Chun Yan

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Antes de ser guerrera, Chun Yan siempre sería madre.

Se lo dejó en claro a su esposo cuando éste intentó llevarse a su pequeño hijo a entrenar para la guerra y la mujer lo impidió, defendió con uñas y dientes a su pequeño Chun Ou de las manos de algunos hombres del pueblo que deseaban más soldados para su ejército, su hijo tenía 5 años ¿qué clase de monstruos eran?

Chun Yan se hizo cargo del trabajo familiar cuando su esposo se encaminó a la batalla haciendo hermosas artesanías que vendía en nombre de él y que poco a poco le daban mayores ganancias para el futuro, se encargó del cuidado de su hijo importándole poco lo que decían de ella al no permitir enlistarlo a la batalla, sobrevivió a un corazón roto cuando se enteró de los engaños de su esposo con cortesanas de pueblos cercanos y entrenó artes marciales con ayuda de antiguos soldados de Zhao, todo lo hizo para proteger a su querido Chun Ou.

Nada de eso valió la pena, su esposo en una distracción estúpida de ella se llevó al niño de 7 años al campo de batalla con tan maldita suerte que el reino de Qin los capturó y cometió la peor tortura de toda la historia en china. La mujer aún recuerda haber corrido al lugar para escarbar hasta que sus manos sangraron, desesperada por liberar a su hijo como toda la gente de Zhao con sus respectivos familiares, su corazón rompiéndose por cada muerto que sacaban, su odio creciendo más y más.

Chun Yan pensó que estaba destinada a la desgracia, a que su corazón se amargara con el rencor y odio, justo como le pasaba al reino de Zhao, escuchó rumores sobre aquel príncipe maldito, escuchó como un sucio habitante de Qin había embrazado a una de Zhao dejando atrás al bastardo nacido de aquella relación, sabía claro que ese niño seria repudiado y esperó que muriese pronto para que no tuviera que cruzarse con ella, de otra forma lo mataría.

Estaba segura de eso, pero como siempre nada le salió como planeaba.

Conoció a Ying Zheng cegada por el odio, buscando la venganza de su hijo, esperando encontrar un monstruo con forma infantil como todo Zhao murmuraba, en su lugar encontró un rostro aterrado, una sonrisa rota y un gesto nervioso, una casa en horribles condiciones, un niño humillado y lastimado, encontró la redención de sus pensamientos.

Chun Yan simplemente no pudo matar a ese niño, no pudo y se resignó a vivir con él, solo cumpliría su trabajo, solo lo cuidaría, evitaría que se matara y si algo era muy riesgoso lo dejaría morir, después de todo el niño no sería muy extrañado. No pensó que conforme más conocía a Zheng, más curaba la herida que creyó permanente en su corazón, no fue hasta que vio lo que su odio y la del todo el pueblo le hizo al cuerpo infantil de aquel chico que la venganza y rencor desaparecieron de su mente por completo.

Zheng tenía la edad que tenía Chun Ou al fallecer, y ya había experimentado un dolor incomparable, la mujer sentía asco solo de pensar que más pudieron hacerle los ciudadanos cuando ella, la única que se preocupaba por el bienestar del niño, no estaba presente. Decidió cambiar, decidió mejorar, y con el tiempo su relación cambió, se fortaleció.

Chun Yan encontró a un hijo y Ying Zheng, aquel niño perdido entre el odio de un pueblo encontró una madre.

La mujer jamás se arrepintió de dar su vida por la de Zheng, viéndolo pelear contra aquel dios se sintió orgullosa de su decisión, de su hijo y agradecida que tuviera el tiempo de hablar con él antes de morir para así evitar que el niño se guiara por el camino de la venganza como ella.

Cuando todo se fue al carajo, atestiguó la fortaleza y locura de su hijo al verlo literalmente salir de los infiernos en compañía de aquel dios contra el que peleó y quien ahora parecía ser un colega del emperador de china, algo que sacó gritos sorprendidos en todos y una carcajada divertida en ella.

Ahora Chun Yan iba caminó al Hellheim después de que su hijo fue "secuestrado" por aquel mismo dios, la mujer estaba dispuesta a hablar con ambos reyes y averiguar más sobre su relación (su hijo no sería secuestrado con tanta facilidad, Ying Zheng debió poner de su parte) importándole poco las reglas de convivencia entre razas que prohibía una acción así o las quejas de otros guerreros por dejarse llevar por sus emociones la mujer fue decidida a enfrentar todo el infierno por su querido Zheng.

Después de todo antes de ser guerrera, Chun Yan siempre sería madre.

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