III

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Poco antes que las chicas comenzaran su vida universitaria, Rosé le compró un escritorio a su hija para que no tuvieran problemas con estudiar. Danielle antes no era mucho de estudiar, pero ver a Haerin hacerlo al menos una hora al día después de clases, ella lo comenzó a hacer para poder acompañarla sin molestarla.

Pero ahí iba otra vez, las palabras de Hanni atormentando sus pensamientos, esta vez siendo acompañado con los de sus otros amigos.

Se llevó el lápiz a la boca y se apoyó en su brazo para mirar a su hermosa novia estudiar. Ya le había contado sobre lo del proyecto, fue lo primero que le dijo ese día y antes que Danielle pudiera decir algo, se sentó inmediatamente a estudiar para así evitar cualquier tipo de catástrofe. Dani, sin levantarse de su silla, se acercó para colocarse al lado de Haerin.

—¿Qué haces?—preguntó Danielle al ver que el cuaderno estaba lleno de rayones.

—No sé dé que tema hacerlo—suspiró.

—Pensé que pensarías en alguna película—Haerin la miró a los ojos con asombro—¿Qué?

—¿Debería de hacerlo de eso?

—Es un tema que te apasiona, seguro con esa emoción podrás dar una gran presentación.

—¿Tú crees?—Danielle afirmó con la cabeza y miró como anotó el tema y a los pocos segundos, el nombre de una película de Disney. Sonrió al ver que Haerin volvía a lo suyo, le dio un corto beso en la mejilla y volvió a su lugar.

Agarró su lápiz y miró su computadora que contenía un documento investigatorio de filosofía moderna. Se recostó en la silla y volvió a ver a Haerin e hizo un puchero. Cuando comenzaron a salir, ambas vivían por separado en el mismo lugar para poder aprobar los últimos exámenes. Para Haerin le era muy importante estudiar y no la quería interrumpir. Cuando comenzaron las vacaciones, no había forma de estar separadas. Tuvieron un par de citas en el centro comercial donde Danielle le compró muchas estupideces que Haerin en ese momento lo tenía en su escritorio como adorno. Cuando no salían, se la pasaban juntas en la cama, abrazadas, viendo alguna serie o película. Era lindo hasta que se colaban sus dos amigas.

Por eso ya quería que cerrara al computador para así poder hablar mientras están abrazadas. No sobre el tema de tener relaciones, no, eso era algo que ella misma le había dicho que la esperara. El contacto físico aún le era un tema para ella, temía que notara alguna marca antigua y que eso arruinara el momento. Danielle aún tapaba hasta la cicatriz del codo por tirarse del auto de su padre en movimiento.

El tema que le asustaba era lo de Niki. Ya había visto un poco de ese chico en el bar. Era amable, atento y hasta lindo. No sabía de la orientación de Haerin, ya que nunca lo creyó importante, pero si le gustaba uno de los Spider-Man, al de Narnia y a miles de actores masculinos que no recuerda como se llama, era porque le podría gustar un hombre ¿No?

Su marea hizo que no pudiera leer ni una línea de lo que debía de estudiar.

Ese chico se iba a acercar para ser su amiga, eso ya lo tenía más que claro, ya que en el bar le pregunto como podría ser amigo de Haerin. Danielle le respondió sin siquiera dudarlo, le encantaba la idea de que tuviera más amigos, eso le iba a servir en su tratamiento psicológico. Ese chico simpático que escuchó con atención los consejos de Danielle, era la persona adecuada para que Haerin comenzara a tener una vida social estable.

¿Y si era mejor que ella? No, no estaba celosa, solo insegura.

Ese chico compartirá cada clase con Haerin, cuando le tuviera confianza; comenzaran a hablar de lo que estudiaban, luego de cosas en común, después de otras cosas, en el momento que hablaran de ranas o gatos, Haerin no iba a parar de hablarme en ningún momento y apenas iba a pasar tiempo en casa y cuando llegara lo haría para dormir o para estudiar. Danielle aguantó la respiración y trató calmarse. Haerin la amaba, eso no cabía duda, tenían una química fantástica que hasta sus madres decían que iban a hacer dieta para verse bien en su boda.

—Iré a bañarme—susurró, necesitaba ordenar sus pensamientos.

Haerin pareció que ni siquiera la escuchó.

Se levantó de su silla y con el pijama entre sus manos, fue a la bañera. Podía escuchar a las mayores ver su telenovela en el primer piso y a Rosé quejándose de la decisión de uno de los personajes. Entró al baño y soltó un largo suspiro.

Se desvistió, se dio una corta ducha y luego comenzó a llenar la bañera. Cuando este se terminó de llenar, detuvo el agua y hundió completamente su cara. Quería que ahogar sus inseguridades, no quería que fuera un problema más en su cabeza. Las parejas suelen terminar, eso es algo normal, su madre ha terminado muchas veces con Jennie. Si Haerin tenía algún otro interés iba a dejar que lo disfrutara, no le gustaba la idea de forzar algo. Eso iba a arruinar las cosas y solo quería tener buenos recuerdos de Haerin y quería ser los buenos recuerdos de ella.

Sacó la cara del agua y soltó todo el aire que contenía. Sentía que estaba exagerando, aunque su psicóloga le decía que nunca debía de pensar en eso, ahora le era inevitable. Siempre tuvo problemas con gente que ya conocía, antes hasta le daba inseguridad recibir amor por parte de Felix. Le incomodaba cada mínima muestra de cariño de cualquier forma. No sentía eso con Haerin, disfrutaba cada abrazo, acto y palabra. Y ahora era la primera vez con ella que se sentía insegura.

Había leído un poco de eso en lo que debía de estudiar, pero ni siquiera terminó de leer esa parte. Soltó una corta risa ¿Desde ahora siempre iba a comparar las vivencia con lo que estaba estudiando? Esperaba que eso la ayudara con sus problemas.

Agarró aire para volver a hundirse, pero escuchó que alguien tocó la puerta.

—¿Puedo pasar?—escuchó a Haerin. Miró el agua y se dedicó a tapar bien su cuerpo con la espuma.

—Sí.

Había traído una toalla para colocarla en el suelo y sentarse cerca de la bañera, dándole la espalda para que tuviera su privacidad. Ambas recordaron con mucho cariño que ahí fue donde se comenzaron a hablar y al igual que ese día, la presencia de Haerin hizo que toda se fuera toda la marea de Danielle.

—¿Puedo pedirte un pequeño favor?—preguntó Haerin después de un tiempo.

—¿Qué?

—¿Puedes evitar irte mientras estudio?, o al menos mientras hago este proyecto—se dio vuelta para mirarla a los ojos. La mayor se tensó al ver sus ojos llorosos—. Me da miedo, muchísimo, y me da más miedo hacerlo a solas. Tu presencia me recuerda que he mejorado y cuando te fuiste sentí que me ahogaba.

—No me volveré a ir, perdón—Haerin negó con la cabeza.

—No lo sabías, ni yo lo sabía como para pedírtelo antes. Además, no te daré derecho a pedirme perdón ante nada, no sabes lo feliz que estoy de conocerte.

—Lo mismo digo—Haerin sonrió con timidez— ¿Puedo reservar la conversación de esta noche para dedicarme a decirte lo mucho que te amo?—Haerin negó con la cabeza.

—Yo ya había pensado en reservarlo para dedicarme a besarte, te extraño mucho en la universidad—Danielle ocultó su sonrojo en el agua ¿Cómo es que Haerin podría decir esas cosas con tanta ternura?—Llevamos ya 4 meses ¿Vas a sonrojarte así cada vez que te bese?

—¿Tienes algún problema con eso?—dijo al sacar su boca del agua.

—Mi problema es que te ocultes. Yo dejo que me veas sonrojada ¿Por qué yo no puedo disfrutar lo que provoco?—pestañeó dos veces seguidas y Danielle puso su mano en su corazón, estaba muy acelerado.

—Si lo hago, comenzarás a provocarlo más y me vas a matar por—Haerin se levantó su lugar y se aceró a Danielle para interrumpirla con un cálido y largo beso—Adoro que hagas eso—susurró.

—Te esperaré en la cama—dijo al alejarse.

Danielle miró como cerró la puerta y se tapó la cara con sus manos. No podía creer lo mucho que le gusta Haerin. Con Niki no iba a lograr a llegar a ese punto ¿No? Pensó con egoísmo que, a pesar de dejarla y emocionarse de que haga amigos, se negaría a dejar que alguien más conociera esa parte coqueta de Haerin. Ella quería ser la única que sintiera que se iba a morir de ternura.  

Attention [Daerin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora