ONE SHOT 3- Una vuelta más al sol

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Los cálidos labios de Jungkook sobre los suyos despertaron a Taehyung aquella mañana invernal, y lo primero que pudo pensar es en que no podía haber una mejor manera de empezar el día de su cumpleaños. Estirándose como un gatito perezoso, se dejó querer por su amado novio, su piel desnuda bajo la tupida manta dándole todo el calor que necesitaba para lidiar con el frío diurno.

— Buenos días mi amor— susurró Jungkook entre dulces besos mientras abrazaba a su pareja.

— Y tan buenos, ¿te he dicho lo mucho que adoro dormir desnudos? —respondió Taehyung abriendo los ojos con un lento parpadeo, con una media sonrisa traviesa.

— Algo me has comentado alguna vez —respondió Jungkook con ironía—¿Cómo ha dormido el rey de la casa?

— Muy bien, he descansado muy bien. Con muchas ganas de saber qué tienes preparado para el día de hoy.

— Pronto lo averiguarás—respondió Jungkook, acariciándole la espalda desnuda con suavidad— Por ahora, levántate. El desayuno te espera en la mesa. Yo iré en un momento.

Con un gruñido de disconformidad, Taehyung se levantó de la cama y se apresuró a ponerse una bata calentita y sus zapatillas de andar por casa para no congelarse, y arrastrando los pies llegó hasta la cocina de su apartamento. Lo que no esperaba, era encontrar su mesa de comedor llena de una decena de platos con distintas frutas y alimentos, una fuente de chocolate fundido ya funcionando, yogur y...¿unas toallas en el suelo?.

Justo cuando su mente empezó a crear teorías, Jungkook apareció por la puerta con el pelo recogido y completamente desnudo, dejando a Taehyung sin aliento. Lo que su mente le estaba diciendo era demasiado bueno para ser verdad, pero... no. No podía ser, ¿verdad? La ilusión y la expectación debían de verse reflejados en su cara, porque Jungkook simplemente se sentó en el suelo y dejó que fuese Taehyung quien se acercase a él antes de decir nada más.

— Antes de irnos al servicio militar, tuvimos una conversación en la que me dijiste varias cosas que te gustaría probar —dijo Jungkook, tumbándose boca arriba —Sin embargo, debido a lo poco que nos hemos podido ver este año y medio, y la falta de tiempo desde que volvimos con la preparación del nuevo disco y la gira, no hemos tenido tiempo de retomar la conversación.

— Entonces, mi regalo de cumpleaños es...

— Todos nuestros amigos y familia piensan que nos hemos ido de viaje y no tenemos cobertura, y he apagado nuestros móviles. He preparado todo lo necesario para que puedas cumplir con cada uno de tus sueños. Osito... Aquí comienzan las 24 horas más intensas de tu vida, y de la mía —dijo Jungkook, sonriendo con satisfacción al ver cómo, debajo de la bata de su pareja, algo empezaba a levantarse.

— ¿Hay algo prohibido?

— Absolutamente nada—respondió Jungkook—Soy tuyo para usarme a tu placer.

— Dios, me vas a volver loco—dijo Taehyung sin aliento.

— Oh, lo sé...—dijo Jungkook con seguridad—Pero ahora, empecemos con tú primera fantasía: El sploshing. Sobre la mesa hay todo tipo de alimentos para que, literalmente, me desayunes.

— Voy a poder devorar tu tableta de chocolate con... chocolate. Oh, Dios. Oh, Dios cariño, soy el hombre más afortunado del planeta.

Escuchándole riéndose juguetonamente a su espalda, Taehyung preparó un poco de chocolate caliente en uno de los boles y dispuso algunos de los boles en el suelo, junto a Jungkook. Antes de empezar a poner cosas sobre su piel, se permitió unos segundos observar a su pareja. Si ya antes de ir al ejército su cuerpo parecía cincelado en piedra, tras el entrenamiento intensivo el chico estaba aún más grande, perfilando cada uno de sus músculos como si de un libro de anatomía se tratase.

Taekook para leer con una sola mano 🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora