Capitulo 8.

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Narra Alba Díaz.

Salí al receso, Iván dejo un pequeño beso en mi mejilla.

─Te veo después. ─Acarició mi mejilla.─

Asentí.

Fui a la cancha, ahí estaban las porristas.

─Hola. ─Salude a las chicas.─

Ella voltearon y me miraron de arriba hacia abajo.

─Vine a ver si podía entrar al equipo. ─Las mire.─

─¡Wow! Mira lo que tenemos aquí. ─Salió Fiorella.─

─Hola... ─Voltee.─

─¿Que? No me digas que querés entrar. ─Río.─

─Em... si. ─Rasque mi nariz.─

─Pues, mira creo que, no, no entras, así que mejor vete, ¿Si? ─Dijo "Tierna".─

─Por favor, hago lo que vos querrás. ─Suplique.─

─¿Lo que sea? Bueno, bueno, quiero que te separes de Iván. ─Miro sus uñas.─

─Otras cosa, por el estoy entrando, porfa. ─

─No, eso o nada. ─Rodeo los ojos.─

Suspiré y di media vuelta.

Se quedaron riendo.

Me senté en una banca, frustada.

Tocó timbre y no quería entrar, nos tocaba Psicología, la peor materia.

Aparte no estaba de humor.

Sentí como se sentaba a mi lado.

Gire y vi a Iván.

Respirando cansado, todo rojo y sudado.

─¿Estas bien? ─Pregunte preocupada.─

─Si, solo que estaba jugando. ─Sonrió.─

Me tranquilice.

─¿Que paso? Y esa carita. ─Agarro mi mentón.─

─No me aceptaron en el equipo de porrista. ─Suspiré.─

─Ay, esas hijas de puta. ─Me abrazo.─

Voltee a verlo, y me miró, me dio un pequeño beso.

─No te pongas así. ─Saco un mechón de mi cara.─

Nos levantamos y nos fuimos a la clase.

Narra Iván Buhajeruk.

Estaba con Alba charlando.

─¿Iván? ─Llamo mi atención.─

Gire para abajo y la mire.

─¿Podemos comprar algo para micha? ─Apunto el veterinario.─

─No, luego. ─Caminé.─

─Ivu, dale. ─Agarro mi brazo.─

─No. ─La ignore.─

En todo el camino no me habló su cabeza, hacia abajo.

─Alba, dale no te enojes. ─Agarre su cintura.─

Ella volteo a verme, y luego giro, haciéndose la difícil.

Agarres su mentón para que me mire.

Ella simplemente me miró, los dos contactos visual.

Ella se iba sonrojando poco a poco.

Le di un beso, bue', chape.

La acorrale en una pared.

Ella me alejó.

─Estamos en la calle. ─Recordo.─

Agarro mi mano y nos fuimos a la casa.

Entramos y ella se fue a la habitación.

Deje mi mochila en el sofá y me fui a la cocina lleve unos Doritos y speed, no me olvido de gomitas, su dulces favorito de Alba.

Subí rápido y ella estaba jugando con micha en el piso, el piso tenía una alfombra.

Ella me vio y se paro, con algo en su mano.

Se acercó.

─¿Que es esto? ─Me miró.─

Me mostró la bolsita con mariguana.

Se la quité y me la guardé en el bolsillo.

─Iván... ─Hablo decepcionada. ─

Simplemente la aparte, bote las cosas en la cama y me salí del cuarto, me fui al patio.

Sentado en el pasto, solo se escuchaban mis respiraciónes.

Mi piernas dobladas mi cara oculta en ella.

Lágrimas caían de mi mejillas.

Sentí como se sentaban a mi lado.

Gire y me encontré con esos ojitos claros y esa carita que parecía de una muñequita de porcelana.

─Iván, vení. ─Abrió sus brazos.─

La abrace y todo salió de mi, llore hasta cansarme.

─¿Te traigo algo para tomar? ─Acarició mi mejilla.─

La mire y asentí.

─Sos muy tierno llorando. ─Seco una lágrima con su dedo.─

La abrace nuevamente, sonrojado.

Sentí como mi pelo se mojaban por gotitas de agua que caían de arriba.

Mire hacia arriba, la lluvia caía en mi cara.

─Vamos adentro. ─Agarro mi mano.─

Entramos.

Me trajo un vaso de agua y me dio un pequeño beso.

─Sos hermoso. ─Acarició mi cabello.─

Con una toalla en mis hombro ella trajo una secadora.

Seco mi pelo.

─¿Para que es eso? ─La mire.─

─Es para mojar tu pelo. ─Dijo sarcástica.─

─Bue, no te pregunto nada. ─Crucé lis brazos.─

─Es para secar tu pelo, tus rulitos. ─Agarro uno.─

─¿Un beso? ─Dije tierno.─

Ella me besó y agarre su cintura.

Subimos arriba.

─Dame la bolsita. ─Estiró su mano.─

─No, luego lo boto. ─Ella negó.─

─Damelo. ─Me reto.─

─Alba. ─Hice puchero.─

─Bueno. ─Se paro de la cama.─

Mire atento y bajo.

─¡Alba! ─Me levanté rápido casi me caigo.─

Agarre su cintura y la alce, la tire a la cama y le hice cosquillas.

─Iván, jaja, para. ─Ella se reía.─

Le di besito por toda la cara, incluyendo sus labios.

En unos de eso me quedé besando sus labios, delgados y rosaditos.

Agarre su cintura, estaba encima de ella sin poner todo mi peso.

Ella paso sus brazos por mi cuello.

Baje a su cuellos y di besos húmedos.

Perdón Iván niño, el amor si es bello.

Pestañita; Spreen (Pausada) (Arreglandola)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora