Amor

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Desde que rescató a Sam del infierno ambos adquirieron un tipo nuevo de conexión, incluso sin el alma del beta, el omega fue capaz de enlazarse a si mismo con Sam. No diría que de la misma manera que con Dean, pero si de forma muy similar. Después de todo, la conexión con Dean era algo que solo podía tener con un protegido, mientras que la que tenia con Sam era por elección propia.


Y ese enlace con Sam fue solo el inicio de algo, solo fue un pequeño conductor para lo que vino después, algo más grande, más profundo. La amabilidad de Sam, los pequeños detalles que tenia con Castiel, todo esto fue interpretado por el inexperto ángel como un cortejo; y aunque Sam no lo había hecho con esa intención, tampoco rechazo los avances del ángel por lo que en muy poco tiempo ya estaban iniciando una relación sentimental.


La relación estuvo llena de sonrisas y toques tiernos, el respeto era algo fundamental y nunca tuvieron una sola pelea, lo que hacia que su cuerpo se fuera infectando más y más con eso llamado amor.


Ambos se encontraron felices y plenos al punto en que una soleada tarde de primavera, cuando ambos estaban exhaustos después de una cacería, Sam se arrodilló ante Castiel y con toda la devoción del mundo dejó que la propuesta saliera de su cabeza en forma de oración; al principio Castiel parecía confundido, como si el concepto de casamiento fuera totalmente ajeno a él, pero conforme su mente retrocedía miles de años y recuperaba los innumerables casamientos que presenció, su rostro comenzó a adornarse con una suave sonrisa.


—Por supuesto que me gustaría casarme contigo, Sam. —Respondió el omega mientras tomaba la mano del beta y lo levantaba para darle un ligero beso. Sus labios se unieron en una promesa, una promesa hacia el gran amor que se tenían.


Darle al resto de la familia esta noticia no fue difícil, Dean pareció un poco melancólico al inicio, pero rápidamente sonrió y los felicitó a ambos. Jack por su parte no comprendió por completo el concepto de “Boda” pero aun así se emocionó e imitó a Dean dándoles dos grandes abrazos a los recién comprometidos.


Castiel se sentía contento, siempre pensó que como ángel nunca encontraría el amor ni nadie con quien pasar la eternidad, después de todo, los ángeles no tienen destinado. Pero Sam lucho contra toda creencia de Castiel y se logró abrir paso hasta el punto de enamorar al ángel más rígido del cielo. Ambos se habían perdonado todo aquello que habían hecho, la sangre de demonio, la quebrantación del alma de Sam, todo aquello solo era parte de un recorrido para llegar a algo mejor, a ellos dos juntos; pero al igual que todo, esta relación no era perfecta.


Castiel no había querido mencionarlo ya que no es alguien afán de lo sexual, pero con el tiempo se estaba haciendo obvio que el y Sam nunca habían tenido sexo, ni siquiera había habido una insinuación de hacerlo. Esto no tenía exactamente frustrado a Castiel, él jamás había estado con nadie y es por ello que no tenía el latente anhelo de. Sin embargo, durante sus celos siempre se preguntaba porque Sam nunca lo tocaba, sabía que Sam sentía atracción sexual entonces… ¿tal vez solo no quería a Castiel?


¿O tal vez Castiel estaba sobre pensando esto debido a la influencia de la cultura popular? Era difícil de decir.


Lo que sí se podía decir con certeza es que ambos estaban enamorados, por lo que lo sexual inmediatamente quedaba relegado a segundo plano. Después de todo, Sam siempre había sido tierno y cariñoso durante su relación así que Castiel estaba feliz, y no debía ser diferente porque estaban a solo unos pocos meses de la boda. La fecha ya se había fijado, al igual que los invitados, el lugar de recepción, los padrinos, las damas de honor y algunos detalles menores de la boda ; solo faltaba la luna de miel, el vestuario y las elecciones de cena y pastel, estas últimas a cargo de Dean y Castiel.


—¿De verdad crees que sea buena idea invitar a Crowley a la boda? —Preguntó Sam sacando de sus pensamientos a Castiel.


—Él ha sido un valioso aliado y prometió no causar ningún incidente. —Respondió Castiel.


Sam no parecía seguro de eso, pero tomó la mano de Castiel y dijo —Esta bien, además nada podría arruinar ese día.


Castiel sonrió suavemente y dejo que Sam llevara sus manos entrelazadas hasta sus labios. Sam siempre tenía este tipo de muestras de afecto que, aunque parecían pequeñas, doblegaban el corazón del ángel.


—Entonces estamos de acuerdo en que tú y Dean irán a probar las cosas para la cena ¿cierto? —Cuestionó Sam.


—Si, creo que es prudente que no te saturemos con la planeación de la boda, así que si no te molesta puedo ir con tu hermano a ver los preparativos.


Sam se rio. —No diría que me “saturan” pero Dean es la mejor opción para elegir la cena, a mi no me importa tanto. Y quiero que tú lo acompañes porque sé lo mucho que te molesta una mala combinación de moléculas.


Castiel miró con amor a Sam, este humano siempre era tan considerado; dejando que su hermano quisquilloso elija la comida y que Castiel hiciera lo mismo solo por su pequeño problema con las moléculas y los sabores. Ojalá el resto del mundo fuera más como Sam Winchester. 

Amor o instinto [Destiel/Sastiel] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora