Los años pasaron como hojas llevadas por el viento. La mansión Bridgerton, con sus muros de piedra y jardines florecientes, seguía siendo el epicentro de amor y alegría. Penelope y Anthony, ahora con cabellos plateados y arrugas en sus rostros, se sentaban en el mismo banco de piedra donde una vez se prometieron amor eterno.
Los gemelos, Germony y Edmund, habían seguido caminos distintos. Germony, apasionada por la música, se había convertido en una talentosa pianista. Edmund, con su amor por los números, había seguido una carrera en finanzas. Hope, la niña curiosa con ojos brillantes, soñaba con explorar el mundo.Y Harry, el benjamín de la familia, corría por los pasillos con su risa contagiosa. Su cabello oscuro y ojos vivaces recordaban a todos que la esperanza siempre estaba presente.
En las noches, cuando las estrellas brillaban en el cielo, Penelope y Anthony se tomaban de la mano. “¿Recuerdas cuando éramos jóvenes y llenos de secretos?”, decía Penelope.
Anthony sonreía. “Ahora somos testigos de un legado. Nuestros hijos, sus risas y sus sueños, son nuestro mayor logro”.
Y así, en medio de risas y recuerdos, los Bridgerton continuaron su historia. Porque el amor, como las estrellas en el firmamento, nunca se apaga.
Fin.
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El legado de los Bridgerton
Romanceestá historia se trata sobre Anthony Bridgerton y Penelope Featherington, donde los engaños desempeñan un papel crucial sin cruzar la línea de la infidelidad.