Dos pequeños

1.5K 112 84
                                    

Alemania charlaba tranquilamente con Rusia, la reunión estaría por comenzar en 15 minutos, su padre y tío no aparecía por ninguna parte, eso lo comenzaba a preocupar.

— Ahh, nada que llega papá, ¿será que el guarda de seguridad no lo dejo pasar otra vez?

— No se me haría raro. Conociendo como es tu padre lo más seguro es que se esté agarrando a golpes con él. – responde Rusia viendo hacia la entrada a la sala

— el solo pelea si no tomo cafe por la mañana, Tampoco ha llegado Weimar.

Ambos países voltean a ver a su costado, Imperio Alemán fumaba tranquilamente un cigarro viendo directamente a la puerta por si alguno de sus dos hijos aparecía por esa misma.

— Abuelo, sabes que no puedes fumar aquí dentro. – le recuerda el menor — Pero si salieron antes que nosotros ¿como es que no han llegado?

— No lo se... pero me siento inquieto.

— ¡Hey Bruto! – Llama Prusia a su hermano, acercándose hasta sentarse casi que encima de este — ¿donde están mis sobrinos, Perra? Ya que les hiciste.

— Prusia, vivimos en la misma jodida casa, pero que poca atención pones. Y Aléjate, me vas a impregnar el olor a cuervo sudado que tienes.

Alemania observaba como su abuelo y tío abuelo discutían. De pequeño tuvo el deseo de un hermano, pero viendo como se llevaban todos los de se familia prefirió dejarlo así. Unos cuantos minutos después llego ONU dando inicio a la reunión; cada país coloco un carnet sobre un escaner que había frente a cada persona para así dar confirmación de su asistencia en esta.

— Muy bien y... hacen falta dos ¿Donde esta Third Reich y Weimar? – Pregunta ONU a la familia presente de Alemanes, era raro que llegarán tarde, es más, siempre eran los primeros en llegar.

— Yo también quisiera saber – Reponde SIRG viendo a su hijo menor, parecía inquieto — De seguro no tardan, han de estar por ahí.

En alguna parte de esas mismas instalaciones se encontraban los dos hermanos, viéndose aterradamente el uno con el otro, pensando si era alguna especie de sueño raro.

— ¿Weimar?

— ¿si Third?

— Emm... Creo que eso no era jugo de naranja

—  Que comes que adivinas, pequeño engendro ¡te dije que no lo bebieras!

— ¡Oye! ¡oye! ¿Y tu que? También bebiste de eso ¡no te hagas el loco!

— pues si pero ¡pensé que era jugo!

— ¡pensaste una mierda! Diablos... ¿y ahora?

— Third, hay que afrontar esto como los adultos maduros que somos, vamos a la sala de reuniones.

...

— Y así señores, estas son las razones por las cuales el comunismo no sirve. ¿Alguna Pregunta? – Habla ONU, viendo como la mayoría de países actuales y ex potencias comunistas levantaron la mano, ignorando olímpicamente a todos ellos — ¿No? Me parece bien, podemos tomar un pequeño receso de 15 minutos para...

— ¡Señor ONU!

Weimar entro junto con Third a la sala, de repente todo su mundo se veía más enorme, se sentían como unas cucarachas al lado de esa manada de jirafas, esto los incómodo bastante, pero como había dicho el mayor, había que afrontar las consecuencias de sus actos. Weimar cómo buen hermano mayor que era, tomo la primera palabra para explicar lo sucedido.

— ¡Third tomo un brebaje raro y me obligó a tomarlo! ¡Castiguenlo! – dice Weimar señalando acusadoramente a su hermano menor

— ¡¿Que?! ¡Traidor! Eso no es actuar maduramente ¡mentiroso! ¡mentiroso! ¡Mentiroso! – Reniega el dictador

Sangre de mi sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora