↷ ·˚ ༘ dei vi's fanfiction! 🇵🇷 :: ꒱
❛ Siempre mami, pero triste, estaba
puesta y lo jodiste... Triste pero
siempre mami, llorando pero un
Pagani.❜
ˋ°•*⁀➷ EN DONDE Carlota tiene una rel...
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❛ ¿Cómo no te duele hacerme daño? Tú andas por tu cuenta y yo ando aquí, encerrada en el baño... ¿Cuántas veces hemos pasado por aquí? Mismo cuento, mismo fin. ❜
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Habían pasado un par de meses desde la última vez que David se había desaparecido por completo, sin dejarme un mensaje, sin darme una explicación - simplemente no sabía qué hacía o dónde carajo' estaba.
Se suponía que esa noche saldría con Valentina y Emir, habíamos estado planeando mucho salir de jangueo - pero desde que las cosas con David se estaban empezando a poner feas sin yo saber las razones, lo que hacía era encerrarme en mí misma.
Ellos no tenían idea de lo que estaba pasando, las justificaciones que les daba a todos eran cosas con respecto al estudio, a escribir un par de canciones para alguien, algo del trabajo. Ellos me entendían, no ponían peros.
No quería quedarme en el apartamento, sentía que todo me estaba afectando más de lo normal. Algo dentro de mí me decía que David tenía un motivo para comportarse así conmigo, y el hecho de sentir que no podía reclamarle porque era su trabajo me hacía sentir peor.
Yo acepté eso, acepté sus jangueos, acepté su estilo de vida, ¿Por qué quejarme ahora? Si siempre había sido así, si siempre había confiado en él, ¿Por qué a estas alturas sentirme así?
Le había dejado mil mensajes preguntando dónde estaba, todavía no lo llamaba. No los leía ninguno, en WhatsApp no lo veía en línea, en sus historias de IG no había nada. Tenía el estómago revuelto y la cabeza doliendo, me estaba volviendo loca.
Mi teléfono comenzó a vibrar con fuerza a mi lado, yo estaba acostada en la cama con todas las luces apagadas y el TV encendido. Mi corazón se aceleró, lo tomé rápidamente con la esperanza de que fuera él.
Pero era Valentina. Suspiré pesadamente, bloqueando el teléfono y dejándolo donde estaba. Estuve aguantando las ganas de llorar, pero aquello fue suficiente para soltar el nudo que tenía en mi garganta, dejando salir un sollozo bastante fuerte.
—¿Por qué coño pasa esto, marico? —hablaba conmigo misma, mis manos estaban comenzando a temblar—. ¿Dónde coño estás metido?
Me levanté de la cama aún sin dejar de llorar, sentía algo extraño en la boca de mi estómago que hacía que mi llanto se intensificara. La duda me carcomía la cabeza, el no saber nada de él, el no saber ni siquiera dónde estaba.