Por la mañana, la señora Cleaver sirve jugo de naranja en dos vasos de vidrio y los deja en la mesa, frente a sus dos hijos.
-Ya alistaron sus cosas para el viaje? -les pregunta mientras ellos cogen los vasos de la mesa.
-Casi listo -responde la hija, una niña de once años llamada Mikeyla-. Cuánto tiempo estaremos en la cabaña, mamá?
-Cinco días aproximadamente -responde la Sra. Cleaver.
-Lograron alquilar la casa grande? -pregunta el hijo mayor, llamado Ben.
-No. Alguien se nos adelantó -responde la mamá mientras lava las cosas que utilizó para preparar el desayuno-. Nos decidimos muy tarde. Conseguimos una con tres habitaciones. Se veía bien en las fotos.
-Alcanzará con solo tres? Somos como… -Mikeyla se detiene a contar con los dedos-. …nueve.
-Sí, cariño. Ayer lo discutí con Mary -replica la mamá-. Papá, tú y yo dormiremos en una; Mary, su esposo y sus hijos pequeños dormirán en otra; y Ben dormirá en la última con Taylor.
-AH?! -Ben casi se atora por la sorpresa.
-Algún problema, cielo? -pregunta la mamá y deja un plato en el escurridor.
-No es nada grave, solo que, bueno, Taylor y yo no congeniamos mucho últimamente -aclara el joven y se acomoda los lentes.
-No eran amigos desde pequeños? -pregunta Mikeyla a su hermano-. Venía a la casa a menudo.
-Las cosas cambiaron cuando entró a otra escuela -explica Ben-. Cambió sus hobbies, sus prioridades y se volvió un poco odioso, a decir verdad. Ahora hablamos poco en las reuniones de los papás. A menudo para molestar uno al otro.
-Antes eran bien traviesos -afirma la Sra. Cleaver-. Se gastaban bromas todo el tiempo. Una vez tu hermano lo convenció de teñirse el cabello.
-Su cabello celeste no me parecía normal -explica el joven-. Lo reté a cambiarlo a negro -la madre ríe disimuladamente.
-No podrán llevar la fiesta en paz por estos días? -pregunta la mamá, en tono amable.
-Haré un esfuerzo -responde Ben y pellizca un costado de su hermanita, haciéndole reír.
Al cabo de una hora, todos los miembros de la familia y sus cosas están dentro del auto. Antes de partir, se enteran por teléfono que la señora Mary y su familia partieron un cuarto de hora antes rumbo a la cabaña.
Ben se pasa el viaje en el celular, aprovechando el tiempo para organizar las fotos del dispositivo. Esto le lleva a ver de nuevo las fotos que tomaron la navidad pasada, que ambas familias pasaron juntas.
Ben observa con atención la foto en la que aparece Taylor. Un joven de su misma edad, de cintura fina y piernas gruesas por practicar vóley. Normalmente viste ropa pegada a su figura, lo cual resalta lo delgado que es. Junto a los rasgos finos de su rostro, son el motivo por el que varias veces lo han confundido por una chica. Lo cual Ben usa para molestarle. Por último, lo más resaltante es su cabello corto que al igual que sus ojos, son de color celeste.
Ben lo mira con atención. Poco a poco, la comisura de sus labios, hasta el momento inexpresivas, se levantan hacia un lado con picardía. Hace un par de semanas Ben descubrió un gran secreto de su vecino. Este viaje será entretenido cuanto menos, piensa el joven de cabello pardo.
Cuando llegan a la cabaña, se percatan que la familia Jones ya descargó todas las cosas del carro. La señora Mary se quedó afuera para recibirles.
Luego de saludarse, los niños de la familia Cleaver llevan sus cosas hasta sus respectivas habitaciones. El cuarto donde le toca dormir a Ben queda en el segundo piso.
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Mi vecino Taylor
RomanceTom: "A medida que crecimos, Taylor y yo nos distanciamos. Aunque como nuestros padres son muy amigos, nos vemos a menudo. Dentro de poco, nuestras familias saldrán de paseo por unos días, aprovechando las vacaciones. Espero llevar la fiesta en paz...