Sara se quedó allí congelada.
Allí estaba su abuelo, dándole la misma mirada que le daba cuando era niña.
Cada vez que la sorprendía a ella o a Jimena en algún plan infantil, haciendo algo que sabían que su madre desaprobaría.
Ella no sabía cuánto había visto u oído.
"Ahora mismo me vas a decir que está pasando"
Esa frase se repetía en su cabeza una y otra vez.
Sarita no estaba segura de cuánto tiempo había estado en silencio pero su abuelo no parecía contento con el hecho.
"Te hice una pregunta Sarita" afirmó el anciano cruzando los brazos sobre el pecho "¿Por qué vengo aquí a buscarte después de que desapareces misteriosamente de tu fiesta y veo a Franco Reyes saliendo del jardín...su ropa hecha un desastre... y como si estuviera tratando de no ser visto"
"Abuelo-" comenzó, tratando de que dejara de acusarle, pero la verdad es que no estaba segura de lo que iba a decir.
"No he terminado" habló Don Martín, su voz llena de frustración "luego unos minutos después...te veo venir desde la misma dirección" continuó, dándole a Sara una mirada decepcionada.
"Abuelo...yo" Ella parecía no poder formular una oración completa o mirarlo a la cara.
"Y antes de empezar" habló Don Martín "acuérdate que me decepcionaré mucho si tu de todas personas-me mientas"
Sarita respiró hondo.
Podía ocultar cosas a cualquiera menos a su abuelo.
Él era la única persona que siempre había estado ahí para ella.
Desde el momento en que ella nació, él había estado allí.
Cuando estaba creciendo y sentía la obligación moral de estar siempre ahí para su madre, él la llamaba a su habitación y se sentaba allí con ella jugando ajedrez y le explicaba por qué esa no era su responsabilidad.
Él la instaría a vivir su propia vida y no preocuparse tanto por los efectos que tendría lo que hiciera en los demás.
"Vive tu vida" le decía.
Quizás ella lo había tomado demasiado literal.
"Um...hace un par de meses...cuando Franco y sus hermanos empezaron a trabajar aquí" comenzó, tomando aire para calmar sus nervios "mamá estaba de viaje y un día...salí al jardin y me encontré con Franco" continuó Sara, tratando de mirarlo a los ojos para calibrar lo que estaba pensando "empezamos a hablar"
Don Martín había abierto la boca para decir algo pero se había quedado en silencio.
Eso no era lo que esperaba oír.
Había visto a Franco salir del jardín.
Había visto su apariencia desordenada y su nerviosismo cuando la enfrentó y, sin embargo, había imaginado todos los escenarios excepto ese.
"Después de eso, empezamos a salir...nos reuníamos en el jardín y pasábamos tiempo juntos ...Empecé a tener sentimientos más profundos por él...Quería estar con él" continuó Sara.
Permaneció en silencio durante un largo período de tiempo... sin saber qué decir.
Estaba teniendo un conflicto interno.
Don Martín sabía cuánto se preocupaba Sara por su mamá; cómo ella siempre había antepuesto sus necesidades a las suyas.
No quería disuadir de vivir su propia vida por una vez... pero por otro lado, estaba preocupado.
Tuvo algunas interacciones previas con los dos hermanos mayores pero no muchas con Franco.
Por lo que había visto, Franco era bastante callado, más reservado que sus hermanos, pero nunca antes había hablado con él uno a uno.
No sabía si podía confiar en él.
Y ahora especialmente no lo sabía ya que acababa de ver sus interacciones con Eduvina Trueba.
¿Qué hacía alguien tan joven con alguien mucho mayor que él?
No conocía personalmente a Eduvina Trueba pero sabía lo que había oído de otras personas...
"Mira Sarita" habló después de un largo rato "No te voy a decir lo que tienes que hacer porque entiendo que ya eres mayor" continuó escogiendo sus palabras con mucho cuidado "pero necesito que por favor tengas cuidado"
Sara sintió que le quitaban un peso del pecho.
Si había algo que no habría podido soportar, era que su abuelo estuviera enojado con ella.
"No conozco a Franco Reyes así que no puedo juzgarlo... pero por favor entiende que no puedes ocultarle esto a tu madre para siempre"
"Entiendo abuelo...pero por favor dame tiempo" le suplicó Sara arrodillándose frente a su silla de ruedas, colocando sus manos sobre su "Yo lo quiero".
"Te voy a dar tiempo Sarita pero recuerda... la verdad siempre sale a la luz", continuó antes de girar su silla de ruedas para dirigirse hacia la puerta principal.
Sarita lo vio desaparecer dentro de la casa antes de ponerse de pie y secarse una lágrima que había bajado por su mejilla.
Había pasado por tantas emociones ese día y si iba a volver a entrar, necesitaba asegurarse de que su madre no le pareciera sospechosa.
-
Después de darse un tiempo para recuperarse de la conversación con su abuelo, volvió a la fiesta.
"¿Dónde has estado?" habló Gabriela, caminando hacia ella con una expresión de enojo en su rostro.
Sara no estaba segura de qué decir pero claro, su mamá nunca fue de las que le daban a nadie la oportunidad de defenderse "Hay algunas personas que quieren decirte feliz cumpleaños" continúa Gabriela, empujándola en una dirección diferente.
El resto de la fiesta transcurrió sin grandes acontecimientos.
Ella era cordial y amable con todos los que su mamá la acercaba, pero en el fondo estaba preocupada.
Sabía que su abuelo le había prometido darle tiempo para darle la noticia sobre ella y Franco a su madre, pero en realidad no sabía cómo le iba a decir sin que su quisiera matarla.
Quería pensar que su mamá se preocupaba por ella lo suficiente como para aceptar a la persona que la hacía feliz pero en realidad sabía que no iba a ser tan fácil.
Ver la forma en que su madre había reaccionado ante Jimena y Oscar lo había hecho bastante difícil.
Nunca había visto a su mamá tan desconsolada o tan enojada como cuando se enteró que Norma iba a dejar a Fernando, quien en la cabeza de su madre era el "marido perfecto".
Pero Sara no era idiota, había visto a su hermana llorar por el hecho de ser tan infeliz en su matrimonio una y otra vez pero, por supuesto, su madre estaba ciega ante el dolor de su hija.
¿Estaba realmente tan ciega para creer que su madre iba a aceptar sus sentimientos cuando ella había rechazado tanto la idea de dejar que su hermana viviera la vida que habían elegido?
-
Esa noche, cuando la fiesta finalmente terminó, Sara se acostó en su cama pensando qué hacer.En ese momento, después de pensar en todas las opciones posibles, decidió que era tiempo para sincerarse con su madre.
La mañana siguiente iba a cambiar toda su vida.
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𝐔𝐧 𝐬𝐢𝐦𝐩𝐥𝐞 𝐩𝐞𝐨𝐧
FanficQue si Sara y Franco se enamorarán mientras el trabajaba en la hacienda? Podía cambiar el rumbo de esta historia?