ENNEAD, ese era el nombre del Manhwa que tanto añoro leer, siempre hayaba adelantos. Leer las historias ilustradas era su forma de escapar de la realidad y por primera vez leería uno del genero "BL". Apenas iniciando el primer capítulo en desgracia...
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Seth, se levanto desorientado, mirando fijamente a Neil, el niño tenía a Plumas en sus brazos y le dedicaba una leve sonrisa al dios. Seth dirigió su mirada a la carpa, sentándose en la cama, dándole palmadas a Neil, en la cabeza.
Ignoro el habla del que Neil llamaba: "socorro". Se aparto gruñendo del agarre que le desagrado y camino afuera, pensativo. Lo que ocurrió no fue un sueño, posiblemente ese dios... era Anubis.
Frunció el ceño ante la idea de que aquel hombre fuera una marioneta creada por Osiris. Odiando la idea, sintiendo asco de tan solo pensarlo.
Anubis, estaría esperándolo, tenia que creerlo. Estaba sorprendido a la postura familiar que tomó aquel hombre en medio de la pelea, no importa. El no era Anubis... porque prácticamente el fue quien creó la lanceria Egipcia, por supuesto que sería una postura familiar.
Fue un tonto... cada pequeña cosa le estaba recordando a Anubis, tenia que parar. Pero por mucho que lo quiere detener inconscientemente ha estado extrañando a su hijo... ni siquiera se había dado cuenta.
Empujo de nuevo al castaño para apartarse y seguir caminando, era molesto. Lo más seguro Neftis estaría a lado de Anubis, esperándolo. Aun así, es mejor que lo comprobara y dejara de dudar, por si acaso.
Se detuvo, mirando la arena, apretó los dientes molesto, lo que había antes... lo que había escondido los de la Caravana, ya no estaba.
―Hey, ¿Cuanto tiempo estuve dormido?
―Dormiste cerca de un día y medio.
―¡¿Qué?! ¿¡SOLO POR ESTAS INSIGNIFICANTES HERIDAS?!
―Tres de tus costillas se rompieron y Neil, tuvo heridas graves, pero despertó antes que tu.
―¿Qué hiciste ayer?
―Me quede a tu lado, cuide de los dos.
Seth, gruñó. Molesto, la sonrisa del contrario le irritó, no había nada por lo cual sentirse bien o algo por el estilo, pero el estúpido frente suyo sonreía como si existiera esa posibilidad.
―¡Bastardo Inútil! ¡¿Por qué sonríes?!―pregunto con ira, golpeando la cabeza del castaño―. ¡Todo lo que estaba aquí se ha ido!
―¿Era aquí donde estaba eso?―pregunto frotando su cabeza―. Habría sido difícil mover todo eso... ¿No crees que se enterraron más profundo? ¿Quieres que cabe?
La pierna de Seth, golpeó al moreno con irritación.
―¿Me veo como un humano para ti? Con tan solo ver la arena sé si hay algo enterrado o no.
