I. Que extraño cumplido

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Luego de llegar a un acuerdo, bajan a comer con los demás. Durante la cena, Taylor respeta el trato y hasta bromea con Ben, sin mala intención.

Los mayores comentan que se irán en auto al pueblo más cercano para conseguir comida y otras cosas que se olvidaron traer. Los hermanos pequeños de Taylor y Mikeyla deciden ir con ellos, mientras que los dos jóvenes se quedan a cuidar la casa.

Cuando se van, el de cabello celeste se queda en el sofá de la sala a ver videos. Por otro lado, Ben regresa al segundo piso. Coge algo de papel del baño antes de entrar al cuarto que comparte con Taylor. Cierra la puerta con cuidado y pone el cerrojo.

Pasado un cuarto de hora, Taylor se aburre y decide mejor leer un libro. Sube hasta el cuarto de arriba y abre la puerta sin tocar. Cuando lo hace, escucha que alguien se mueve adentro con mucha prisa.

Abre la puerta de par en par y ve a su compañero de habitación echado en la cama, de costado y mirando hacia la ventana.

-La puerta no tenía seguro? -se extraña el de ojos pardos.

-Es que está malogrado. Qué estabas…Ugh! Te estabas tocando? -cuestiona Taylor mientras ingresa, pero no necesita respuesta en realidad.

-Pensé que seguías en el primer piso -responde Ben en lo que se acomoda la ropa.

-Desearía que así fuese -replica el de cabello celeste. Decide pasar del asunto y camina hasta la mesa de noche que está en medio de las camas. Ve el celular de Ben al lado de este, con la pantalla sin bloquear. Lo mira extrañado-. Esa es mi foto?

Ben se da cuenta muy tarde. Antes de responderle, coge el teléfono y lo bloquea.

-El internet no llega a este piso -se excusa rápidamente-. Era lo que tenía a la mano.

-Ugggh! Te estabas tocando con la foto de TU vecino? -repite Taylor con la mera intención de hacerle sentir más incómodo-. Mejor no te interrumpo más -vuelve a lo que estaba haciendo. Se detiene un momento y voltea a verle-. Lo puedo ver?

-Eh? -Ben se sorprende-. Para qué? Tienes el tuyo.

-Es por curiosidad. No lo he visto desde que éramos pequeños -responde Taylor. Ve dudas en la cara de su vecino-. Si me dejas verlo podrás pedirme algo tú también, pero tendrá que ser proporcional.

Ben lo piensa por un momento y luego se pone de pie. Baja el cierre del jean y lo desliza hacia abajo. Taylor lo espera de rodillas.

-Uhmn. Sigues duro -comenta Taylor mientras lo coge sin vacilar. Permanece callado durante el tiempo que lo examina-. No está mal.

- Gracias? -responde Ben mientras lo guarda de nuevo-. Qué raro que ese sea el primer cumplido que me das en tanto tiempo.

-Es muy extraño, sí -se cruza de brazos-. Ahora cuál es tu petición? Quieres ver el mío?

-No -levanta su celular y lo agita-. Ya lo he hecho. De hecho, me gustaría verte en medias largas y con hilo.

Taylor se lo queda mirando, serio. Suspira profundamente. Lleva las manos hasta el borde superior de su pantalón.

-Espera. ¿Lo traes puesto? -pregunta Ben-. Acaso pensabas tomarte fotos?

-Si surgía la oportunidad, sí -responde Taylor, sin inmutarse-. Cierra los ojos y espera junto a la puerta.

Ben no lo discute. Se mantiene en silencio en la entrada hasta que recibe el permiso de abrir los ojos. Cuando lo hace, ve a Taylor echado en la cama mirando hacia la ventana y boca abajo.

Solo conserva puesto el suéter y la camisa que tenía en la mañana. De la cintura para abajo sí que ha cambiado. Ahora viste un par de medias largas y negras que le cubren hasta por encima de las rodillas y se pegan a sus grandes muslos. También lleva una tanga negra con poca tela en la parte trasera. Ben aún nota el bulto en la parte inferior. Se acerca lentamente.

-Y? Qué esperas? -apura Taylor.

-Qué? -se extraña Ben.

-No te la vas a…? -pregunta el de cabello celeste.

-Jalar? En serio? No te molesta?

-Bueno. No te voy dejar tomar fotos y mucho menos tocarme. Además, te interrumpí hace un rato.

-Ah, sí -concuerda Ben, todavía confundido.

-Voy a estar leyendo. No te demores mucho -dice Taylor-. Mamá me acaba de escribir diciendo que ya están de regreso.

Luego de advertirle, el de ojos celestes abre el libro y comienza a leer mientras Ben se pone a lo suyo.

Durante un tiempo sí que hace el esfuerzo de leer, pero se le hace muy difícil concentrarse dada la situación. Detrás de él está su vecino, el chico con quien jugaba de niño y al que suele ver en las reuniones, tocándose. Además, este sabe su secreto. Se muerde el labio inferior tras pensar en ello.

El de ojos celestes usa el pulgar y el dedo índice para hacer una circunferencia, intentando replicar la forma que tenía su mano cuando examinó el miembro de su compañero de cuarto. Disimuladamente se lo acerca a la boca y deja que su imaginación vuele hasta que el ruido de un motor lo saca de sus pensamientos. Deduce que es la camioneta de su papá. Voltea a ver a Ben.

-Llegaron -avisa.

Rápidamente, Taylor se levanta y dirige hasta el armario para ponerse un jean. Ben se acomoda la ropa y prende la laptop para fingir que estaba jugando en caso alguien entre. Se acomoda en la cama de un salto.

Después de cambiarse, Taylor recoge lo que vino a buscar en primer lugar y sale de la habitación. Baja las escaleras y recibe a los demás, con el libro en la mano.

-Hola papá -saluda Taylor-. Cómo les fue? Trajeron comida?

Durante la cena se ponen de acuerdo en ir al lago al día siguiente. A Taylor le entusiasma la idea. Se van todos a dormir luego de terminar un juego de mesa.

Ben se sienta en la cama con las piernas estiradas. Mientras mira cosas en su laptop, el de cabello celeste regresa luego de darse un baño. Se coloca en medio de las camas, con la toalla en sus manos.

Ya tiene puesto el pijama, compuesto por un pantalón amarillo y delgado, y un polo manga corta azul. Lleva la toalla hasta su cabeza para terminar de secarse el cabello.

-Te duraría más una foto -dice Taylor al percatarse que Ben no ha dejado de verlo desde que ingresó. El de cabello marrón aparta la mirada-. Ahora me pregunto si estaré a salvo durmiendo aquí contigo.

-Tampoco te hagas ilusiones, Tay -responde Ben mientras mira la pantalla de su ordenador.

-Tay? -repite-. Creo que no me llamas así desde primaria.

Taylor apaga la luz del cuarto antes de meterse bajo las frazadas.

-Que descanses -dice antes de cerrar los ojos.

Mi vecino TaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora