ᘛNo. 4

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De manera rotunda y sin piedad Yechan ingreso a la habitación de Hangyeom moviendo los muebles, hurgando en el ropero e incluso buscando detrás del televisor. Instintivamente el omega cubría sus orejas con la almohada y de igual manera todo su cuerpo era escondido con aquella sábana que fue regalada en su cumpleaños, ser despertado a las 5 de la mañana por un joven enérgico y sinvergüenza no era nada agradable para alguien con veintinueve años de edad.

—¡Yechan por el amor de la luna! — grito con coraje el omega mientras lanzaba a uno de sus dos inocentes peluches— ¿Qué diablos te pasa? Se supone tienes más cosas que yo— recalcó. Después de todo Yechan gana casi el triple de lo que Hangyeom puede pedir de aquella fea empresa — ¿Qué necesitas en mi habitación?

Luego de una furtiva y brusca búsqueda finalmente Yechan encontró lo que necesitaba. Un simple y muy barato gorro de color azul.

¡Ajá! Sabía que lo escondias de mi — le recriminó el alfa mientras lo fulminaba con la mirada— Muy bien me dije que no encontraba este gorro desde hace tiempo.

Hangyeom rodó los ojos, ese estúpido gorro era la causa de su mal mañanero. Constantemente aquel gorro era el protagonista de una nueva y repetitiva discusión, aunque se pregunte a si mismo no logra encontrar respuesta al porque Yechan le carga una clase afecto especial.
Ver al joven alfa arreglar su aspecto frente a su espejo era un espectáculo sin consistencia y se recrimina el haber aceptado compartir un hogar con ese joven entusiasta y mimado. La habitación de Hangyeom era mucho menos espaciosa que el resto de habitaciones «excesivamente estrecha para el gusto de Yechan» sin embargo el omega parecía cómodo en ella.

El joven alfa visualizo al omega tirado en aquel colchón, no parecía tener planes de levantarse o arreglarse para un día consecutivo de trabajo.

—¿No piensas levantarte? ¿No tienes que ir a trabajar? —pregunto juguetón. Era inhóspito ver al omega en un estado de flojera.

Song bufó. No tenía planeado ir a trabajar, pensaba llamar a Jaehan para que diera aviso de su inasistencia a causa de una enfermedad inexistente.

—No tengo ánimos, además el jefe se fue de malas ayer y seguramente querrá desquitar su molestia con alguien — de cierta forma Hangyeom empezaba a hartarse cada vez más de sus propias actitudes infantiles y poco éticas, si una joven versión de él divisara tan absurdo comportamiento lo machacaría a golpes de forma segura.

—Acompañame entonces — Yechan pidió de forma dulce— Tu presencia me hará bien.

El omega parecía tener el mismo interés para acompañar a Yechan, nulo. Simplemente no tenía el afán de ir y rebuscar entre sus prendas algo decente que usar y mucho menos salir a despejar su vida en las calles. Yechan noto aquello, permaneció en silencio en lo que esperaba absurdamente que su amigo se levantará, aún tenía un gramo de esperanza de ver a Hangyeom fuera de esa cama. El reloj marco las 5:30 de la mañana. El plan fundamental es lograr que el omega salga de aquel estado de incuria y la metodología que use no siempre debe ser especialmente dulce.

—¡Eres un adulto berrinchudo!— grito con una gran sonrisa mientras sostenía los tobillos del omega jalandolo de forma rápida y brusca, de un tiro el cuerpo del omega cayó al suelo.

¡Eres un bruto!— el chillido de Gyeom resonó en el abundante sosiego de la madrugada «Yechan olvidó hasta el más elemental respeto por su hyung»¿Qué tan necesario es que yo vaya? ¡Para eso Jehyun irá contigo!

Las pisadas de Yechan pasaban a la habitación contigua de la casa en busca de su abrigo. Mientras la soledad abundaba en aquel cuartillo el omega meditaba de manera nublada gracias al reciente golpe, luego de un desolado momento concluyó horrorizado que Yechan tenía razón.

Joven Delta (Hoongyeom)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora