¿futuro?(Pausada)

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Capítulo 10: Matanza

El aire estaba cargado de tensión mientras el jefe de la misteriosa organización se enfrentaba a Naruto Uzumaki, recién liberado de su sello. "Uzumaki," dijo con una voz que demandaba obediencia, "debes seguir nuestras órdenes sin cuestionar. Fuimos nosotros quienes te liberamos de tu prisión."

Naruto lo miró fijamente, una sonrisa fría y desafiante se dibujó en su rostro. "¿Creen que porque me sacaron del sello, que yo mismo me impuse, voy a seguir sus órdenes? Yo solo sigo las órdenes de mi Ama, y ustedes claramente no son ella," replicó con una calma que helaba la sangre.

Antes de que el jefe pudiera reaccionar, Naruto se movió con la velocidad del rayo, su mano cortando el aire con una precisión mortal. En un instante, la cabeza del jefe rodó por el suelo, y el silencio se rompió con el sonido de las alarmas.

Los subordinados, tomados por sorpresa, comenzaron a disparar frenéticamente, pero las balas pasaban a través de Naruto como si fuera un fantasma. Uno tras otro, caían al suelo, incapaces de detener la fuerza imparable que era Naruto.

Con cada enemigo que caía, la determinación de Naruto se hacía más fuerte. No era un peón en el juego de nadie; era un shinobi con una voluntad de hierro, leal solo a su Ama y a sus propios principios.

La habitación quedó en silencio después de la conmoción, el aire aún vibraba con la energía de Naruto Uzumaki. Los cuerpos yacían dispersos, un testimonio mudo del poder que había sido desatado. Naruto, con una calma perturbadora, ajustó su banda de Konoha y cerró los ojos, concentrándose en la esencia de su ama.

"Siempre intentan controlar lo que no comprenden," murmuró para sí mismo. "Pero no hay cadena que pueda atar el espíritu de un shinobi libre."

Con un suspiro, abrió los ojos y su mirada se fijó en la cámara de seguridad en la esquina de la habitación. Una sonrisa astuta se dibujó en su rostro. "Parece que tendré espectadores," dijo, antes de realizar un sello de mano.

En un instante, el espacio alrededor de Naruto comenzó a distorsionarse, y con un destello de luz, desapareció, dejando atrás solo el eco de su risa y el zumbido de la cámara grabando la nada.

Mientras tanto, en un lugar desconocido, una figura encapuchada observaba la grabación con interés. "Así que el zorro ha salido de su jaula," comentó con una voz que resonaba con poder. "Es hora de que el juego comience."

La figura apagó la pantalla con su mano huesuda y se levantó, su capa ondeando detrás de ella como una sombra viva. "Naruto Uzumaki, veamos hasta dónde llega tu lealtad," susurró, desapareciendo en las sombras con la promesa de un encuentro inevitable.

El destino de Naruto estaba entrelazado con el de su ama, y su viaje estaba lejos de terminar. La cámara, el único testigo de su escape, continuó grabando, ahora solo capturando el silencio de la sala vacía.