CAPÍTULO 02 | SÁBANAS, HUMEDAD Y DESPEDIDA

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YOONGI

—Suga-a —tartamudeo chillón con sus mejillas carmesí, y una mirada de suplica que me miraba.—Hazme olvidar lo malo y dame un buen recuerdo en mi alma y piel.

Demasiado coqueto que me hacía excitar más. Primero empezó como intimidarlo, Segundo fue con empecé a conocerlo, tercero agarramos confianza y último ya tenemos de lo anterior bastante.

Jimin, Minnie, esmeralda. Mi esmeralda que me mira esta noche. Su hermoso cabello rubio le daba un aspecto angelical, pero nada de angelical tenía fue lo que más me llamó la atención entre todas las personas que estaban en el Bar.

Sé que hay mujeres y Donceles del mismo color de cabellos pero de ellos son artificial y de este chico parecía más natural, aunque quien sabe.

—¿Quieres qué lo haga?—preguntó otra vez para saber si es de verdad y él asiente su cabeza— Si lo hago no quiero escuchar quejas de tu parte en mi cama porque no pienso parar hasta hacerte olvidar todo lo malo que pasaste hoy—hice una pausa—. También al hombre que te va a tomar como esposo, joder que suerte se lleva al tenerte y poseerte esmeralda. Yo si hubiera visto esas esmeraldas te hubiera poseído desde el primer momento y ser tan sumiso a ti como lo serias tú al momento de tenerte en nuestra cama dándote el amor que te mereces y los derrames que te dejaría en tu interior para que nuestro amor se quede ahí y luego florezca para verlos tan hermosos como tú.

—Ojalá mi futuro esposo sea así de romántico.—Dijo con ironía dándome una sonrisa.

—Esmeralda, yo soy mejor que él. —Dije un poco molesto, porque nadie es mejor que yo...Y en la cama lo va a ver.

—Demuéstralo, felino—me reto para sacarme de quisio.— Tu eres el cazador de esta presa que esta delante de ti en bandeja de plata. ¿O me equivoco?—dijo dudando.

Dudas. Eso lo iba a tener en su cama con su prometido después de hacerle yo lo indebido.
Esas miradas de timidez me daba un poco de risa y ternura.
Sus cachetes tan hermosos que quisiera darle todos los besos del mundo allí.
Su labios carnosos, pintados de un rosa que le daba un toque de brillo para que me den más emoción al besarlo con sus cabellos rubios en mis dedos.

Me tienes mal pequeño ojos de esmeralda.

El sustantivo abstracto que siento por ti lo estoy volviendo a revivir después de años...

—Soy un cazador que quiere seducir a su presa para luego llevarla a la perdición.

—Suga. Mi sugar Daddy?—riendo.

—Sí quieres, esmeralda.—Afirme para ver su reacción de sorpresa.

—No te pregunte, ¿Cuántos años tienes?

—Los suficientes para casarme contigo y hacerte un bebé. Y complacerte en todo lo que me pidas.—Concluí.

—No digas eso—tímido.—Sabes que no puedo casarme contigo.

—Pero si divorciarte por mí.

—Quizá, ahora responde a mi pregunta. Cuántos años tienes, que llevas enamorando a tus presas.

—Tengo 28, y tengo todo para ofrecerte.

—Dile eso a mi futuro esposo a ver sino mueres en el proceso—interrumpido.

—O él cariño, así quedas viudo y te casas conmigo.

—Dices cosas que no se pueden hacer realidad, Suga.

—Si el destino quiere tal vez si mi esmeralda—dije con deseo de tenerlo en mis brazos.

Él se acercó a mí para que sus labios queden tan cerca de los míos y empiece a empezar a hablar y sentir su aliento en mis labios secos por no haber tomado el ron que pedí al momento de llegar a la barra.

TRATAMIENTO PERFECTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora