ÚNICO ─── sucia propuesta.

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─¿No es muy corta la falda? ─le pregunto al chico de cabellos oscuros que me observa desde su posición en la cama a unos pocos metros mientras miro mi atuendo en el espejo de cuerpo entero justo en frente.

Para ser sincera, la idea de hacer cosplay no me era tan atractiva unos meses atrás. No fue hasta que me ví aquella serie isekai que el instinto de fangirl no se había activado en su nivel máximo y para cuando me di cuenta era muy tarde. No me lo había pensado mucho cuando compré aquel pack de accesorio completo de mi personaje favorito. Pero lejos de arrepentirme de aquellos bien gastados 50.000 yenes ─unos 49 dólares aproximadamente─ sentía una enorme emoción.

Sería la primera vez que comprase algo por el estilo. Quería ver qué tal. No podría decir que no me gustaba si nunca lo había intentado jamás. Ya bastantes cosas me había perdido por ese estúpido pensamiento. Esta vez parece que es diferente. O al menos parecía serlo.

Chōsō me había apoyado en aquella faena, lo cual agradecía enormemente. Había admitido luego de una acalorada conversación que se moría por verme haciendo cosplay solo para él. Decía que verme usar un disfraz era una de sus fantasías. Jodido pervertido.

─No, así está bien para mí ─murmuró, parecía perdido en sus pensamientos con la vista aún fija en mi cuerpo enfundado en aquél diminuto traje.

Claro que para él estaba bien. El corto vestido me apretaba en la cintura y el área del pecho pues lo que antes era una copa C ahora parecía ser lo suficientemente grande como para reventar los diminutos botones del frente de aquél trozo de tela azulado. La falda era otra cuestión. A penas cubría mis glúteos y lo que antes parecía una vestimenta aparentemente normal ahora más bien aparentaba ser lo que usaría una súcubo pervertida de uno de esos mangas hentai que mi hermano mayor solía coleccionar. Nunca había usado algo tan sugerente, por suerte mi trasero y mis muslos estaban cubiertos con aquellas pantis oscuras que al menos me ayudaban a tener algo de seguridad con aquél traje puesto.

Definitivamente Layla-chan ─el personaje al que intentaba fallidamente imitar─ no usaba algo así, y a pesar de que recordaba haber pedido la talla adecuada estaba más que segura de que podría haber ocurrido algún error a la hora de envío.

Esto no me favorecía en lo absoluto.

─Mmmh, sigo creyendo que está muy corto ─susurré para mí misma aún mirando mi reflejo en el espejo. ─Tomaré algunas fotos de recuerdo y listo. ¿Quieres que nos tomemos una foto juntos?

Pero no obtuve respuesta de su parte. Extrañada miro en su dirección a través del espejo. Mi corazón bailó alegremente en mi pecho ante la vista. Él aún se encontraba allí, sentado con los codos sobre las rodillas y la barbilla apoyada sobre sus manos.

Solo parecía tener ojos para mí y eso lejos de intimidarme despertaba una sensación agradable dentro de mí.

─¿Chōsō? ─cuando escuchó su nombre pareció reaccionar al fin pero lejos de contestar mi pregunta se levantó repentinamente de la cama y se acercó en mi dirección. ─¿Qué pasa? ─su rostro se encontraba serio, fruncía el ceño y relamía sus labios.

Estaba cerca, muy cerca. Podía sentir su respiración en lo alto de mi cabeza pues el chico que llevaba unos cuantos centímetros por encima. Apretaba las manos, abriéndolas una y otra vez. Sé que se estaba conteniendo de tocarme. Le conocía lo suficiente como para no conocer sus patrones.

Oh, ya sé por dónde iban los tiros.

─Oye, mis padres están un casa y...

─Quítate las medias. ─ordenó interrumpiendo mi vaga excusa.

SUCIA PROPUESTA; Chōsō Kamo ( +18 )  ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora