"Dulces Sueños, Buttercup~" (BunnySP)

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- ... y-yo de-debo irme... - habló el más bajito todo nervioso, caminando hacia la salida de la habitación con total vergüenza, sus mejillas enrojecidas tanto por el bochorno como por la rabia que sentía de haberse enterado que estuvo teniendo intimidad con su vecino.
Siendo el rubio mayor quien se dispuso a reaccionar tomando a Stotch por la muñeca.

- No entiendo cuál es el problema de amanecer conmigo al lado... Pensé... Pensé que podrías sentir algo más... - fabulo con cierto tono enojado y lastimero, no podía dejar ir a su compañero de cama así por así, no sin una respuesta clara ahora que tenía la oportunidad.

Los encuentros entre los jóvenes habían surgido hacia más o menos dos meses atrás; una noche que McCormick volvía del trabajo tarde tras tomar horas extras en aquel restaurante chino donde sentía que lo sobre explotaban. Su recuerdo era viviente, él llegando de pocos ánimos tras discutir con el jefe sobre su pago del mes, arrastrando los pies y con los ojos cansados, más eso no fue impedimento para percatarse de que había una puerta entreabierta de la fila de apartamentos de su piso, no queriendo ser entrometido pasó de largo simulando buscar sus llaves en los bolsillos mientras tarareaba. Una vez en su respectiva entrada y con llave en mano  dió una última mirada en dirección a aquella puerta encontrandose una silueta delgada y pequeña saliendo del interior de aquel lugar; no mentiría, casi se le escapa un grito aterrado al presenciar eso puesto que nadie esperaba que algún vecino esté despierto pasado la media noche y menos que se aparezca de un momento a otro en el pasillo, inmóvil y silencioso.
McCormick se apresuró a abrir su puerta, siendo algo torpe en el acto, la situación lo ponía nervioso y tenso. Una vez abierto quiso dar una última vista a lo acontecido, topandose entonces con un muchacho rubio y adormilado a escasos pasos suyos.

- B-buenas n-nonoches.... - saludó tartamudeando sin perder de vista a aquel chico, no quería más sorpresas y menos morir de un infarto. El de tez blanca alzó la vista y con los ojos celestes entreabiertos le sonrió a Kenny, lo cual removió cierta sensación de alivio y confianza al pecoso que se mostró ya menos incómodo para seguir hablando - Siento mucho si fui muy ruidoso al pasar por el pasillo a estas horas, seré más cuidadoso, lo prometo.

El rubiecillo tampoco perdía de vista a McCormick (aparentemente) al igual que su tierna sonrisa no se desvanecía, fue sutil el momento en el que se tomó el descaro de apegarse más al rubio mayor y acogerse en el hueco del cuello ajeno como tal gato casero buscando calor, brindando besitos a la zona y acariciando suavemente la quijada de este, sin olvidar apretujar el trasero de Kenny con su mano restante.
Para el ojo violeta este actuar fue impactante; en su vida se le habían acercado tan descaradamente, siendo su primera vez como presa y no cazador, no obstante no podía negar que sentía agradable ese tipo de trato, aumentando su ego a decir verdad, creía que sus dotes masculinos afloraban a la lujuria a cuán se le cruce en el camino.

- No me digas que me estabas esperando~ - habló burlesco en medio de los roces del contrario, disfrutando de la atención, después de todo llevaba un tiempo sin contacto carnal. Increíblemente.
Se animó a explorar el cuerpo de Butters sobre la ropa, notando el ligero aroma dulzón del más bajito, al igual que el esfuerzo que este hacía al estar de puntillas para poder alcanzar su boca haciendo sonreír a McCormick e inclinándose para que el rubiecillo ya no haga esfuerzos. Compartieron besos y caricias en pleno pasillo, Stotch siendo más descarado a cada minuto, Kenny sucumbiendo a la tentación que aquel muchacho le regalaba.

- Cómo te llamas? - preguntó el pecoso levantando a Butters del suelo y este sujetándose de las caderas del alto con los muslos al mismo tiempo que se colgaba de los hombros ajeno. Siendo el mayor que está vez atacase el cuello del ojiceleste apoyándolo a la pared cercana a su puerta semi abierta. El más bajito parecía no lograr responder puesto que su boca solo articulaba quejidos lujuriosos tras el contacto de McCormick.