💠|Capitulo 2|

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—"¿Son flores de verdad?

No cariño, estas son falsas, no son de verdad

¿Y hay una diferencia?

Si, los pétalos no pueden arrancarse, no tienen olor y no crecen"





Todo es mi culpa

Así de sencillo, si hubiera puesto un límite en el cuál, hubiera impedido que Ortho hubiera desaparecido por  aquí, las cosas serían distintas ahora. No habrían escapadas inocentes para sorprender a nuestros padres, ya no habría con quién compartir mis secretos. El vacío se propagaba en mi pecho, sentía esa soledad en mi habitación.

Escuchaba el sonido de las puerta abrirse y no tenía ánimos de ver quién era, tal vez solo serían las personas que me miraban con lástima, y sentía más culpa, si los hubiera parado no estaríamos en esta situación. Ya no me quedaban ánimos de salir de la cama, pero incluso dormir era un trabajo imposible.

Apenas cerraba los ojos, veía el rostro con lágrimas en el rostro de Ortho, para después ver el desastre en el pasillo, y siempre recuerdo ese momento de miles maneras, incluso a veces escucho el llanto de Ortho gritándome, siendo mezcla con los gruñidos del Phantom

¡¡¡Es tu culpa, por tí estoy .... !!!

—¡¡¡N-No quería!!! ¡Perdóname! ¡¡Perdón!! ¡¡¡¡¡PERDÓN!!!!

Perdón, perdón, perdón.....

Yo... No veo caso continuar, mi hermano quién tenía un gran futuro, un largo de camino cuál seguir, y yo no hice algo para evitar que tuviera ese trágico final, debí de evitar que saliéramos, de no esperanzarme de tener una aventura que ni era mío, ya que yo nunca tendría ese llamado del héroe, pero ni ese rol pude cumplir.

Miré de reojo los platos de comida en el escritorio, repletas de comida, intactas, algunos apenas parecían comestibles, no tenía hambre, me daban las mismas nauseas cuando vi varias cosas horribles por todos lados, la carne me recordaba a lo que habían en el suelo, volví a sentir nauseas y me giré para no ver. No deberían de tomarse el tiempo que perderán en traerme comida, ya no importaba.

Pero no me sentía cómoda, sentía una punzada en mi cabeza, pasé mis dedos por la coronilla de mi cabello, hasta que sentí algo seco y puntiagudo que rozaba las yemas de mis dedos, pero ví gotas rojas y doradas, ...  los recuerdos de las machas volvieron y sentí ese pinchón más fuerte que deje soltar sonidos de dolor.

Era como sentir una aguja en mi cráneo, hasta casi no podía ver, ni pensar con claridad, pero caían gotas bajando por mi piel, me daba miedo, me recordaba esa desgarradora escena, pero, esta era mi fluido, que se parecía al de mi hermano, pero estaría derramando, y aparte, se sentía más liberador...

Me senté en la esquina de la cama y de la punta de mis dedos salieron más espinas, e hice lo impensable...

Pero después fue algo liberador, el dolor de mi pecho se calmó, solo quedaba el dolor de la muñeca, miré mi muñeca donde había una herida, caminé al baño y puse un pañuelo en la zona, la limpie limpie y volví a mi cama para dormir otro rato más.

Esto se volvió una rutina, mi piel sufría daños, pero yo me sentía mejor...


💠|M A R C H I T ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora