Capítulo 8 ~ Una verdad incómoda.

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Mami ♥️

Mami♥️: Alice... cuando vengas debemos hablar de algo. No puedo creer que me hayas ocultado algo tan complejo...

Me quedo helada al leer los mensajes, ellas de inmediato lo notan.

—¿Pasa algo?—pregunta Andrea mientras lentamente borra su sonrisa.

Pienso mil y un cosas. Mi corazón se acelera y siento miedo... no sé qué pasará. Levanto mi mirada y sonrío. —No, es solo que me confundí con unos mensajes...—contestó mientras me levanto. —Voy al baño—agregó y me retiro.

De inmediato camino al WC, empujó la puerta e ingresó. Me recargo con mis manos sobre el lavado mientras inclino mi cabeza, cierro mis ojos y después levanto lentamente mi vista. —¿Ahora qué?...—murmuró mientras me preguntó a mí misma. En mi mente divaga múltiples escenarios sobre lo que quiere hablar.

¿Será que me descubrió y sabe toda la verdad? Me encerraran en un centro psiquiátrico o algo así.

Muero por ir a casa y hablar con mamá, saber que me preguntará o de qué hablara.

Suspiro y salgo de los cubículos y me dirijo de nuevo con mis amigas. Poco a poco dibujo una sonrisa en mi rostro. Demostrando que nada sucede ni sucederá.

Tomo asiento junto a ellas y continuamos charlando y pasándola bien, un rato entre amigas. Conocidas que intercambian anécdotas y charlan de cualquier tema en el vida, solo porque sí.

3 horas después

Bajo de mi Uber, estoy de nuevo frente a mi casa. La luz de la puerta principal está encendida, también la de la sala. Pero todas las demás están apagadas, supongo que porque son las 11:30 de la noche. Para mi suerte, quizás mi madre esté durmiendo y me salve por hoy, no lo sé. El ambiente es un poco tétrico.

Avanzo y llevo mi mano a la perilla de la puerta para poder abrir, lentamente lo hago. Paso y me doy la vuelta para cerrar la puerta con suma delicadeza. Volteó a la sala y no hay nadie, camino a la cocina y comedor, tampoco hay nadie. Qué extraño...

Encojo mis hombros y sonrío mientras volteo a las escaleras, avanzo y subo cada escalón hasta llegar al pasillo. Solo está encendida la luz del baño, pero no las luces del pasillo. La puerta del cuarto de mamá y papá está cerrada, supongo que están durmiendo, eso quizás ayude a que el enojo de mi mamá desaparezca.

Ingreso a mi habitación, camino directo a mi buró donde tengo la lámpara y enciendo la luz en una tonalidad baja. Suspiro mientras doy la vuelta, solo para percatarme que mi madre está allí. Logra hacer que grite, aunque no muy alto. Me llevo mi mano a mi boca y sonrío tontamente. —Mami... no te miré—sonrío nerviosamente.

Ella está cruzada de piernas y de brazos, recargada casi al final de mi cama, solo observándome. —Volviste muy tarde, Alice...—exclama con una voz muy seria.

—Estaba con las chicas y la pasamos muy bien. Me divertí mucho...—continuó estática.

Ella asiente. —Eso veo. Entré a tu habitación para buscar algo, sé que no debo husmear entre tus cosas, pero miré esto; y captó mi atención—lentamente muestra la caja de las pastillas. —Me imagino que sabes lo que es...

Suspiro. Arrugó mi frente. —Si, se lo que es... Uhm, pero no es mío. Es de Andrea—sonrió. —Pero por accidente me traje la caja y pues olvidé dársela—me excuso mientras intento mantener la calma.

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⏰ Última actualización: Oct 30 ⏰

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