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En sus ojos encuentro el cacao, pero por el color, no por la amargura, pues nunca vi mirada más dulce que la suya.

El sonido de su voz retumba en mi cabeza cual canción de cuna, poniendo en orden mis pensamientos, y enloqueciendo mi cordura.

Con una sola sonrisa borra todo dolor, dolor que otros han causado, pero con la primera sonrisa borró.

Cada silencio entre nosotros habla, contando los nervios del "no se qué decir".

Podría romper esos silencios diciéndole lo que calla mi mente, esas ganas de besarlo, de abrazarlo, de quererlo como nadie lo ha querido, pero la prudencia me corta las palabras.

Mis frases más románticas se las dedico a él, a él le dedico mis sonrisas nostálgicas cuando en mi subconsciente pasan los momentos juntos como una película.

Quisiese dejar la vergüenza de lado y mostrarle cuánto deseo avanzar, pero entre más tiempo y dedicación le ofrezca, más es lo que logro avanzar.

Me llamó de la forma en la que me llamaba mi pasado amor, pero no dolió, porque dicho por sus labios suena distinto, suena con dulzura, y anhelo volver a escucharlo llamarme así.

Sus manos en mi piel son algo que imagino seguido, y no me canso de hacerlo, esas benditas manos hacen que cualquier santo quiera pecar.

Pero yo santa no soy, y aún así estoy dispuesta a dejar de pecar por su sonrisa, porque es el ser más puro que haya conocido.


Poemario N°2: RomanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora