2. ¿MAÑANA?

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No sé qué necesita Dereck Thompson de mí. Y me estoy estresando mucho. El corazón me late a mil por hora.

—Adelante.

Jared me abre la puerta y me deja pasar primero. Con paso firme camino por el despacho hasta plantarme delante de Dereck. Por dentro estaré hecha un flan, pero no voy a permitir que se note.

—Señor Thompson...

Con un codo apoyado en su sillón y el mentón sobre su mano, me mira con una media sonrisa. Jared se apoya contra un mueble, a su derecha.

—Madison... siéntate.

Obedezco, sentándome recta sin hundir los hombros. No creo que pueda disimular mi tensión. Nunca he estado en este despacho. De hecho, nunca había estado frente a Dereck Thompson.

—¿Cuánto llevas trabajando aquí, Madison?

Mal empezamos.

—Casi un año, señor.

Parece divertirle que lo llame así, a juzgar por su sonrisa.

—Mi hermano me ha dicho que es muy eficiente y discreta.

Asiento levemente con la cabeza.

—Yo solo vengo a trabajar, señor.

Dereck se acerca a la mesa, apoyando los brazos sobre ella.

—Tengo un trabajo que ofrecerte, Maddy... ¿Te puedo llamar Maddy?

¿Cómo que un trabajo? Y con esa boca me puede llamar como quiera.

—Sí, claro. Llámeme como... como quiera.

Faltaría más.

—Antes de nada, no quiero que te ofendas.

¿Por qué me iba a ofender?

—¿Ofenderme, señor?

Veo como Jared pone los ojos en blanco ante la sonrisa de su hermano.

—Necesito que finjas ser mi novia unos días delante de mi familia.

Parpadeo varias veces. ¿Qué ha dicho?

—¿Cómo?

—Por supuesto no tendríamos ningún tipo de relación íntima, simplemente sería actuar como una pareja delante de mi madre.

¿Simplemente? "Simplemente". Me va a explotar la cabeza.

—Te lo pagaría, evidentemente.

Debería sentirme... ¿insultada?

—Señor Thompson, yo...

—Te pagaré bien, Maddy

¿Podría...? Una bombilla se enciende en mi desordenada cabeza.

—¿Cuánto me pagaría?

—¿Cuánto quieres?

Un rayito de esperanza se abre paso en mi interior. Me miro las manos un segundo. A ver cómo pido esto...

—Quiero un préstamo.

Los hermanos Thompson me miran a la vez con una ceja levantada.

—¿Un préstamo?

Asiento con seguridad.

—Hay muchas empresas que ofrecen préstamos a sus empleados y se lo van cobrando de su sueldo. Como parte del departamento de contabilidad sé que aquí no se hace, pero podría hacerse.

Mi jefe está en apuros || AMAZONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora