Había pasado un tiempo desde que estuvo evitando a Nichole, desde ese día ya ni siquiera queria sacarle plática. No fue hasta que un día justo después de acabar su última clase que la chica se apareció en frente de él antes de que pudiera irse.
— Clyde, necesito hablar contigo.
Este miró a otro lado mientras agarraba su mochila para ponérsela en los hombros.
— ¿Qué pasa? – Se levantó cautelosamente aún sin mirarla a la cara.
— ¿Por qué me mentiste?
— ¿De qué hablas? – Levantó una ceja intrigado.
— ¿Por qué no me dijiste que eras un omega? – Nichole mantenía una severa mirada hacía el chico.
En ese momento fue como si el mundo se paralizara, se quedó quieto intentando saber cómo es que Nichole se había enterado.
— Token me lo dijo, fuiste a su concierto que por cierto ahí también me mentiste... Me contó que te dió el celo y estabas mal.
Clyde solo frunció el ceño repitiéndose que Token era un lindo tonto algunas veces.
— Yo-.. – Nichole lo interrumpió antes de poder seguir.
— Está bien... Creo que quizás lo que te dije te puso en una situación incómoda, seguro tienes tus razones para ocultar eso.. tengo una amiga omega y tengo una idea de lo que es pasar por eso. – Agarró la mano de Clyde y le mostró una sonrisa de compresión dejando en shock al castaño.
Clyde se quedó pensando si acaso eran palabras sinceras o era parte de un acto para ganar su confianza.
— Sí, tengo mis razones me da gusto que lo entiendas.
Nichole abrazó a Clyde sin este corresponder el abrazo.
— Bien, te veo luego.
Se apartó y se fue de ahí con la cabeza agachada, acaso lo que pensaba de ella era totalmente incorrecto ¿Era posible que fuera alguien que usa a la gente pero a la vez comprensiva? No, sólo existía el bien y el mal, nadie podía estar en el medio. Clyde se quedó con la idea de que el que era malo lo era y no cambiaría.
Tal vez era él el malo que no quería admitir que había gente mejor que él, por el momento solo pudo agarrar su cabellera con fuerza hasta salir de la universidad quedando solamente en el campus, aprovechó ese momento en silencio para sacar su libreta y escribir un poco de todo sobre lo que pasaba por su mente.
— ¡Hey, Clyde!
De inmediato reconoció esa voz y giró rápidamente — ¿Token? ¿Qué haces acá? – Mostró una sonrisa por verlo, cruzaba los dedos para que le respondiera que había venido a verlo.
— Vine a recoger a Nichole
Su sonrisa anterior disminuyó y simplemente pensó que era obvio.
— Ya me lo imaginaba ¿Cómo van?
— Pues como siempre, ya sabes lo normal.
Se encogió de hombros sentándose al lado de Clyde asomando un poco su cabeza en la libreta abierta, habían varios rayones y algunos dibujos.
— ¿Quién es?
— ¿Ah? – Se dió cuenta y cerró la libreta. — Nadie, estaba dibujando lo que se me venía a la mente.
— Ya veo... ¿Acabas salir de clase?
— No.. salí hace un rato pero no tenía ganas de regresar aún. – Sus mejillas se mantenían de un color rosado, abrió su libreta una vez más pasando a otra pagina para que Token no leyera que estaba anotando todo sobre él pero aún quería saber más.
— Token ¿Cuándo es tu cumpleaños?
— El 20 de junio.
Clyde reviso el calendario para ver qué día sería dándose la sorpresa que justamente había sido hace unos días, precisamente el día en que habían ido a la playa.
— Pero... Ya pasó, fue cuándo estuvimos en esa casa de playa.
— Seh... Justamente armé todo eso para divertirme con mis amigos pero no podía, no es cómo si estuviera muchos amigos de todas formas – Rió con nerviosismo, Clyde se sintió muy mal, ese día Token había sido muy lindo comprándole cosas y así cuándo debió ser él, el que debió darle regalos.
— ¿Por qué no me dijiste? Ya sabes para comprarte una torta al menos.
— No quería arruinar el momento con mis desgracias.
Los ojos de Clyde se cristalizaron un poco, lo hacía recordar un poco a él cuando era niño.
— Me hubiera gustado que me lo dijeras, ni siquiera te di un feliz cumpleaños.
— No te preocupes, ya pasó de todas formas – La pena de Clyde se volvió en rabia ¿Cómo su novia no había sido capaz de acompañarlo?
— Así que.. ¿20 años recién cumplidos, no?
— Sip, ¿Cuándo cumples tú?
— El 10 de abril, ya pasó.. soy mayor que tú.
— Sólo por dos meses, no.. un mes.
— Shh, aún eres un feto. – Ambos rieron por esa frase, al parar las risas Clyde se fue encima de Token abrazándolo con fuerza — Feliz cumpleaños, estrella. – Se separó aún no por completo.
— Muchas gracias, Clyde... – Abrazó con fuerza a este, apretándolo casi que no podía respirar, poco a poco aflojaba su agarre hasta separarse.
— No es nada.
— Mm.. ¿Y por qué me dices estrella?
— Porqué lo eres, brillas como una estrella. Eres la estrella más importante de todas... El Sol.
Token se sintió un poco avergonzado por el halago, al ver por detrás de Clyde notó como su novia los veía, se levantó de la banca.
— Mira es Nichole.
La sonrisa de Clyde desapareció por completo, intentó mostrar al menos una falsa y afortunadamente pudo, se levantó de la banca igualmente.
— Hola de nuevo Clyde.
— Hola, Nichole. – Ambos se dieron una mirada tensa, Nichole empezaba a darse cuenta como la forma de actuar de Clyde cambiaba cuando estaba cerca de Token.
— Bueno.. nosotros tenemos que irnos, vamos a cenar con mis padres.
— Está bien
— Si quieres podemos llevarte a tu casa.
— No.. gracias, Token... Pero debo de hacer algo antes de irme.
— Oh.. bueno, entonces nos vemos.
Vió cómo la pareja se alejaba, a lo lejos pudo ver cómo se besaban notó cada detalle incluso cuándo la tomó de la cintura. Clyde no podía creer lo ingenuo que podía ser Token, ella no lo merecía pero aparte de la cólera que sentía, una sensación de tristeza se acumulaba en él así que decidió que lo mejor sería irse a su casa lo más rápido que pueda.
...
Tiró una bolsa entera de hielo a su bañera y se recostó en esta cerrando sus ojos intentando liberar su mente y todo lo que lo atormentaba.
— Sólo lo hizo para quedar bien es obvio...
Se sumergió en la bañera, que podía hacer para que Token se diera cuenta... Aún que Nichole le hubiera mostrado un poco de su lado bueno, eso no quitaba el hecho de sus verdaderas intenciones ¿Pero que podía hacer?
Clyde se levantó de golpe de la bañera cuándo se le ocurrió una idea, podría aprovechar lo coqueta que era Nichole... Y también ya era hora de que dejara de ver cómo su vida pasaba frente a sus ojos, como si estuviera en tercera persona y era momento de que esta vez pudiera quedarse con lo que quiere.
