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Despertó sintiéndose algo irritado, era la tercera vez en esa semana que despertaba sintiendo un molesto picor en su nariz gracias a uno de los molestos aromas de las omegas que su hermano llevaba a casa.

Eran esos momentos en los que maldecía a sus padres por viajar tanto, pues si estos estuvieran en casa su hermano no llevaría a omegas para cojer allí.

Lo que más le llegaba a irritar era que lamentablemente su hermano podía ser muy despistado y por lo tanto llegaba a romper una de las prendas de las omegas que llevaba, por lo cual tomaba de SU ropa y se las daba sin siquiera preguntarle.

Se levantó más molesto de lo normal al notar que faltaba su sudadera favorita, la cual era de un color blanco y tenía un adorable diseño un poco abstracto de su caricatura favorita.

Abrió la puerta de la habitación del alfa y sin previo aviso entró, importándole poco si lo encontraba desnudó envuelto con alguna chica.

Al no encontrarlo allí decidió seguir el desagradable aroma que seguía existiendo en su casa, tendría que comprar demasiados aromatizantes neutros para poder estar a gusto.

Apresuró su paso al notar que alguien se encontraba en la cocina, por lo cual ni siquiera observo bien quién era la persona que estaba allí y solo grito molesto.

— ¡Min Yoongi! ¿Cuántas veces tengo que decirte que no tomes mi ropa? ¡Además esta vez fue mi favorita!

— Por dios, Seokjin, ¿vas a gritarme asi enfrente de un invitado? — preguntó con burla Yoongi, pues sabía lo nervioso que se ponía el omega en cuanto a alguien desconocido.

— ¡Me importa una mierd-... — se quedó petrificado al escuchar esa risa a su derecha y el distintivo aroma del alfa puro.

Se había quedado todavía más quieto cuando volteó y vio al alfa mirándolo fijamente mientras se reía por la reciente escena que había presenciado.

El omega solo quería que la tierra se lo tragara en esos momentos, pues su presentación no era la mejor - según el - ya que esta consistía en una camisa holgada perteneciente a su hermano y un short que usaba por pura comodidad en su casa.

— Tu sudadera estará bien, me dijo Solar que me la devolverá en la tarde ¿está bien, Seok? — respondió tranquilo el hermano del omega, pues si bien sabía lo importante que era esa prenda fue lo primero que encontró para darle a su linda invitada.

— Pero va a tener su horrible aroma sobre ella, la vas a lavar tú las veces que hagan falta para quitarle eso ¿entendiste? — amenazo avergonzado, pues seguía sintiendo la mirada del otro alfa a sus espaldas.

Cuando rectifico que su hermano lo había escuchado corrió hacia su habitación para evitar la timidez que sentía.

Cuando llegó a su habitación lo primero que hizo fue acostarse y enterrar su cara en una almohada para luego dar un grito ahogado en ella.

Tomó rápido su celular, el cual se encontraba en un pequeño buró al lado de su cama y notó los miles de mensajes que le habían mandado y no se había dado cuenta.

JM
-Namjoon está yendo para tu casa ahora mismo ¡despiértate Seok!.
8:40 AM.

Rápidamente se lamentó de no haber observado su teléfono antes, pues si quiera habría podido ponerse algo más decente y no tan afeminado como lo que traía puesto.

Se cambio lo más rápido que pudo a algo más decente, pues había escuchado que más gente había entrado a su casa y no quería pasar más vergüenzas ese día.

Lo que llegamos a serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora