⚠️⚠️🌶️🥵El despacho

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Penélope se dio la vuelta, para dejar de mirar esos hermosos ojos azules que no le permitían pensar, ella estaba furiosa, lo que había hecho Colin la había enceguecido de ira. Verlo allí, luego de tantos años... debía decirle algo, debía reclamarle y que él entendiese que no podía volver así como así y hacer lo que quisiera. ¿Quién se creía que era para aparecer de esa forma, como si nada hubiera pasado?
Ella ya no era la joven que había dejado aturdida en un jardín, ella era la Marquesa Debling, y por la memoria de su esposo se haría respetar... La imagen de Thomas y los años de amor vividos junto a él le dieron la fuerza que necesitaba para mantener la compostura y comenzar a hablarle al Sr. Bridgerton como se merecía. Un par de ojos azules no podían doblegarla...
Dejando salir su ira comenzó a hablar.

-Cómo... cómo se atreve, Sr. Bridgerton? No comprende... usted no puede...- su voz se sentía temblorosa pero firme.-¿ Cómo se atreve a leerle a mis hijos? ¿Quién le dio permiso para ocupar el lugar que solía ser de su padre? ¿Acaso no le bastó el daño que causó con anterioridad que ahora viene a irrumpir en mi vida una vez más?
Ella dejó salir todas las emociones que había estado reprimiendo

Colin intentó hablar, tratando de calmarla, pero Penélope estaba demasiado afectada por la situación.

-Lo siento, Penélope-dijo con sinceridad- No quería incomodarte. Solo estaba tratando de...

-No quiero escuchar sus excusas- lo interrumpió Penélope, con la voz cargada de resentimiento. -Nunca debió cruzar esa línea. Mis hijos son lo único que me queda de Thomas, son mi tesoro más preciado y no permitiré que nadie los confunda o les haga daño...

-Pen- empezó a decir, pero ella lo interrumpió con un gesto de la mano todavía sin mirarlo.

-No me llame así lord Bridgerton-dijo con frialdad. Ya no tenemos esa confianza, desde hace años y creo que no debo recordarle el por qué.

Colin se mordió el labio inferior, sintiendo el peso de sus palabras. Pero en lugar de retroceder, se acercó a Penélope con determinación.

-Penélope- dijo con suavidad, buscando sus ojos pero ella seguía sin mirarlo. -Sé que cometí un error, no quería invadir tu espacio ni usurpar el lugar de su padre. Solo quería...

-¿Qué quería, Sr Bridgerton ?-lo interrumpió, con la voz llena de amargura.

-Solo quería acompañarlos, me recordaron mi infancia y la de mis hermanos, solo quise...

Y Colin dejó de hablar... se acercó más y finalmente logró que lo mirase, sus ojos se encontraron en las más dulces de las miradas...

Ella luchaba por encontrar las fuerzas para apartar su vista, pero con cada segundo, su enojo se desdibujaba ante la presencia cercana de Colin. Se sentía perdida en la intensidad de su mirada y su enojo menguaba con cada paso que él daba hacia ella.

Las últimas palabras que había dicho apenas habían llegado a los oídos de Penélope, habían sido eclipsadas por el palpitar agitado de su corazón al sentirlo tan cerca. Cada paso que él daba parecía borrar las líneas de su furia, dejando solo la vulnerabilidad latente en su mirada.

- No... no quiero... excusas...
La voz de ella vacilaba, sus palabras se desvanecían en el aire cargado de tensión a medida que él avanzaba más hacia ella, mirándola intensamente, eclipsando todo lo que se encontraba a su alrededor.

-Penélope...- dijo su nombre, susurrado con una ternura que la hizo estremecer y la dejó sin aliento. Él llegó a ella y la tomó por los hombros, en ese instante las barreras que ella había construido se desmoronaron, dejando al descubierto la verdad de sus sentimientos...

