cielo del éxtasis

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(AU: —El descontrol de una reunión de angeles que aparentaba ser normal...)




—Ufaa...realmente es necesario ir a una reunión angelical? Lo menos que somos es ser santos. Menos Rodrigo.- Habló Cerati mirando a Rodrigo de forma juzgadora mientras fruncia el ceño.

—Y VOS TAMPOCO HABLES, EH! En cualquier momento sube Charly y vos lo menos que vas a hacer son cosas santas!- Alzando la voz hacia Gustavo, lo señaló de manera furiosa mientras mostraba sus colmillos.

—Aaah...nunca más invito a Rodri a nuestras juntadas, se calienta muy rápido el pibe.- Miró Belgrano hacía la escena que se estaban armando ambos menores, quienes se gritaban uno a otro cosas que serían normales si estuvieran en la Tierra.

—Meh...cuando estás viviendo como 5 años con él te acostumbras rápido a su vocabulario vulgar.- Se sumó Gardel a la conversación mientras se cebaba un mate sin mirar; conocía a la perfección los gestos y palabras que Rodrigo estaba haciendole a Gustavo en ese momento.

—Y OJALA TE METAN UN PALO POR EL OR- MMHHH!...Mm?-

—Rodrigo. Callate un poco la boca antes de que te meta el palo por el culo a vos.-

El aura autoritaria y seria de San Martín hizo callar a Rodrigo, poniendole su brazo en la boca y haciendo presión. Ante esta situación, Gardel no hizo nada, pensaba que su marido se lo merecía totalmente.

Rodrigo, por su parte, empezó a patalear de un lado a otro, moviendo sus alas de un lado a otro en forma de protesta ante las acciones del mayor quien no lo soltaba incluso después de tanta pelea y resistencia. Rodrigo empezó a sudar y temblar por el severo miedo que le generaba tener a San Martín tan cerca; el olor de su perfume a ron y rosas lo debilitaba mucho aun estando lejos del cuello de éste.

[...]

—Gordooo! ¿Por qué no me ayudaste?! Sanma me pegó tremenda trompada en la cara!- Replicó con un berrinche el peliazul, tomando del chaleco al más bajo quién no lo miró pero que tenía una cara de incomodidad y pena ajena.

—Vos te lo buscaste. Nadie te mandó a putear hasta el alma a Gus.-

—Él empezó! Yo estaba tranquilo durmiendo entre las nubes!- Admitió alzando la voz como cachorro enojado.

Gardel sólo suspiro mientras tomaba la mano de su marido para ir a sentarse alrededor de la larga mesa donde ya se encontraban los demás angeles pertenecientes al cielo argentino, como ser Spinetta y Cerati, quienes estaban bastante pegaditos, San Martín charlando con Rosas y Belgrano hablando tranquilamente con Güemes.

—Y en todo caso ¿Para qué joraca es esta reunión de todas formas? Se supone que no somos como los querubines o serafines importantes.- Preguntó con desconcierto mientras fruncia levemente el ceño y se sentaba al lado de su amorcito.

—Es para seguramente para algún recordatorio mensual o la llegada de algún nuevo angel. Seguramente va a tardar un rato pero vos no te hagas drama, estoy acá igual yo.- Apoyó la mano sobre el cachete de Rodrigo, acariciandolo suavemente con su pulgar la piel tostada.

Al peliazul lo tomó por sorpresa pero rapidamente se quedó embobado con el delicado toque sobre su mejilla. Sentía como todo el amor de Gardel se transmitía hacia su cuerpo como la electricidad al cobre, erizando su piel al igual que su...

—Ah?...puta.-

Miró hacía abajo, en dirección de su pantalón viendo como un bulto medianamente notorio se marcaba en la tela de la prenda, exigiendo su libertad atraves del dolor que le empezaba a causar ésta reacción a causa de unas simples caricias.

