Capitulo Primero: El inicio de una nueva travesía y nuevas amistades

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Llegó un momento tangible, en el cual yo consideré que era demasiado cansado estar en Tehuacán trabajado veinticuatro siete. Decidí regresar a mi casa en mi pequeño pueblo, me reencontré con mis padres llegando de Tehuacán a mi pueblo en Zentla. Llegué a la casa y en la entrada me espero mi madre, y me dio un abrazo. 

Entre en mi cuarto el cual estaba lleno de cosas de mis hermanas. Yo no sabía que decir. Mi recamara ya no era mía, solo quedaba aquel recuerdo de lo que era.Mi madre solo sonrió y me dijo que me pusiera cómoda, ya que no iban a venir mis hermanas a la casa.Cada noche de la semana, me sentí un poco incomoda estando allí, sentía que ya no pertenecía a donde mucho tiempo viví.Un descanso era necesario, pero; quedarme a vivir en un lugar tan tranquilo, sabiendo que ya me acostumbré a un ritmo demasiado acelerado, sentí que ya no era cómodo para mí salud física y mental.Estuve algún tiempo, hasta que un día, me encontré a una conocida del pasado, una señora de mediana edad la cual se acercó y me dijo. —Hola Luz, como has estado—, contesté cordialmente y le platique mi situación, entonces fue cuando me preguntó. —Oye, te propongo algo, mi hermana está algo mal por una operación que le hicieron. Ella está en Xalapa, ¿te gustaría trabajar con ella?— dijo con una sonrisa con una leve preocupación, —Claro, ¿por qué no? Yo no le veo el problema— Dije sin pena ni gloria.

A los pocos días, alguien me llevo a la ciudad de Xalapa para ir a trabajar, llegué a una conjunto de departamentos en el callejón del diamante. Yo me sentí un poco asombrada por llegar allí.Al entrar, me recibió un señor mayor, una arquitecto de apariencia desarreglada y pelo medio cano, el cual me dijo, —Tu debes ser la joven que va a cuidar a mi esposa, ¿Verdad?— Dijo con un tono de cuestión ansiosa. Yo por mí parte contesté —Si, soy yo, mi nombre es Luz María, pero me puede llamar Luz— entonces el señor me dijo—Mucho gusto Luz, mi nombre es Jorge— —Mucho gusto Don Jorge— Entonces salió lentamente en una andadera Doña Teresa, una señora de apariencia mayor, un poco cansada pero muy organizada, la cual era la señora que tenia que cuidar.

—Tu debes de ser Luz, por lo que he escuchado, no te preocupes mucho por mi, solo has algunas cosas que por el momento, yo no pueda, como ir al supermercado, limpiar la casa o cocinar un poco— Dijo Doña Tere, con despreocupación.

Yo estuve demasiado tiempo trabajando allí, ida y vuelta por las compras de Doña Tere. Ya me había acostumbrado a aquel ritmo un poco agotador, pero no me podía quejar, tenia un espacio tranquilo, nadie me molestaba, y pues no me sentía tan sola después de todo. Sabía que llegaba un punto en el cuál yo era explotada a más no poder.Casi siempre yo salía a caminar por las tardes después de un ajetreado día de trabajo, paseaba siempre por el callejón del diamante hasta por el Parque Juarez. 

En una de esas ocasiones, llegué a conocer a una joven artesana de aquel callejón turístico; se llamaba Analilia, ella fue mi primera amiga en la ciudad, tanto verla siempre por el callejón, hizo que entablara una fuerte amistad con ella. Recuerdo que un día, en el que ella me había regalado unos aretes de plata, me sentí muy feliz y alegre, ya que al ser mi primera amiga en un mundo desconocido para mí, me sentía alegre con un regalo del fondo de su corazón.

Fui adaptándome poco a poco, el ritmo de esta ciudad era mucho más veloz que en Tehuacán, realmente no me acostumbraba en mi totalidad, pero se que a pesar de todo, sabía que en el fondo algunas personas me apoyaban con su presencia directa, y con su presencia indirecta.Una tarde, me detuve a oler el suave aroma de las flores de Doña Tere, eran algunos claveles de un dulce aroma; no era empalagoso como otras flores, era, suave como la brisa de la mañana, y tranquilo, como una danza lenta. 

Solo me quedaba apreciar el aroma y decir —No puedo creer que realmente pueda disfrutar de algo tan bello como el aroma del clavel, si tan solo alguien me llegara a regalar uno— entonces Luz se puso pensativa—Espera un momento; yo no necesito de nadie para ser feliz, yo puedo mantenerme tranquila con mis flores en paz— Luz, ya se veía de mayor, como una dulce anciana, dedicada a la botánica y al cuidado de sus flores, ella no buscaba un retiro ajetreado, ella buscaba que en un futuro, se retirara en paz, viviendo tranquila en el campo, rodeada de una pradera floral. Hasta que un día...

Aromas del Destino: El Encuentro con el Amor y la IdentidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora