Estambul, Imperio Otomano.
22 de septiembre de 1590.— Has fracasado inútilmente en la campaña de Valaquia, ya no te necesito más. — El sultán Mehmed dijo a su gran visir.
— Majestad perdone por lo qué voy a decir pero...— Serdar Ferhad Paşa — Hizo una pausa. — usted no me ayudó en nada, la sultana Safiye no envío los jenizaros suficientes conmigo.
— ¡Insolente! ¿Cómo te atreves a hablar de mi madre? — El sultán se acercó a él para tomarlo de su cuello.
— ¡No podía hacer todo el trabajo yo majestad! — Serdar seguía en contra de el.
— ¡Ağas! — Mehmed gritó tan enojado que todos los presentes se asustaron.
— Su majestad. — Los ağas reverenciaron con temor.
— Lleven a este hombre al calabozo, ya saben que hacer con él. — Dijo empujando al hombre hacia los ağas.
Los ağas asintieron tomando al Paşa, lo reverenciaron y salieron de los aposentos.
— ¡SERDAR! — La mujer de este gritó asustada.
— Hanzade...— El Paşa abrazo fuertemente a su esposa.
— ¿Qué ha sucedido? ¿Qué te ha dicho el sultán? ¡Respóndeme!
— Hanzade, amor mío...cuida bien de nuestra pequeña flor, cuida de Mûazzez. — Dijo dando un último beso en la frente de su mujer.
— ¡NO, NO, NO! ¡SERDAR! — Las lágrimas y el dolor de la mujer no se comparan con la felicidad del sultán.
• • •
Al día siguiente.— Madre. — El sultán beso la mano de la sultana.
— Hijo mío, ¿ya has terminado con Ferhad Paşa? — La sultana se sentó en el trono de su hijo.
— Si madre, ese hombre insolente fue ejecutado ayer por la noche.
— Muy bien Mehmed — Safiye se levantó y abrazo a su hijo. — hiciste un gran trabajo.
— Aunque... — El sultán se separó de ella.
— ¿Qué? ¿Te has arrepentido? — La mujer frunció su ceño.
— Madre, su esposa Hanzade se ha quitado la vida, los ağas me dieron una carta donde me decía que mi castigo iba a ser peor. — Mehmed hablo mientras iba saliendo hacia su balcón.
— Hijo mío no dejes que el dolor te afecte, recuerda que ese hombre te traicionó a ti pero sobre todo a mi...
— ¡DEJE A UNA NIÑA SIN SUS PADRES! — Cansado y estresado el sultán le gritó a su madre.
— Mataste a tus 19 hermanos Mehmed, entre ellos bebés, ¿por qué sientes piedad por una niña?
— No madre, no la mataré, eso va en contra de la ley del Islam.
— Tus hermanos también y aún así los mataste.
— Fueron hombres, ellos podían quitarme todo lo que por ser el primogénito me pertenecía, esa niña no puede tocarme.
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𝐄𝐋 𝐃𝐄𝐒𝐄𝐎 𝐃𝐄 𝐀𝐌𝐀𝐑 - Sultán Ahmed
Historical Fiction"Prohíbenos algo, y eso será lo que más desearemos" El sultán Ahmed no está seguro de sus sentimientos hacia aquella joven de cabellos oscuros y ojos encantadores, Mûazzez por su lado y una joven rubia por otro. ¿A quién elegirá?