Una simple historia de un grupo de mercenarios en Cybertron en busca de cumplir una deuda, pero las cosas no saldrán tan simples.
¿Lograrán completar la misión o morirán en el camino?
Entre las oscuridad de la noche y el mirar de las estrellas, 4 siluetas caminan decididas en dirección a unas instalaciones especiales con un objetivo claro, terminar la misión.
-Nos estamos aproximando- diría Dragshot
-No lo entiendo... ¿Por qué atacar este pequeño puerto apartado cuando podemos robar una de las tantas naves de Ibex? Literalmente la ciudad está formada por puertos espaciales- diría Sandheap desde una colina con su francotirador, -Pero no todos los puertos tienen una nave de reparaciones especializada en nuestro objetivo- le respondería Slingwire quien lo estaría cubriendo.
-Silencio- ordenaría Starline, quien empezaría a especificar la misión -La única forma de llegar a La Solaris sin levantar sospechas es con la nave de reparaciones designada para esta. Estamos cortos de tiempo, no importa el método que usen, hay que limpiar este lugar sin testigos-
-Slingwire ¿Enserio no quieres ayudarnos?- preguntaría Crossbullet.
-No deseo el formar parte de lo que harán... Lo siento, Cross- diría Slingwire por el comunicador con una voz culposa.
Se acercarían más y más al complejo de reparaciones, Starline solo diría -Crossbullet, Sidedraft, Dragshot... Prepárense para el combate. Oficialmente vamos a empezar la operación Phantomhawk-
El asalto sería devastador, Sandheap usaría su francotirador con los vigías, estos caían al suelo antes de siquiera saber de dónde venían los disparos, fue rápido, ninguna señal fue enviada. Cuando los soldados del complejo perdieron contacto con los del exterior, enviaron un equipo armado a verificar que había ocurrido.
Al salir solo había una oscuridad envolvente, las luces y cámaras del exterior estaban todas apagadas, lo que obligaría al pelotón a cambiar a visión nocturna. Cuando lo hicieron vieron caer un pequeño artefactos entre ellos -¡GRANADA!- Gritarían para separarse y cubrirse, pero este no explotaría, al menos no hasta que se descubrieron los ópticos.
El dispositivo soltó un brillo tan potente que desoriento los sistemas ópticos de los soldados, el daño era considerable contando con que todos estaban en modalidad de visión nocturna. Entre está confusión, el que parecía el líder de la operación empieza a recuperar su visión solo para ordenar la reagrupación, de la nada algo toca sus pies, la cabeza de uno de sus compañeros, no alcanzaría a reaccionar cuando un dolor punzante atraviesa su espalda para posteriormente sentirlo en su pecho, y su fuerza se empezaría a ir, pronto ya no sintió nada.
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