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Las clases habían sido un coñazo, o por lo menos las que había dado, porque a mitad de jornada, Aizawa le sacó de clase para ir a la psicóloga.

Jamás lo reconocería, pero Nakamura parecía tener un don de brujería. Le ayudaba mucho, pero prefería seguir llamándola bruja adivina a reconocer que era buena en su trabajo.

-Chico, no me va a dar tiempo a recogerte después de la sesión, tengo una reunión.

-No me voy a perder por el camino, puedo hacerlo solo.

-Sé perfectamente que puedes hacerlo solo, pero no tienes que hacerlo solo.

Katsuki no supo cómo replicar ante eso.

-No importa, si se pone mal llamaré a alguien -dijo.

Aizawa le dedicó una suave sonrisa y cuando llegaron a la puerta de su psicóloga, se despidió con una mano.

Respiró profundamente y abrió la puerta.

- ¿Hay algo específico de lo que quieras hablar en esta sesión, Katsuki?

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- ¿Hay algo específico de lo que quieras hablar en esta sesión, Katsuki?

-Anoche, tuve pesadillas, bastante fuertes -admitió a sabiendas de que al final se lo iban a sacar igualmente.

-¿Cómo las afrontastes, Katsuki? -preguntó como si ya supiera la respuesta.

El mencionado se quedó en silencio unos instantes, lo cual fue respuesta de sobra para su psicóloga. Llevaban un tiempo sin hablar de eso.

-Katsuki, quiero que me seas sincero,¿Te sigues autolesionando?

Su respiración se cortó un segundo. Joder, ¿era parte de todi ser tan...directa?

¿Cómo responde a eso?

Ya no había excusas. Estaba bien con Kirishima, tenía amigos, su relación con Deku había mejorado exponencialmente, ya no le gritaban ni le pegaban...

Entonces, ¿Por qué sus antebrazos estaban llenos de vendas en ese momento? ¿Por qué en sus muslos había líneas irregulares?

¿Por qué lleva una sudadera cuando hace tanto calor?

-Supongo que el que calla otorga -asumió la mujer tras su silencio, que había sido más largo de lo que pretendía.

Katsuki se encogió más sobre sí mismo, asustado de que le dijeran que no estaba mejorando y tiraran la toalla con él.

-Oye, no quiero que te sientas culpable -Nakamura claramente notó su crisis- Recurrir a la autolesión es muy común, sobretodo con tu diagnóstico. No hay nada malo contigo ni debes sentirte raro.

-Es solo que... no tiene sentido. Nadie me trata mal ahora -susurró.

Nakamura le miró fijamente.

-Eso no es verdad, Katsuki.

El mencionado levantó la vista claramente confundido.

-Tú te tratas mal a ti mismo.

Oh, bueno. Nunca lo había visto así, siempre había considerado que solo era sincero consigo mismo.

Si ese día no hacía suficiente ejercicio, si no sacaba la mejor nota, si trataba mal a alguien, si comía de más o si molestaba a cualquiera, su madre ya no estaba para corregirle.

Tenía que hacerlo él.

Ahora mismo estaba lidiando con el dolor de sus pesadillas nocturnas y de haberse peleado con Kirishima ayer. Fue por una tontería, pero él siempre era muy dramático y por supuesto que se tuvo que poner a gritar como el loco sin control que era.

Eijiro simplemente se fue de la habitación harto dejándolo solo. Y aunque entendía que era insoportable y que lo normal era no querer lidiar con él, le había dolido.

Todavía no habían hablado, por la mañana salió antes de lo normal para no ver la cara de asco o de decepción del pelirrojo y en clase no le dio tiempo a acercarse. Había pagado sus palabras con sus piernas que eran más fáciles de ocultar, esperaba que su novio no se enfadara más al verlo.

-Katsuki, te has quedado en blanco ¿en qué piensas?

-Nunca lo había visto desde esa perspectiva nunca -admitió con vergüenza.

-¿En qué piensas cuando lo haces? -preguntó tranquila

-Es lo justo.

Su psicóloga se quedó en silencio un rato procesando lo que acababa de decir.

-¿Lo justo?

-Si he sido una mierda merezco estar así
Es como un castigo, supongo. No estoy del todo en mí mismo cuando lo hago. Solo sé que me sienta bien cuando he sido insoportable, casi a diario.

Nakamura se quedó unos instantes en silencio, pensando en cómo formular la siguiente cuestión.

-Esto es una pregunta seria pero...¿alguna vez has pensado en...ir más allá? -dijo finalmente.

Ahora quería intentar ser sutil. Supo exactamente a qué se refería así que decidió ser esta vez él el directo.

-¿En suicidarme? -preguntó sin rodeos.

-Sí. ¿Lo has pensado o intentado?

¿Pensando? Pues casi todos los días.

¿Intentado? Solo un par de veces. Una fue hace poco, pero las pastillas no fueron suficiente y solo le drogó unas horas.

-A veces -dijo tranquilo.

-¿Cuándo fue la última?

-Quizás hace...un par de semanas creo. Solo me drogué, así que no recuerdo mucho.

-¿Qué pasó para que se diera esa situación?

-Fue cuando no estaba con Kirishima.

En su defensa, se sentía vacío. Solo tenía pensamientos sobre sí mismo muy feos. Kirishima los solía mantener en silencio y si él no estaba, su mente era un horroroso caos.

Tampoco es que lo hubiera logrado, así que no había que hacer tanto drama.

-Siento mucho que lo hayas considerado, cariño -habló ella saliendo ligeramente de su perfil profesional.

-Está bien -dijo él. Si se lo hacía a sí mismo, ¿qué había que sentir?

-Me gustaría que para la próxima sesión apuntaras en un folio lo que estás pensando cada vez que quieres hacerte daño a tí mismo y qué ha causado esa situación.

Resopló infantilmente, ya que odiaba estos deberes, pero asintió de mala gana. Se levantó y se despidió para salir por la puerta, pero se llevó una sorpresa.

Kirishima estaba sentado esperándolo como siempre hacía.

......

TACHAAAAAAAN

Superando miedos/ Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora