🐺Capítulo 18🐺

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Las garras de Jungkook rasgaron el pecho de Taehyung, pude sentir el dolor de mi destinado en mi propia piel ¿Se debía a la marca? Taehyung sonrió en su forma lobo devolviéndole el ataque a Jungkook lanzándole una mordida a una de sus piernas

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Las garras de Jungkook rasgaron el pecho de Taehyung, pude sentir el dolor de mi destinado en mi propia piel ¿Se debía a la marca? Taehyung sonrió en su forma lobo devolviéndole el ataque a Jungkook lanzándole una mordida a una de sus piernas. Los sonidos feroces que emitían ambos estremecían mi corazón, sentía que se me iba a salir del pecho, deseaba con todas mis fuerzas parar la pelea porque si ellos seguían morirían ambos o alguno y no permitiría que eso sucediera.

—Hoseok... —llamé a mi hermano.

Él estaba viendo la pelea con cara de susto.

—¡Le arranco la oreja! —gritó.

Jungkook le acababa de arrancar la oreja izquierda a Taehyung, ver esa escena desagradable me causó náuseas. ¿Por qué hacían eso? ¿Por qué este amor que se supone era fuerte y predestinado tenía que terminar en desastre?

—Hoseok, dame la clave de la caja fuerte de papá Nam.

Me miró a los ojos con recelo y alzando la barbilla.

—¿Qué?

—Sé que la tienes, te la dijo cuando estaba borracho. Dame la clave —murmuré para que solo él pudiera escucharme.

—¿Para qué la quieres?

—Necesito veneno de plata, solo de esa manera podré ayudar a cualquiera de los dos a morir más rápido en caso de quedar moribundo. —Me mordí los labios—. ¡Ayúdame Hoseok, estoy desesperado! —chillé llamando la atención de los curiosos.

—Bueno, pero no digas que la sé.

—Mis labios son una tumba.

—Es la fecha de nacimiento de papá Jin.

—¡Gracias! —Lo abracé con fuerza—. La verdad siempre te he preferido a ti por encima de Yoongi —confesé y me fui corriendo al interior del castillo.

Nadie me puso atención porque todos estaban observando la pelea. Así que aproveché para escabullirme a la oficina de papá, fue muy fácil abrir la caja fuerte, en el interior habían fotografías viejas de él con papá Jin y de otro lobo más que no conozco, también cuatro pares de anillos de matrimonio, dinero, ¿drogas? Y el líquido de plata pura.

Con dedos temblorosos tomé el frasco, verificando que estuviera bien cerrado o de lo contrario caería muerto ahí en la oficina.

Me quedé un par de minutos mirando el lugar, era nostálgico porque crecí en el castillo fingiendo ser un alfa durante toda mi vida y ahora que salgo al público siendo un omega a nadie parece importarle porque todos están inmersos en la pelea de mis alfas, aunque apuesto que al día siguiente sería la comidilla de todo el reino ¿Podría ser más caótico?

Le escribí una carta rápida a mi familia, dejando mi adiós, tomé un dulce del escritorio de papá, era de zarzamora con leche, a pesar de que la combinación era extraña y poco apetecible era exquisito.

Me quité los anillos reales, fui a buscar mi corona a mi habitación, también me quité mis pendientes y los dejé en el escritorio junto con la carta.

Tenía la decisión tomada.

Moriría yo para que vivieran mis alfas.

Salí del castillo decidido, en el patio seguían luchando. Mi corazón se estremeció al ver a Jungkook levantándose del suelo mientras sangraba y a Taehyung caminar hacia él cojeando. Ambos estaban severamente lastimados ¡No podía permitir que murieran por mi causa! Los amaba, era un amor distinto para cada uno, pero fuerte para ambos. Muy difícil de explicar, muy difícil de entender, muy difícil de asimilar.

La única manera de romper el vínculo, era que yo muriera y estaba dispuesto a hacerlo con tal de mantenerlos a salvo.

Primero fui directo a papá Jin, lo abracé con fuerza oliéndolo por última vez. Él me protegió y cuidó desde el día que nací y me sentía culpable por ser yo mismo quien me quitara la vida.

—Tranquilo Jimin, la pelea no es tu culpa.

—La única manera de que se detengan es si yo muero, ¿cierto? —pregunté deseando que hubiera otra forma de parar toda esa situación.

—Lamentablemente sí —contestó papá Nam.

—Lo siento, pero no puedo vivir sin ellos.

Al decir eso crucé el círculo entrando en medio de la batalla, estaba prohibido entrar una vez iniciada pero esa regla ya no me importaba porque después de todo; moriría. Mis padres ampliaron los ojos tratando de comprender qué era lo que estaba haciendo. Mis dos alfas dejaron de pelear, ambos me miraban con recelo.
Con dedos temblorosos saqué el frasco de mi bolsillo, tragando en seco, echando un último vistazo a esos cuatro ojos rojos que llenaban el vacío de mi alma.

—¡Yo soy la causa de esta pelea y no quiero que muera ninguno de los dos! —grité en alta voz.

En seguida destapé el frasco bebiendo el líquido en su totalidad. Los efectos fueron inmediatos, en mi garganta sentía fuego y en mi estómago ácido. La vista se me nubló y el bullicio de los presentes alarmados por la decisión que acababa de tomar resonaba en mis oídos acompañados de ecos. Escuché el grito de Jungkook y sentí las manos de Taehyung. ¿O fue al revés? La verdad todo era muy confuso para mí pero lo que escuché fuerte y claro era el grito de mis padres que estaban llamando a los médicos reales invadidos de desesperación, sentí pena por ellos porque estoy seguro del gran amor que sentían por mí. Escuché el llanto de Hoseok y lamentarse con Yoongi por haberme dado la clave de la caja fuerte y escuché a mi hermano mayor gritar que me amaba y que lamentaba toda esa situación. Lo único bueno que estaba sucediendo era que la pelea había terminado y la verdad estaba complacido porque mi sacrificio salvaría la vida de mis destinados. Sentí la marca en mi cuello desaparecer, sentí mi cuerpo caer en los brazos de mis alfas, los dos me sostenían, uno me apretaba las manos y el otro trataba de darme respiración de boca a boca. ¿Yo? Estaba cada vez más lejos del plano terrenal, estaba cada vez más cerca del mundo de los muertos.

No peleen por mí. —Traté de decirles y espero que lograran comprender mis últimas palabras.

Porque después de eso solté mi último aliento.

DESTINED DISASTER ||kookmin, VminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora