gemidos de amor

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(AU: -El sonido de un gemido que cambió la ruta de la noche. Una noche inolvidable.)







-Aaaaah! Que sueño por Dios!...sólo quiero ir a dormir junto a mi amorcito.- Soltó con cansancio la ultima frase, caminando como un indigente en la calle, buscando la habitación para irse a acostar.

Hoy no había sido el mejor día de su vida, pero tamoco fue el peor, simplemente hoy habían surgido una cantidad ambigua de problemas que se volvían peor que dolor de columna si los dejaba perecer más tiempo. Asi que la mayoría de su tarde se la pasó resolviendo sus propios problemas pero no podía sacarse a aquel hombre que era esclavo, Carlos Gardel, la belleza de Afrodita personificada en el ser humano.

Aquel hombre tenía un caracter tan amable y lindo con los demás que era dificil de buscarle puntos negativos, y llamarlo careta no era una opción. Su cuerpo era delgado y su piel blanquecina combinaban perfectamente con su belleza, y su voz...tan dulce como la miel y tan suave como el algodón. Todo en él era perfecto, cada acción o andar en él le parecía lo más perfecto que pudo haber visto en su vida.

Llegó al cuarto esperando ver a su marido despierto, esperandolo a él mientras leía en la comodidad de la cama con la pequeña lampara a su costado pero lo único que vio dentro de la habitación fue el cuerpo pequeño de su marido durmiendo entre las sabanas con las cortinas corridas de la ventana, dejando que los rayos de la luna impacten contra él y asi darle una aura más hermosa.

Cuando tuvo el impulso de ir y acostarse en la cama junto a su marido para poder descansar oliendo el perfume de rosas de éste, al levantar las sabanas un pequeña corriente de aire chocó contra la espalda de Gardel, causando que en respuesta un gemido ante la repentina entrada de aire contra su espalda.

Rodrigo pudo escucharlo, y al momento de hacerlo se quedó estático como una estatua de marmol. El gemido fue tan sencillo y suave que hizo a Rodrigo mirar a Gardel, quien se encontraba dormido todavía, encontrandose que dormía con una de sus remeras quedandole grande y unos boxers que resaltaban sus muslos y...

-Mmm...-

Otro gemido más, por culpa de otra mini rafaga de viento contra la sensible piel. Rodrigo estaba tratando de controlarse en ese momento, pero su respiración empezaba a volverse más pesada y errática. Queria poseerlo de una forma inimaginable, fenomenal, que la gente diga que era un sexopata. No le importaba.

-Ro...mmm-

Y con eso la gota de cordura hizo que el vaso rebalzara.

Se metió entre las sabanas rápidamente y abrazó a su marido por la cintura, pegandose hacía él cual chicle al pelo. Sintió como su miembro crecia debajo de su pantalón, doliendole, asi que sin ya suficiente autocontrol, empezó a frotarse desfrenadamente contra el cuerpo de Gardel quien ya no respondía con gemidos.

En la mente de Rodrigo, el escenario era diferente con respecto a su llegada. Mucho más diferente, pero tampoco se quejaba de esta ruta que había tomado, mientras que sea con su amado no le importaba su cansancio en ese momento, solamente el mismo hecho de complacer a Gardel y a él mismo, por supuesto.

Seguía frotandose contra él cuerpo de su contrarío, sediento de poseerlo de una sola vez y poder reclamarlo como suyo de una sola vez mientras se imaginaba las distintas formas en las que podría hacerlo y aun asi no serían suficientes si aun asi otros hombres se le acercaban a tratar de conquistar su corazón perteneciente a otro.

-Aah...-

Gruño Rodrigo de forma gurutal al sentir como su miembro queria liberarse de inmedianto de las ropas que lo cubrían, asi que sin pudor alguno, se bajo todo a la vez liberando así su erecto miembro que liberaba ya su liquido preseminal de la punta hasta la base, que funcionaba como un lubricante natural. Se volvió a pegar a Gardel pero esta vez bajó los boxers que llevaba puesto dejando a la merced de cualquiera su culo, redondo y firme.

Rodrigo mordió su labio inferior, tragando saliva en el proceso. Ya no había palabra o descripción que dijera como sentía en ese mismo instante, pero lo más cercano a sus sentimientos era: "te voy a dejar peor que parapléjico".

Se posicionó encima del mayor y se puso entre sus piernas, con su miembro deseando entrar de una sola estocada y asi liberarse como un toro. Su rostro sonrojado y sudoroso era muestra de que empezaba a descontrolarase y a perder la razón que se le dió. Miró con deseo la entrada de su amante, y cual perro hambriento, bajó su cabeza hasta el conjuto de anillos lamiendolos sin previo aviso y sacandole otro par de gemidos esta vez más altos que los anteriores.

Las lamidas que Rodrigo daba eran tan precisas que simulaban severas embestidas, causandole a Gardel suspiros y jadeos, quien todavía seguía en un sueño profundo pero con sus sentidos al cien. Rodrigo notó como Gardel aumentaba sus gemidos cada vez más, asi que decidió aumentar la velocidad de las lamidas causandole más gemidos y espasmos continuos.

-Ro...-

Rodrigo con cada lamida dejaba pequeñas cantidades de saliva en la entrada de Gardel que funcionaría como lubricante cuando el miembro de Rodrigo este por entrar en la entrada del mayor, quién suspiraba con cada lamida.

Amaba escucharlo gemir de forma descontroladamente suave, lo hacía sentir tan dominante y con poder encima de Gardel. Y con unas cuantas embestidas más con su lengua y vió como el más bajo se corría con un sonoro gemido. Sonrió por tal acción. Era tanta la excitación en su cuerpo que sin importarle mucho ya la preparación de su marido, entro de una sola estocada en él. Soltó un gruñido gurutal, era tan estrecho y mojado...y tan brutal!

No pudo contenerse, nunca puede.

Emebestidas desesperadas y furiosas eran las que daba Rodrigo, abusando del agujero de su marido quien gemía de una manera diferente...más real.

-Rodrigoo...justo ahí.- Estaba despierto.

Al menor se le reinició todo el cuerpo, se quedó estático unos segundos pero el agarre en su brazo lo hizo salir de su mini trance a causa del shock del momento.

-Si te detenes ahora, no penses que vas a tener otra oportunidad para tocarme...-

-Entonces hay que aprovechar esta.-

[...]

-Aaah!! Rodrigo!..-

Gardel estaba en cuatro, sintiendo como la virilidad del menor entraba de forma brusca, rápida y feroz. Rodrigo agarraba por el cuello a Gardel aplicando un poco de presión transmitiendo su sentimiento de poder dominante sobre el más bajo.

-Te...encanta, no?...Que te tenga asi de sumiso, como una puta...-

-Rooo..! Mmm..-

Cada embestida golpeaba el punto dulce de Gardel, quien gemía descontrolado cada vez que golpeaban ese punto. Lo iba a partir en dos en algún momento, él lo sabía, pero no le dijo que bajara la velocidad con la que lo estaba cojiendo...era una manera maravillosa.

-Ro! Yo...-

Dos embestidas certeras, solamente dos embestidas fueron necesarias para que Gardel se corriera, liberando el esperma sobre su pecho y las sabanas. En cambió Rodrigo necesitó cojerlo por 10 minutos más para liberarse. 10 minutos en los que Gardel mordía la almohada para no gritar del placer.

-ah...ah...Hijo de puta que sos. Te amo-

Rodrigo sonrió ante esas palabras.-Yo también te amo gordo...-

Ambos se acostaron, abarazados, enredando sus brazos y piernas con los contrarios. Hubieran dormido tan tranquilamente despues de tal noche de pasión si tan solo...

-Aguantas otra ronda gordi?-

Gardel no se negó.

||pendejo desubicado. -•- Rodridel.♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora