, con ropa interior. Solo por interactuar... pero creo que sería raro que alguien de nuestra familia mirara el tipo de fotografías que le envío a mi primo...
Termino de abrochar las cintas de mis vans de color rojo. Me pongo de pie y me acerco al espejo. El maquillaje no hace falta, pero se que debo hacerlo... una parte de mí solo quiere bajar las escaleras y seguir con esta vida... pero del otro lado escucha un susurro que dice: Maquíllate.
Tomo asiento. —Bien, lo haré... no porque me guste... pero Alice me dijo que cuidara su cuerpo—sonrió.
Suspiro mientras con un paño limpio todo mi rostro. —Bueno... recuerdo que se hace así—murmuró antes de aplicarme la base de polvo, para retocar mis mejillas. Mientras lo hago, tomo un labial que está sobre el tocador. El color del pinta labios es rojizo, casi llegando a guinda.
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El último verano de Ares / TG
FantasyAlice, prima de Ares. Solían ser muy unidos en el pasado, pero ella se mudó a Los Ángeles, y él se quedó en Vancouver. Pero este verano es especial... pues ambas familias acordaron una expedición a un pueblo muy al norte del país. Después de lleva...