ENNEAD, ese era el nombre del Manhwa que tanto añoro leer, siempre hayaba adelantos. Leer las historias ilustradas era su forma de escapar de la realidad y por primera vez leería uno del genero "BL". Apenas iniciando el primer capítulo en desgracia...
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«Entonces de un alma rota vendra la salvación por la sonrisa de un infante.»
La respiración era calma, el movimiento de su tórax avisaba la delicada línea entre la vida y la muerte. Magia, Ra intervenía de manera delicada siendo los únicos testigos de tal acto ambos semidioses; uno despojado de lo que alguna vez fue y otro aún sin convertirse en Dios.
Los dos con alguna angustia incrustada en sus corazones, un niño el cual con solo unos meses se había ganado el cariño de seres poderosos, no por ser alguien inocente sino... la extraña forma de brindar compañía sin juzgar, el confort dado con su existencia, un corazón herido dando refugio a un alma rota.
Seth, quien alguna vez fue un Dios de La Guerra, orgulloso y sin dudar sobre sus capacidades (hasta algunas ocasiones), sentía la impotencia escudriñandolo. No tenía poderes sanadores que le garantizarán el despertar del infante, de no ser por el maldito Halcón, Osiris habría hecho de las suyas.
Miro con recelo a Horus, una parte de su conciencia deseaba alejarlo del niño, pero al verlo tan preocupado se negó hacerlo. Neil tendría más protección si ese pajarraco le prometía cuidarlo, el Halcón llamado Plumas era la creación del pajarraco, tenia sentido.
-Lárgate, te di una tarea, no vengas de hipócrita-Seth fulmino a "socorro".
-No pensé que el pequeño iría donde estabas, se supone que se encontraría en una área segura.
-¿Área segura? ¿Llamas eso en dejarlo solo?-Pregunto Horus, el azul brillo entre la máscara-. Un niño dejado de lado en medio de un conflicto con la única protección de no ser encontrando, ¿a quien se le ocurre hacer eso?
-¿Lo dejaste solo?-Seth, no sabía de donde saco tanta fuerza, la sangre fluyo y socorro termino estampado contra la pared quejándose del golpe.
El dios se detuvo al ver movimiento en la cama, Neil se levantaba con ojos cansados, mirando fijamente a Horus. Había admiración en su mirada y alegría, de inmediato se dirigió a Seth.
El niño se bajo con rapidez para abrazarle, Seth se quedó quieto suspirando ante la cursileria del infante, dando palmadas a la pequeña cabeza.
-No estas muerto.
-Me alegra que este bien.
Seth frunció en ceño. Dándole un pequeño golpe en la frente, el único que estaba a punto de morir era Neil y la única cosa que le preocupaba al niño era su bienestar ¿Era tonto?