-Colin...- su nombre escapó de sus labios en un susurro entrecortado, sus emociones estaban desbordándose en la habitación mientras él la tenía tomada por los hombros y la miraba con sus ojos encendidos de deseo. En ese momento, el enojo de ella se desvaneció por completo, y fue reemplazado por una oleada de anhelo que había estado guardando durante tanto tiempo.
El aliento de sus respiraciones entrecortadas se mezclaba en el medio de aquel despacho , ella sabía que debía alejarse, pero su cuerpo no respondía, sentirlo tan cerca la había inundado de recuerdos pasados, recuerdos que la habían atormentado aún cuando había estado enamorada y casada con Thomas. Ella creía que algún día podría borrar a Colin Bridgerton definitivamente de su corazón, pero jamás lo había logrado y verlo allí, tan cerca, sintiendo el calor de su cuerpo se lo había demostrado.
Pasaron los minutos y ninguno decía nada, solo estaban allí, absortos en aquel instante, él la tomaba por los hombros y de pronto decidió acariciar su mejilla. Ella sintió el calor recorrerle la tez, cerró los ojos y se acercó aún más a su mano, en esa caricia estaba condenada, sentirlo en su piel era la perdición. Él notó el gesto, y se acercó aún más, ella abrió los ojos y estaba tan cerca de sus labios que no pudo contenerse, en un arranque de deseo tierno le tomó el rostro con sus manos y atrayéndolo hacia ella le dio un beso.
Ese pequeño y tierno beso fue la gloria para ellos y , también, el comienzo del desenfreno... tantos años de deseo contenido estaban pasando factura. Lo que empezó con apenas un pequeño beso se fue transformando. Sus labios comenzaron a juntarse con más pasión y sus lenguas comenzaron a tocarse y fundirse. De pronto Penélope había empujado a Colin hacia el escritorio, sin dejar de besarlo, y lo había acomodado sobre él, Colin estaba aturdido por el deseo y por verla tomar el control de esa manera. Se dejó llevar sin emitir una sola palabra, verla de esa forma estaba llenando su corazón y su cuerpo de una pasión incontenible que comenzaba a notarse en la tensión de su entrepierna.
Ella comenzó a sacarle el saco con necesidad y tiró las cosas que se encontraban en el escritorio sobre el suelo, para que él pudiera estar más cómodo. Él comenzó a subir su vestido para acariciarle las piernas y ella comenzó a desabotonar su camisa y tocar su fornido pecho con ambas manos. Dejó de besarlo para apreciar su pecho desnudo, siete años de viaje lo habían cambiado, su piel estaba más tostada por el sol y la musculatura de su cuerpo era perfecta, parecía una escultura y ella necesitaba tocarlo. Comenzó a depositar pequeños besos por su cuello y él se estremeció, tirando su cuerpo hacia atrás para permitirle que ella continuara besándolo, para permitirle que ella hiciera lo que quisiera con él...Ella comenzó a bajar sobre su pecho, a lamer sus pezones y juguetear con ellos, él gemía por el placer que esos pequeños labios le estaban proporcionando y no podía creer que era ella quien estaba allí con él. La miraba besarlo extasiado, sus suaves labios estaban recorriendo todo su cuerpo y estaban llegando hasta su masculinidad, ella comenzó a desabotonarle el pantalón, para dejar su miembro al descubierto, caliente y erecto, Colin enloqueció al sentir el beso que ella posó allí, y cuando comenzó a lamerlo conoció el verdadero sentimiento de placer. ¿Cuantas veces había imaginado a Pen en una situación así? Aunque nunca hubiese esperado que fuera ella la que llevara las riendas de esa forma, ella era ya una mujer... una mujer con todos los conocimientos y estaba volviéndolo loco.
Él no quería terminar, él quería extender ese momento lo más que pudiera, pero sentir la boca húmeda de Penélope jugueteando con su pene se lo estaba impidiendo, por eso la tomó por los brazos y acercó sus labios a su boca, era momento de que él le diera placer, de que ella sintiera todo el amor que tenía para darle y cuánto tiempo la había deseado.
En ese instante comenzó a bajarle el vestido, para dar paso a sus pechos descubiertos, sus perfectos pechos que tanto había añorado, y esa piel blanca y tersa que había inundado cada uno de sus sueños más salvajes.
Comenzó a besarla, en los pechos, a lamer cada centímetro de su escote y a levantar su vestido con una de sus manos mientras con la otra acariciaba sus pechos. La mano que se encontraba debajo del vestido comenzó a subir por la pierna para llegar a la intimidad húmeda de Pen, él la encontró y comenzó a acariciarla en círculos haciendo que Penélope diera un grito ahogado de placer, él continuó masajeándola, quería que ella explotara en un orgasmo para luego entrar en ella y hacerle el amor como era debido, necesitaba sentirla, necesitaba estar dentro de ella y demostrarle cuánto la había extrañado y cuánto la amaba...
Cuando Penélope estaba a punto de llegar al clímax dio un grito y de pronto la puerta del despacho se abrió...
Henry no podía creer lo que estaba viendo, Penélope casi desnuda, apenas cubierta en algunas partes por su vestido, estaba con un hombre sobre el escritorio del despacho en una situación que escandalizaría a cualquiera. Las cosas estaban totalmente esparcidas sobre el piso, como si la pasión desenfrenada que los había embargado no les hubiese dado tiempo de nada.
Penélope se asustó al oír la puerta abrirse y Colin intentó taparla con su propio cuerpo, para que aquel invitado indiscreto no viera más de lo debido de aquella situación.

Henry estaba tan atónito que las palabras no salían de su boca.
-Oh... mis disculpas... yo... escuché un grito. Perdón...- cerró la puerta inmediatamente detrás de él y salió por el pasillo.

"La marquesa Debling"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora