Capitulo Segundo: Cuando el amor tocó a la puerta

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Una vez, yo me encontraba, después de un agotador día de trabajo en mi pequeña recamara, no era muy grande, y pues todo mi equipaje a medio desempacar, cubría toda la mayoría de mi cuarto. Yo ya me iba a acostar, Don Jorge me dijo que un joven electricista iba a reparar un cableado eléctrico mañana por la mañana, por lo que no me preocupé y me recosté a dormir.

Yo ya lo había visto constantemente al realizar cada cableado, por lo que no le di importancia, que mas daba su existencia.

A la mañana siguiente desperté con el trino de algunos gorriones citadinos. Me sentía un poco aturdida por el cansancio de aquella noche, solo tenia ganas de pegarme una ducha y seguir con mi trabajo.

–Hola, ¿cómo esta?, he venido a arreglar el problema– dijo el electricista a Don Jorge mientras yo me encontraba a punto de bañarme, Don Jorge llevó al joven electricista al problema, el cuál fue en la conexión eléctrica principal, por lo que decidió apagar el interruptor eléctrico en toda la casa, incluyendo en el cuarto en el que yo me encontraba.

–¡¿Qué esta pasando aquí?!, me dejaron con agua fría– Dije con alarmante preocupación, salí todavía algo mojada con el agua fría de la regadera en pleno mes de Diciembre. El electricista de nombre Angel, solo se quiso aguantar un poco la risa por lo sucedido, el ayudante que estaba platicando con Angel por lo mismo de que nos dejaron sin luz, escucho a Angel decir el con aires burlones por doquier –¡Si tanto problema tiene, que venga a reclamarme personalmente!– Por lo que yo, sin pena y con valor, dije –Pues si, tengo demasiados problemas con eso– me comencé a quejar con el de todo lo habido y por haber, casi hasta llego a culparle del porque hacia frío en invierno. En fin, no me podía mantener contenta con un comentario tan majadero y grosero de su parte.

Angel se acerco a mi y me dijo –oye, que tal si para compensártelo, te invito a salir un día–  Yo no sabía que decir, solo me quedaba decir que si.

En un domingo cualquiera, yo decidí salir con Angel al parque, platicar un rato y sentirme agradable con el, realmente vi que no era mala persona; solo era su forma de ser bromista, de tomarse con humor las cosas más triviales de la vida misma.

Llegó a pasar un año, de salidas recurrentes a lugares como el parque, el Xalitic, yo una vez lo llevé a una misa y se terminó durmiendo de forma irónica, solo íbamos a lugares cercanos a donde me hospedaba, hasta que un día, Angel me invitó a una cita más oficial; no solo era una salida común y corriente como todas las que pasamos en aquel año, me llevó a un parque natural conocido en Xalapa, un lugar llamado el Cerro de Macuiltepetl.

Entramos por la entrada principal, viendo las aves y disfrutando de las atracciones que allí se encontraban, subimos por el mirador, y observe en la lejanía, una increíble vista de los edificios que se encontraban al fondo.

Yo me sentía pacifica a su lado, sentía que el amor toco mi puerta, de forma irónica y burlona, pero al final me sorprendió con un chico tan atento y cuidadoso conmigo, no podía mentir diciendo que se sentía como algo mágico o tan siquiera sobrehumano, sentía que era amor puro lo que estaba floreciendo en nuestros corazones.

Solo se, que aquel 2 de Diciembre, se quedará en mi mente para siempre

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⏰ Última actualización: May 16 ⏰

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Aromas del Destino: El Encuentro con el Amor y la IdentidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora