Ken Seki

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Ken Seki, la madre amorosa del famoso luchador Raiden Taneemon ya no confiaba en los dioses.

¿Cómo hacerlo? Si cuando su precioso Tarokichi (o Taneemon como se le conocía públicamente) nació, lo hizo sin poder caminar como cualquier ser humano normal, si le tomo al menos dos años de angustia constante, preocupación y rezos para que su hijo caminara correctamente para inmediatamente verlo sufrir, gritar, por el dolor que aquello le causo.

Su niño había nacido con una extraña condición en el cuerpo que lo hacía terriblemente fuerte incluso para el mismo, Ken intentó (de verdad lo intentó) ser optimista, mostrar una sonrisa a su hijo, mostrarle la belleza del mundo, cuidarlo y protegerlo de todo. Su hijo jamás debía saber cómo su madre lloraba por las noches en brazos de su marido no entendiendo que hizo mal para que su pequeño niño cargara con sus pecados de manera tan dolorosa.

Rezó y rezó pidiendo nada más que el bienestar de su pequeño, daría lo que fuera por ser ella quien tuviera aquel dolor y no su hijo.

Entonces el menor supero nuevamente todas las expectativas creando un sello que le permitió caminar, correr y ser un niño normal a pesa de que su fuerza seguía siendo problemática para que le permitiera jugar con normalidad, Ken buscó nuevamente el lado positivo diciéndole a su hijo que usara aquella capacidad para proteger a los débiles logrando poner en ese rostro infantil una bella sonrisa.

Tiempo después un volcán explotó acabando así con la fauna y flora del pueblo, su hijo con su gran bondad salió de su hogar buscando una forma de alimentar a todos, en esa búsqueda por un buen uso de su fuerza encontró su camino como luchador de sumo obteniendo una gran fama de la cual la mujer siempre estuvo orgullosa, aunque no podía decir lo mismo de sus aventuras románticas.

Su hijo logró, con su propia capacidad, fuerza y habilidad, ser feliz, no fue gracias a los dioses y eso le quedó más que claro cuando el Ragnarok empezó y ese dios hindú terminó por decapitar a su precioso niño sin arrepentimiento. Raiden luchó fuertemente por aquella enseñanza de cuidar de los débiles dando todo de sí, permitiéndose ir con todo por primera vez en su existencia, disfrutando una batalla, pero muriendo, a fin de cuentas.

¿Para qué? para que los mismos dioses pelearan entre ellos y los terminaran metiendo en una lucha contra un dios supremo que jamás hubiera vuelto sino fuera por la traición de uno de ellos, sino fuera por el capricho de los dioses de matar a la humanidad.

Ken Seki, ya no confiaba en los dioses, pero cuando Raiden llegó de la mano con aquella semidiosa que lo ayudo a la batalla pidiendo su bendición, cuando aquel dios hindú le permitió a la mujer abofetearlo como forma de pedir disculpas ante el dolor que le hizo pasar, cuando aquellos humanos luchadores comenzaron a volverse cada vez más importantes para las deidades, cuando el padre de la humanidad Adán comenzó a amenazar a las deidades de no acercarse a sus retoños pero permitiendo a algunos entrar al Edén, Ken supo que su hijo les daría muchas oportunidades porque así de amable era él.

Ella no podía permitirse lo mismo, no podía retomar su confianza hacia ellos con la misma facilidad, su corazón de madre solo tenía un objetivo

-Taneemon, mamá siempre te protegerá

MadreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora