Mato Seihei no Onmyouji

Prólogo

Lo que parecía ser un día normal de repente se convirtió en un infierno.

Las llamas brotaban de un pueblo mientras los pilares de humo negro se alzaban en el oscuro cielo.

"¡Ayuda!"

"¡Alguien-"

"Por favor..."

"Mamá..."

Los gritos llenos de miedo, dolor y todo tipo de emociones negativas rezonaban por toda la destruida ciudad.

Cientos de monstruos abominables devastaban la ciudad mientras devoraban y despedazaban cualquier ser vivo a su vista.

Entre las llamas un pequeño niño caminaba con tropezones mientras sus ojos, fijos al suelo, estaban ausentes de cualquier brillo.

Ignorando los gritos de ayuda y dolor a su alrededor, el niño continuo caminando sin preocuparse ni por el mismo.

El dolor ardiente invadía su cuerpo mientras sentía su piel quemarse por las llamas y sus pulmones calcinados por el humo qué entraba en sus fosas nasales.

Su cabello negro estaba ensuciado de polvo y sangre mientras su piel blanca estaba llena de manchas rojas y quemaduras por todas partes.

Siguiendo su caminata, sin percatarse qué todos los sonidos de los alrededores se detenían, el joven no se dio cuenta de que algo se acercaba a su posición.

*Crack*

El suelo se agrieto cuando decenas de criaturas monstruosa de gran tamaño lo rodearon y lo miraban como si de un simple pedazo de carne se tratase.

El niño, viendo esto, ni siquiera pestaño mientras sus ojos rojos sin vida miraban a casa criatura.

Quedándose en el lugar, ya se había resignado a su destino desde hace tiempo, por lo que su reacción fue vaga o simplemente no existía.

Sin siquiera poder utilizar sus brazos por el simple hecho de que habían sido devorados por esas criaturas de pesadilla, el niño ya no tenía razón ni motivación para morir.

Pero parecía que ese día no sería el ultimo en su vida...

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[Actualidad]

"¡Emiya! ¡Oi, Emiya!... ¡Despierta!"

Un objeto blanco y pequeño voló hacía el cuerpo de un adolescente con la cabeza recostada en la mesa, impactando contra su cabeza.

"Ay..."

El chico, al sentir el impacto contra su cabeza, levanto esta con los ojos desenfocados por el sueño y miro alrededor.

"¿Dónde estoy...?"

"¡En la escuela! ¡Ahora deja de dormir!"

Mirando hacia la fuente del grito vio a un hombre de mediana edad mirándolo con venas en su cabeza.

En ese momento el joven se dió cuenta que el objeto que lo había golpeado era una tiza lanzada por el profesor.

"Ah... Me quede dormido otra vez... Perdón, sensei."

"¡No quiero tus disculpas! ¡Mantente despierto aunque sean 10 minutos!"

'Lo siento, tu clase es muy aburrida.'

Obviamente no iba a decirle eso al enojado profesor de historia delante de el o podría terminar en medio del pasillo, o en el peor de los casos, expulsado.

Lamentablemente esta no era la primera vez que pasaba esto, ni parecía ser la última.

Pero, ¿Puedes culparlo? ¿Para que necesita saber sobre personas muertas y sucesos qué ocurrieron hace más de un siglo? ¿Siquiera sirve para algo?

Pero al final del día, no podía hacer nada más que prestar atención a las aburridas clases.

'Aguanta un par de años más, consigue una guapa y amable esposa, un trabajo estable y vive una vida tranquila... Si, es el mejor curso de acción.'

En este mundo donde los hombres se encontraban al final de la cadena alimenticia, no se podía hacer mucho.

Un mundo donde las mujeres conseguían habilidades sobrehumanas por comer una fruta, mientras qué los hombres no. Bueno, obviamente no sería algo bueno para este último.

'Simplemente mantente en el final de la fila y todo saldrá bien.'

*PAM*

Otro golpe resonó en el salón de clases cuando un libro aterrizó en la cabeza del chico pelinegro, quien se sobo la cabeza con dolor.

"¡Emiya, ¿Otra vez estas dormido?!"

"No señor, solo estaba pensando en lo grandiosa y curiosa qué es esta clase."

"¿Oh? ¿Es así? Entonces no tendrás problemas si respondes algunas de mis preguntas sobre la clase ¿Verdad?"

El joven de apellido Emiya solo pudo sudar profundamente.

"Hace un bonita día hoy ¿No?"

"Emiya..."

A este paso Emiya se preocupa que su maestro termine con un derrame celebrar o una vena explote.