Gruño por lo bajo, no queria que su esposo se diera cuenta de su problemon que tenía alli abajo. Decidió guardar silencio lo más que pudo y apoyó la mano derecha sobre la tela de su pantalón, y con la otra la posó suavemente sobre el muslo de su marido, acariciandolo por la parte interna.

Un grande Rodrigo, que no quiere ser descubierto pero insitaba a su marido a que lo mire mientras se masturba, indirecramente, obvio. En una reunión. Donde posiblemente alla cientos de angeles. Preguntandose porque Rodrigo está moviendo su cuerpo de atrás para adelante.

Y por el éxtasis que se acercaba cada vez más, y la adrenalina que corría por su cuerpo entero al querer hacer algo tan...no santo, le causaba que ese éxtasis principal se apresurara a correr sobre él. Y aun asi siguió intentando que Gardel lo mirara y haga algo, mientras que él seguía masturbandose sobre la tela del pantalón.

—Quedate quieto amor, ya enseguida va a empezar laa...-

Y porfin lo vió.

Vió como el menor tenía un tremendo bulto entre sus piernas,y también veía como éste se masturbaba sobre la tela haciéndolo soltar gemidos casi inaudibles. Sus mejillas rojas por el calor de su cuerpo lo delataban minimamente, y sus dientes mordiendo su labio inferior.

—...Hmm.-

Gardel miró de manera neutra a Rodrigo, como diciendole con la mirada "...Justo ahora? Enserio?" y le pellizco en la parte interna del muslo a lo que Rodrigo soltó un gruñido y lo miró con suplica de que lo ayudase con su problema. Gardel suspiró y miró disimuladamente a sus alrededores para que no los viera nadie.

—¿Por qué siempre tenes que tener estos problemas en público?...Esta es la última vez que hago esto con vos, entendes? La próxima vez ni suplicando a los santos te voy a ayudar...- Le susurró el mayor en su oído, mirándolo de forma dominante con un pequeño sonrojo en sus pomos.

Rodrigo asintió mientras un escalofrío recorría su espalda entera. Escuchar a su marido asi le hacía sentir tan extasiado y también que su amiguito crezca más.

[...]

—Mmph...!-

Rodrigo no podía aguantar más, el ritmo en el que la mano de Gardel se movía sobre su miembro, tan suave, hacía que tuviera que apoyar su frente sobre la mesa y cubrir con una de sus manos su boca para evitar que los gemidos los delataran y sean sancionados por la realización de actos impuros en frente del público.

Gardel sabía como disimular almenos, estando con una expresión neutra mientras que los demás angeles conversaban entre ellos y no les prestaban mucha atención. El ritmo de su mano incrementaba cada vez más haciendo que a Rodrigo se le hiciera cada vez más dificil ocultar sus gemidos que salían de sus labios, rojos por tanto morderselos al tratar de ocultarlos.

—Gordo...baja un toque...la velocidad- Mmph!-

—Deja de hacer berrinches por favor. Todavía que te estoy ayudando cuando no debería, me hablas solo para quejarte de eso.-

—Carlos...-

Gardel lo miró de forma seria, no le gustaba mucho que lo llamaran por su nombre, asi que en respuesta a lo dicho por el menor sacó su mano del miembro de Rodrigo haciendo que éste soltara otro gruñido en reacción. El peliazul miró de forma suplicante al más bajito, pero lo único que recibio de su parte fue una expresión de decepción y el constante movimiento de negación que hacía con su cabeza.

—Areglatela vos ahora...-

El más alto gruño ante las palabras de su marido. Lo tomó por el cuello de la camisa y acercó su rostro contra el del más bajo.—...Vos, putita...despues de esta reunión no te salvas del partidon de culo que vas a recibir...-

Gardel lo miró desafiante, pero por dentro se estaba muriendo de la excitación por lo dicho.

—Aja...ya vamos a ver eso.-

||pendejo desubicado. -•- Rodridel.♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora