EPISODIO 7

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¿Cómo todo puede irse al demonio en un segundo?

¿Cómo las personas a las cuales amamos con todo el corazón pueden hacerte tanto daño?

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No confiar en nadie, ni en tu propia sangre.

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L

a fosa de Vhagar había dejado de ser un lugar de mitos y leyendas para convertirse en un auténtico campo de batalla, un terreno donde un grupo de niños luchaba por lo que ellos consideraban justicia. Sin embargo, en medio de la contienda, era evidente que ninguno de ellos comprendía verdaderamente lo que era correcto, y las consecuencias de sus acciones empezaban a dejar cicatrices en sus corazones inexpertos.

—¡Alto, no peleen! —gritó una voz enérgica, intentando poner fin al caos que los rodeaba.

Ari, la pequeña que había alzado la voz, se lanzó hacia su primo, decidido a separarlo de otro niño que, enfurecido, estaba dispuesto a seguir el enfrentamiento. Pero su intento fue en vano; el otro niño, cegado por la ira, se negaba a ceder.

—No te entrometas, Ari, no es tu asunto —replicó el primo, dejando entrever su desdén.

Sin dudarlo, le propinó un leve empujón, apartándola con la intención de protegerla de lo que estaba a punto de suceder. La tensión en el aire era palpable, y el desenlace de la confrontación parecía inminente.

“¿Cómo habían llegado a esa situación?”

Las preguntas se agolpaban en la mente de Ari, quien se encontraba atrapada en un laberinto de pensamientos y emociones que la mantenían alejada del descanso. Como era habitual en ella, sus sueños se interponían en su deseo de dormir, convirtiendo las noches en un ciclo interminable de insomnio. Así, decidió abandonar la habitación que ocupaba en Driftmark, sintiendo la necesidad de vagar por los pasillos en busca de un poco de calma.

Desde que las pesadillas comenzaron a atormentarla, había convertido estas caminatas nocturnas en una costumbre en la fortaleza de su tío. Esa noche, sin embargo, sus pasos se detuvieron abruptamente al escuchar murmullos que provenían de una sala cercana. Instintivamente, se ocultó tras una escultura que representaba una serpiente, ansiosa por descubrir el origen de aquellas voces.

Mientras permanecía en silencio, las palabras comenzaron a tomar forma, revelando un diálogo que le resultaba cada vez más familiar. Aerea no pudo evitar sentirse sorprendida al ver a las personas que se encontraban allí; parecían tan unidas, tan compenetradas, que su mera presencia le pareció un desaire a la memoria de la difunta Lady Laena, su madre. Sin embargo, decidió no involucrarse en esa situación; eran adultos y debían ser conscientes de sus acciones.

CUNA DEL DRAGÓN| El Reino De Un Solo Gobernante| A|L|ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora