Capítulo 1 Flor de la luna

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La niña de 4 años corre por la Isla del Templo del Aire usando su aire control para saltar de árbol en árbol. Pasa debajo de unas plantas, camina hacia la orilla de la playa y se acuclilla para tomar una concha. Voltea para ver a una tortuga bebé que tenía miedo de salir de un tronco debido a unas gaviotas. Toma una hoja y la coloca por encima de la tortuga ayudándola a llegar al mar mientras ahuyenta a las aves.

Aleja a una gaviota cuando trata de agarrar a la tortuga, detrás de ella otra gaviota la atrapa, pero logra espantarla dejando a la tortuga de espaldas en la arena. La pone en sus cuatro aletas y sigue arrastrándose por la playa. La bebé tortuga entra al agua y nada por el mar.

Luna se despide agitando sus brazos con una sonrisa mientras la pequeña tortuga continúa adentrándose por el océano. De pronto, el mar despeja el agua mostrando la concha que había dejado atrás. Avanza hasta tomar la concha en sus manos. Mira otra concha en el agua. Cuando extiende su mano para alcanzarla el mar vuelve a despejarse.

El mar hace un camino permitiendole recoger cada vez más conchas. Se detiene al ver a la bebé tortuga nadando con su madre. El océano forma sus partículas de agua en un apéndice parecido a un tentáculo para mirar a la niña más de cerca.

La maestra aire inclina la cabeza curiosa hacia un lado y el océano la imita. Ella estira la mano causando que algunas gotas de agua la rocían.

—¡Luna! ¡Luna!— Aang grita alarmado llamando a la pequeña.

El océano al oír la voz del Avatar lleva a la niña de regreso a la arena. El monje sale de unos arbustos, suspira aliviado de que su nieta esté bien. Corre hacia ella y la carga entre sus brazos.

—Que bueno que te encontré. No vuelvas a asustarme así— la regaña suavemente.

—Quiero ir otra vez— Luna señala el mar tras ellos.

—Lu, no puedes ir tú sola —al notar que hace un puchero a punto de llorar añade— le diré a tus padres para traerte después, ¿está bien?

El rostro de Luna se ilumina de la felicidad, chilla contenta— ¡Sí!

Aang sonríe ante la expresión de la pequeña. Sigue caminando hasta que finalmente llegan al templo. Apenas Luna ve a Momo y otros lémures de cola anillada salta de los brazos de su abuelo con aire control y los persigue.

Cuando logra atrapar a dos lémures escucha un zumbido. Mira hacia arriba para ver a espíritus conejos con alas de libélula de distintos colores que flotan a su alrededor. Uno de color verde aterriza sobre su cabeza. Ladea la cabeza con curiosidad.

—¡Abuelo!— corre sosteniendo a los lémures por los brazos en dirección al anciano que está hablando con su amigo Zuko.

—¡Mira!— le señala a los espíritus.

Aang mira sorprendido percatandose de los espíritus. Sonríe emocionado.

—¿Qué pasa?— Zuko le pregunta al Avatar confundido sin poder ver a los espíritus.

Luna suelta una risa cuando los espíritus revolotean sobre la cabeza del maestro fuego.

—Está bien, peludo — le dice al espíritu color verde— Él es bueno. Pueden mostrarse.

Apenas aparecen los espíritus, el Señor del Fuego jadea asombrado.

—¿Cómo hizo eso?— cuestiona sorprendido.

—Lu— Aang se agacha a su altura, acaricia su cabello con una gran sonrisa - ¿Desde cuando puedes hacer esto?

—No lo sé. Abuelo, mamá me dijo que tú eres el puente entre el mundo físico y el espiritual. Sólo tú podrías verlos. ¿Por qué yo puedo hacerlo?

°•°MOONLIGHT°•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora