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-¿Qué haces aquí?

Kirishima lo miró extrañado.

-Sabía que hoy tenías sesión. Siempre te acompaño después. -respondió con simpleza.

-Después de ayer pensé que te habrías quedado en clase o te habrías echado una siesta -escupió con amargura.

-Yo nunca haría eso, por muy enfadado que estuviera.

-Ya -respindió sabiendo que estaba irracionalmente molesto.

El camino hacia los dormitorios parecía que iba a ser incómodamente silencioso, pero antes de llegar al edificio, Kirishima habló.

-No sé si querrás hablar de ello, pero ¿qué tal en la sesión de hoy?

Por alguna razón, Katsuki quería que se sintiera mal. No sabía si era su mal manejo de la ira o ser tan bruto para absolutamente todo, pero una parte de él deseaba soltarlo todo y que Kirishima se pusiera triste.

Sabía que era jodidamente inmaduro y egoísta, pero lo hizo de todos modos.

-Hemos hablado de suicidio y autolesiones -dijo con simpleza mientras se subía en el ascensor con el pelirrojo junto a él. Lo notó tensarse.

-¿Qué...?

-Me preguntó si me sigo haciendo daño o si alguna vez pensaba en suicidarme. O si lo había intentado.

Eijiro lo miró fijamente, pero Katsuki simplemente salió del ascensor para entrar en su dormitorio.

Kirishima entró con él, por supuesto que lo hizo. Parecía tan en conflicto consigo mismo por hablar.

-Sí, idiota, puedes preguntar -habló mientras se tiraba en la cama.

-Alguna vez tu...¿lo piensas? -preguntó debilmente.

-Constantemente -no tenía mucho sentido mentir, él se había puesto a sí mismo en esta situación y ahora por estúpido le tocaba afrontarla.

-¿Por qué?

Reflexionó un momento.

-Hay veces en laz que levantarse de la cama es tan difícil. Días en los que no disfruto nada y la única idea de ir a clase, entrenar, comer, se hace tan jodidamente complicado...me hace sentir demasiado inútil. Mi cerebro no para de joderme.

Era de esperar que para esas alturas, su novio estuviera llorando.

-Joder, yo...-era raro escuchar a Kirishima maldecir, por lo que se incorporó para mirarlo- ¿lo has intentado alguna vez? No tienes que decírmelo si no quieres.

Pero su silencio respondió por él, haciendo que el otro llorara más.

-¿Cuándo?

Bakugô puso una expresión sombría.

-¿Realmente quieres saber la respuesta?

-Fue cuando nosotros...-adivinó Eijirô tristemente.

-Sí. Pero ni se te ocurra pensar que es tu culpa. Fue la mía, por eso lo intenté.

-¿Aizawa lo sabe? -preguntó ignorando su advertencia.

-¿Para qué? No lo conseguí, no hay que hacer tanto drama por eso.

-Te hiciste daño otra vez -cambió de tema Kirishima señalando los vendajes que asomaban de su sudadera.

-Bueno, nada nuevo -se excusó tratando de esconderlos.

-Lo siento mucho -lloró mientras lo abrazaba fuertemente- no debí dejarte solo ayer, fue muy poco masculino irme en medio de una discusión.

Sabía perfectamente el por qué de su disculpa.

-Está bien, no pensé en suicidarme. No te sientas mal ahora.

Aunque eso no era verdad.

Recuerda lo pequeña que se estaba haciendo la habitación y el estremecimiento de su cuerpo cuando Eijiro dio un portazo para irse.

El aire dejaba de entrar a sus pulmones

¿Por qué no paraba de causar problemas a todos? ¿Por qué no era jodidamente normal?

Si no existiera, la vida de todos sería mejor.

Nadie estaría con él por pena, si nadie lo echaría de menos desaparecer sería mejor para todo el mundo

Podía hacerlo...podía...

Para, no dramatices.

Los arañazos y las explosiones no hacían su trabajo, solo le estaban poniendo más y más nervioso.

Decidió...pasarse un poco.

Al menos ahora podía respirar.

...

-Incluso si no lo pensaste, lo pasaste mal -siguió.

-No fue tu culpa. Yo también me habría mandado a la mierda -de hecho, lo hizo.

-No fue nada maduro por mi parte y menos aún sabiendo tu situación -dijo kirishima mirándolo a los ojos muy seriamente -lo siento.

-Lo siento por hablarte mal y ser tan dramático -susurró con vergüenza.

El pelirrojo solo sonrió y se acercó para besarlo, cosa que por fin hizo que la tensión de sus hombros se evaporase.

Todo está bien, no te odia...

El tierno momento fue interrumpido por el rugido del estómago de Kirishima.

-¿Tienes hambre, idota? -preguntó ganándose un tímido asentimiento.

Bueno, esta sería la segunda vez en el día que tendría que usar la comida como medio de disculpa. Si seguía siendo tan imbécil, habría una tercera.

-Vamos abajo, ayer sobró algo de carne, podemos improvisar algo -dijo saliendo de la habitación seguido como un perro por Kirishima.

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Todas las ideas, sugerencias y opiniones son bienvenidas :D

Superando miedos/ Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora