La vuelta al ruedo

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En la tranquila atmósfera del despacho  de la mansión Debling, Penélope se encontraba absorta entre una montaña de documentos, con  la luz de unos candelabros que estaban sobre el  escritorio e iluminaban su rostro concentrado

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En la tranquila atmósfera del despacho  de la mansión Debling, Penélope se encontraba absorta entre una montaña de documentos, con la luz de unos candelabros que estaban sobre el  escritorio e iluminaban su rostro concentrado. El silencio era interrumpido solo por el suave murmullo de las páginas mientras revisaba los registros financieros de los negocios de su difunto esposo.

Eloise, su amiga más cercana, entró en la habitación con una expresión decidida en el rostro. Observó a Penélope por un momento antes de romper el silencio.

-Pen, es hora de que salgas de esta casa y vuelvas a la sociedad, ya ha pasado un año...

Penélope levantó la vista, con una mezcla de sorpresa y preocupación en sus ojos.

-Eloise, sabes que tengo mucho trabajo por hacer aquí. Los negocios de Thomas son complicados, y mi hijo es aún muy pequeño para poder hacerse cargo de todo lo que le corresponde.

Eloise se acercó y tomó suavemente la mano de Penélope.

-Lo sé, Pen. Pero has estado encerrada aquí durante más de un año. La sociedad te ha extrañado, y también tus amigos. Además, no puedes quedarte aquí para siempre.  Thom y Aggie, eventualmente necesitarán interactuar con otros niños de su edad, y tú también necesitas volver a tener una vida social, es lo que dictan las costumbres.

Penélope suspiró, sabiendo que Eloise decía la verdad.

-Supongo que tienes razón. Es solo que... me siento abrumada.  Thomas tenía muchos negocios y responsabilidades... yo estoy tratando de que todo continúe en orden para asegurar el futuro de mis hijos, esa es mi prioridad.

Eloise le dio una sonrisa alentadora.
-Lo entiendo, Pen. Pero no tienes que hacerlo sola. Estoy aquí para apoyarte al igual que mi familia, y estoy segura de que la sociedad estará encantada de tenerte de vuelta.

Penélope la escuchaba y se paseaba nerviosa por la sala de estar.

-No sé si puedo hacer esto, Eloise-dijo con voz temblorosa-La idea de volver a los salones de baile como una viuda... me aterra. Sabes cómo son, cómo los hombres se acercan con sus falsas sonrisas y halagos. Ahora, con mi fortuna y mi título, seré un blanco al que todos querrán apuntar.

Eloise se acercó y colocó una mano reconfortante sobre el hombro de Pen.
-Entiendo tus preocupaciones, Penélope, pero no puedes dejar que el miedo te detenga. Thomas ya no está aquí, pero tú sigues siendo una mujer poderosa. Tienes el control de tu vida y de tu destino.

Penélope miró a su amiga con ojos llenos de incertidumbre.

-Pero incluso cuando Thomas estaba vivo, algunos Lores no cesaban en sus desagradables insinuaciones. No sé si estoy lista para enfrentarme a eso de nuevo.

Eloise le tomó las manos con firmeza.
-Ahora eres una mujer viuda, Penélope. Eso te otorga un poder que no tenías antes, cuando eras una debutante, puedes hacer y deshacer a tu antojo. Además, no estás sola, y juntas podemos enfrentar lo que sea que la Sociedad nos depare. Debes recordar quién eres y lo que vales.

"La marquesa Debling"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora