💠|Capitulo 4|

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—"Esta rosa tiene un aroma agradable

—"¿Es hermosa, no?

—"Si, es bella"

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Sentía las lágrimas caer por mis mejillas, quería dejar de llorar, pero entre más trataba de acallar los sollozos, más fuertes se hacían. Sentía aún la punzada en mi pecho. ¿Pero por qué estaba llorando? Era inútil llorar. No resolvería nada. Soy tan patética.

¡Por favor deja de llorar! Llorar no logra nada, ni siquiera pudiste hacer algo por Ortho. No tengo derecho, vine aquí para dejar de ser patética. Para empezar de cero, no para lamentarte más. Pero no podía dejar de llorar. Incluso podía jurar que escuchaba los latidos de mi corazón. Un corazón que aún latía. Pero el de Ortho no, aún recuerdo cómo palpitaba en las garras de ese monstruo.

Al perder la noción del tiempo por estar llorando, me sobresalté al escuchar los golpes en la puerta. Rápidamente me limpie las mejillas y me sone la naríz.

—Disculpe señorita Persefís, ¿Puedo entrar?— La voz de la mujer sonaba muy calmada, era dulce, calmada y tranquilizadora.

—Si, si claro— Respondí atropelladamente tomando las cortinas para limpiar la mucosidad de mi naríz. Creo que nadie se daría cuenta.

La puerta se abrió y entró una mujer hermosa, su cabello rosado parecía algodón de azúcar debido a lo esponjado que estaba, tenía unos mechones blancos que encajaban perfectamente con su aspecto, sus ojos azules parecían brillar cómo el agua cristalina. Era demasiado hermosa; al oler el aroma que se expandió en el dormitorio cuando entró a la habitación, disfrutaba un aroma demasiado agradable. Era cómo... rosas. Venía con un carrito dónde había diversas cosas a la vista.

—Un gusto señorita Persefís, ¿Le gusta que le llame así?— Me preguntó con curiosidad.

Nadie me había llamado por mi segundo nombre, me era extraño, era costumbre que me llamaran por mi nombre, Anoixi o Nixie para mi familia. Aunque siento algo de incomodidad al escuchar Persefís o maestra Shroud. Me hace sentir extraña, cómo si no fuese yo.

Ante la mirada interrogativa de la mujer yo negué con la cabeza.

—Me llamo Anoixi...—Respondí tímidamente bajando la mirada para que no notara la hinchazón de mis ojos.

—Bien, Anoixi— La escuché pronunciarlo saboreando cada letra entre su boca. —Un gusto, soy Dafne Rosae, estaré cuidando de tí.

Asentí nuevamente, debía de ser la ninfa que mi abuela me había mencionado. Según tenía entendido las ninfas trabajaban desde que "nacían". Sus trabajos podían decirse que ya estaban predeterminados debido a donde nacen. Por ejemplo, algunas ninfas de por aquí pudieron nacer en estos lugares.

—Bueno, ¿Qué te parece un baño? Es una forma para que descanse un poco tu cuerpo para el viaje.— Propuso con una gentil sonrisa.

Pero sentía un poco de miedo y pánico al ver las cicatrices en mi cuerpo, ¿Me juzgaría por hacer algo tan cobarde? No sé si sea una buena idea, pero no quería causarle problemas a mi abuela. Dijo que haría lo posible para hacerme olvidar lo sucedido. Y tenía que hacer algo. Si hacía lo que decía tal olvide el dolor de la muerte de mi hermano menor. Y sería más fácil.

Tomé un fuerte respiro y asentí. Ella con una cálida sonrisa se dirigió al baño, escuchaba el agua, me asomé por el marco de la puerta. Ella vaciaba agua que estaba dentro de una jarra de cerámica, tomó algunos productos de un mueble cercano y puso algunas lociones, el agua parecía tener espuma. Después añadió unos pétalos de rosas, el aroma era delicioso tenía que admitirlo.

Al voltearme a ver, me hizo una seña para acercarme. Me aproximé a ella un poco dudosa, aún tenía las inquietudes de que viera mi cuerpo desnudo. La verdad, nadie me había visto sin ropa a excepción de mi madre. Y más que los baños en STYX eran muy rápidos y en una pestañada ya estabas limpio y desinfectado.

Pero al parecer aquí no, se daban un tiempo y preparaban la bañera, parecía cómo un ritual o algo así. Al estar cerca de Dafne, sentía sus manos pasar por los pliegues de mi ropa y trataba de quitarlos de mi cuerpo. Pero, el miedo me dominó que apreté mi ropa con las palmas de mis manos formando un puño tenso. Soltó un suspiro, pero al ver su rostro no noté una facción de fastidio o enojo, más bien parecía de vergüenza.

—Si quieres, puedo salir y puedes meterte a la bañera, dime si ya estás lista para ayudarte a bañarte.

Asentí un poco agradecida, tomó el jarrón y levantó unos pétalos que cayeron al piso y salió del baño. Solté un largo suspiro. Estaba nuevamente sola. Empecé a quitarme la ropa que tenía puesta y la dejé en una esquina del baño. Al estar sin ninguna prenda miré por un momento mi cuerpo. Las cicatrices aún estaban presentes, en mis brazos notaba las diagonales rojizas, las muñecas estaban un poco rojas, miré mi abdomen que tenían unas líneas al igual que mis muslos. Tal vez dentro de la bañera no se notarán, ¿Verdad? La espuma los cubrirá.

Me acerqué a la bañera con cuidado, la espuma parecían las nubes que ví al salir de STYX. Al pasar un pie con cuidado sentí un leve escalofrío. No era ni muy caliente, ni muy fría. Pero debía de entrar rápido ya que presentía que de verdad se pondría fría cómo la comida instantánea. Empecé a introducir más mis piernas ignorando los escalofríos. Finalmente al tener mis piernas dentro de la bañera me senté con cuidado cubriendo mi cuerpo con el agua, la espuma y las rosas.

Un suspiro de júbilo salió de mis labios, cerré por un momento los ojos y miré al techo. No me había dado cuenta que era de mármol, pero parecía tener pintado una cebada con una hoz en una cruz. Pintados con un color amarillo apagado, casi cayendo a café o a crema. Y en los bordes notaba algunos patrones de pétalos de algunas flores.

Me sumergí un poco más en la tina sintiendo el agua el agua en mi espalda, entre más me sumergía sentía el agua nublar los sonidos, eran cómo ruidos raros, y sentía algo en el cuero cabelludo. Era el agua. Me metí por completo en la bañera, y antes de sentir el agua en mi rostro, cerré los ojos.

La oscuridad predomina en mi visión, pero sentía el agua en todo mi cuerpo, y lo escuchaba con atención. Era una extraña calma. Era tan solo yo, sentía que flotaba en la noche, la oscuridad, no había nada y era en parte algo tranquilizador. Hasta que un sonido me alarmó. Era cómo un repentino movimiento, algo que no debía de estar ahí. Hasta que sentí algo enroscar mis muñecas y los tobillos de mis pies. La tranquilidad que había en un momento se convirtió en desesperación. Quería quitarme lo que tenía encima. Pero sentía que se aferraba a mi piel. Al abrir la boca para querer gritar, sentía que algo me obstruía la garganta, algo entraba a grandes cantidades que abrí los ojos repentinamente y saqué mi cabeza del agua, el movimiento violento del agua contra mi cuerpo y las orillas de la bañera que chocaban entre sí, logró un estruendo.

Sentía la respiración agitada, volvía a sentir la respiración agitada, los mismos nervios que presenté ese día fatídico. Pero estaba segura de que lo que me agarraba, era ese monstruo de blot. Seguramente así debió de sentirse Ortho cuando fue asesinado de esa manera inhumana. Estaba segura de que eso debió de pasarme a mí. Pero tal vez solo el mínimo dolor de una muerte rápida. Era más una tortura.

Creo que por el ruido que hice, logré preocupar a Dafne que estaba fuera del baño. Ya que empezó a tocar la puerta.

—Señorita Anoixi, ¿Está bien?

Tomé un gran respiro, me eché un poco de agua en la cara tratando de tranquilizarme y despertarme, lo que pasó fue producto de tu imaginación.

—Claro. Perdón, estaba mojándome.

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⏰ Última actualización: Jun 21 ⏰

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