Ultimos pasos

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Alemania caminaban por las calles llenas de comercio que habían por su zona. Últimamente le aparecían videos acerca de bebés; en uno de esos apareció un lindo conjunto de vestir que los hacía parecer dinosaurios. Quedando cautivado por dichos trajes quiso salir en busca de ellos.

— Hola buenas tardes. Disculpe, quería saber si venden de esta clase de trajes – saco su celular para mostrarle al vendedor dicha prenda, recibiendo una afirmativa de este

— ¿Niño o niña?

— Niños, dos por favor

El hombre le dio muestra de los que tenía disponible y a parte le dio otros con diferente animal: Leones, elefantes, osos. Más sin embargo el alemán quería  de dinosaurios, optando por elegir uno en tonos verdes y otro en tonos cafés. Luego de pagar se dispuso a irse nuevamente a su hogar, tenía que ir después a la reunión al igual que toda su familia. La restricción de su abuelo fue extrañamente removida después de una larga charla con la familia rusa, dicen más malas lenguas que lo amenazaron pero nadie sabe con qué.

Con respecto a su padre y a su tío, siguien volviéndose casa vez más pequeños, ya no pueden hablar del todo bien e inclusive se les han ido cayendo dientes. Al llegar a su hogar lo primero que nota es a su abuelo y tío abuelo en la sala, ambos viendo como los niños jugaban con unos bloques de juguete.

— Hola... ¿ha pasado algo? – pregunta al verlos tan decaídos

— Ya no pueden caminar – responde sin más Second — Dieron tres pasos y cayeron al suelo. No lo intentaron más, solo se pusieron a gatear

Prusia a modo de consuelo paso sus brazos por detrás de los hombros de su hermanito, acariciando suavemente el hombro. Alemania bajo su cabeza, eso no eran buenas noticias, aunque su papá se viera condenadamente tierno tanto así que le dan ganas de volverse padre, el solo hecho que estén creciendo en reversa no ayuda.

— Bueno... quizá esto te levante un poco el ánimo abuelo – comenta, sacando los trajesitos de la bolsa. Las miradas tristes de ambos de repente tomaron brillo

No importaba en que circunstancias, nunca se estaba lo suficientemente triste para no disfrazar a tu hijo de animalito. Bastaron unos cuantos minutos para vestirlos a ambos, ahora estaban siendo víctimas de las miles de fotos que estaba tomando Alemania.

— ¡Se ven tan tiernos! Como para comérselos a besos – comenta Prusia riendo levemente al ver a sus sobrinos así. Quien diría que un genocida y un problemático se verían tan bonitos

— ¡Oigan! ¿Que carajos hacen? La reunión esta por empezar y ustedes están aquí perdiendo el... – SIRG llego a la sala de su propia casa listo para lanzar regaños, deteniéndose abruptamente al ver a sus nietos — ... Así de bonitos se veían ustedes dos, pero tuvieron que crecer y volverse feos

— ¡Papá / Papá! – gritan al tiempo

...

Ese día ONU no asistió a la reunión, dejando a su hermano OMS a cargo. Tenía un asunto que resolver así que no podía estar al tanto de los países. Por otro lado, los alemanes caminaban entre la multitud llevándose las miradas de más de uno, o bueno, los bebés.

— Eres la cochita más hermosa que he visto en mi vida – cuchichea Colombia apretando los cachetes de Weimar

— ¿Quien es un genocida? Tú lo eres. Tú lo eres – habla Argentina al otro bebé

— Disculpe... señor Kaiser ¿podría tomarle una foto a los bebés? Me gustó como van vestidos – pide permiso el Cubano quien llevaba su cámara en mano. El nombrado estaba a punto de responderle que si pero el Francés le ganó de mano, arrebatandole a Third de los brazos

Sangre de mi sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora