5;Tragedia.

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Los días estaban más nublados de lo normal las tardes más frías y ni hablar de la noche. Al parecer el invierno estaba por llegar, las fuertes lluvias lo decían; mientras tanto en el patio de una gran casa en el centro de shibuya estaba dos mellizos jugando con sus mascotas, el pequeño hiro estaba recostado en el césped con su gato en su pecho mientras trazaba su suave pelaje, por otro lado Amelia estaba correteando por todo el patio con su perro, aquel pequeño Husky trataba de alcanzarla para morderla en modo de fuego. Todo eso era visto por la albina que mantenía una sonrisa puesta en sus labios.

Algo muy tranquilo para decir verdad, nada malo podría pasar hoy, ¿verdad? Una linda tarde con sus hijos, luego recordó que ambos debían ir a sus clases de karate, soltó un pesado suspiro y llamó a ambos para que fueran por sus mochilas.

Ambos niños fueron corriendo hasta la habitación para tomar sus cosas les emocionaba cuando debían ir a sus clases favoritas. Despidieron a sus mascotas y salieron de la casa yendo al auto donde los esperaba su madre.

Vamos niños, se nos hace tarde!—

Amelia fue la que subió primero, ya que siempre decía"Las princesas primero." Se fue a la orilla de la otra ventana mientras que hiro se sentó en la otra esquina. El auto dio inicio y empezó a salir de la propiedad. Agradecía que no hubiese tráfico, unos cuando minutos más y llego a la academia donde los niños tenían sus clases de karate. Bajo del auto y espero a los niños los cuales bajaron seguidos de su madre.

Pórtense bien niños, ¿si? Volveré a casa y luego vendré por ustedes.—

H: No te preocupes mamá! Estaremos bien.—

A:Hironcito tiene razón mami~ relájate!—

Ambos infantes entraron peleando, hiro odiaba ser llamado así, y Amelia amaba llamarlo así. Se despidió cuando entraron, subió nuevamente al auto rumbo a la casa, hace unos días no sabía nada de Mikey, pero supuso que tenía mucho trabajo, agradecía que los niños no pidieran verlo, no quisiera que se dieran cuenta en que trabaja en verdad su padre, le aterraba la idea que los niños le tuvieran miedo a él, y a sus "tíos"

Por otro lado manjiro se encontraba del peor humor posible, tenía días que no veía a sus pequeños retoños y lo tenía jodido, aquella alfa soltaba gruñidos en medio de la reunión que tenían con otras mafias, algunos líderes lo veían más trababan de no sostener la mirada. Algunos entendían porque estaba así, y les daba gracias que él hombre más poderoso estuviera así por no poder ver a sus cachorros, aunque no lo culpaban ellos también se ponían así cuando no veían a sus hijos. La penetrante y fría mirada del líder de bonten helaba a cualquiera, desde que se sentó solo oyó puras mierdas, solo a perros ladrando por doquier. Y lo ponía de más mal humor.

M:Desde que me senté no he parado de oír puras mierdas, me hacen perder el tiempo. Ya habíamos hablado de los presupuestos, y claramente dije que no haría alianza con NADIE. Y nadie es nadie, sin excepción.—

Se hizo un silencio incómodo nadie se atrevía hablar, bueno hasta que un hombre líder de la mafia coreana se atrevió a mencionar algo que dejó a todos  helados y con la mirada de muerte más grande dada por parte de los miembros de bonten.

X: Hombre relájate, ya podrías y a ver a tus hijos, y a tu mujer. Ahora estamos hablando de negocios... ellos pueden esperar, ¿o no? Como se llamaban esos dos pequeños, ah si! La linda y tierna Amelia. Y el pequeño y gruñón hiro. Lindos nombres tienen tus hijos.—

Aquel hombre no supo el error que cometió, todos allí sabían que sano tenía hijos, más no tenían idea de cómo se llamaban. Una pistola fue puesta en la cabeza del hombre, a las demás personas el alma se les salía del cuerpo, Rindou Haitani tenía puesto la pistola en su cabeza mientras que los demás las mantenía a la vista, nadie decía nada.

H:¿Como sabes eso tú? Tienes las agallas para decir los nombres de los príncipes de Bonten.—

Haruchiyo era el más molesto, se suponía que la identidad de sus sobrinos estaría oculta hasta que ellos decidieran.

M: Siempre hablando de más, neón. Pero quisiera saber que más investigaste de mis hijos. No sabes las ganas que tengo de matarte ahora mismo...—

N: Son solo unos mocosos! Esto podría ser un problema para nuestro negocio.!—

El hombre miró a los demás presentes, alguno de ellos tenían hijos, así que no tenían nada en contra. Además, quién iría en contra de lo que él gran manjiro sano diría? Ellos sí valoraban su vida.

M: Suficiente, Rindou. Nos vamos, esta reunión terminó.—

El Borgoña bajo el arma y siguió a sus compañeros atrás de su líder el cual iba echando humo de la rabia. Las fuertes pisadas del Alfa recalaban que iba lleno de enojo, allá se asustaran otros, ellos llevaban viviendo ya 12 años con ello. Ya en el auto las aguas se calmaron un poco, había un silencio no tan incomodo, silencio que fue interrumpido al oír el móvil de su jefe sonar, sus miradas fueron a su jefe como los grandes chismosos que eran.

M: ¿Senju? Espera, no te entiendo nada, ¡Mujer! Carajo, habla bien!—

Ran y Sanzu tuvieron que ahogar sus risas, Les era divertido ver a su jefe peleando con la hermana menor de los Akashi.

M: Espera, espera. ¿Amelia que? Donde están tú y hiro? Voy para allá. Cálmate..—

La expresión de manjiro cambió por completo, su semblante se volvió serio por completo, captaron que algo estaba mal. El chofer dio la vuelta cambiando de ruta ahora a la casa de la albina.

S:Jefe, que sucedió con Amelia?—

M: Desapareció, estaban en la academia de karate y a lo que dice el sensei Amelia salió porque oyó algo sonar.—

Todo eso era sospechoso, llegaron a la casa de la albina, notaron como algunos guardias estaban en la entrada de la casa, al ver a los altos mandos de una mafia se hicieron a un lado dejándolos pasar. Manjiro entró algo apresurado, hiro estaba en el regazo de senju mientras lloraba diciendo incoherencias. El cabello estaba algo revoltoso, en su mejilla estaba un golpe y sus ojos estaban ya rojos por tanto llorar. Senju al sentir la presencia de los chicos sintió sus ojos picar de la impotencia, su hija no estaba y alguien se a había llevado, no tenía duda alguna que eso sucedió.

Mikey..—

El rubio cenizo saco su rostro del cuello de di madre para ver a su padre, el albino lo tomó en brazos cargándolo y abrazándolo con algo de fuerza. Su alfa interno gruñía con rabia al saber que alguien dañó a sus hijos. Acarició la espalda del menor mientras le hablaba en vos baja para que se calmara.

M:Hiro, respira, encontrare a tu hermana. Solo necesito que le digas que fue lo qué pasó.—

H: Estaba t-todo normal, h-hip luego Amelia salió y yo salí detrás de ella.. un auto negro freno al frente nuestro. Luego vi como empezaban a jalar a Amelia, y claramente la tome de la mano tratando que no se la llevaran... Waaa, esos hombres se la llevaron.—

El infante nuevamente volvió a llorar, miró de reojo a sus subordinadas y estos asintieron para salir de allí en busca de aquellos hombre. Sanzu le dio una mirada rápida a su hermana y sobrino. Eso no se quedaría así. Nadie tenía el derecho de tocar a la joya más Preciada bonten.

  Por otro lado una pequeña rubia de ojos azules estaba inconsciente amarrada a una silla mientras que su rostro estaba lleno de golpes, su uniforme estaba rasgado en algunas partes, tenía su rodilla llena de sangre, sus ojos se empezaron a abrir. Todo estaba muy oscuro, le daba miedo. Tenía miedo, quería irse a casa, donde su madre la esperaba con una gran sonrisa.

      "Aquellos solo era el comienzo de una pesadilla que terminaría pronto."

𝐄𝐥𝐥𝐨𝐬 𝐧𝐨𝐬 𝐮𝐧𝐞𝐧.(𝐌𝐢𝐤𝐞𝐲 𝐱 𝐬𝐞𝐧𝐣𝐮.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora