La aldea

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300 años después de la caída, los simios se han dividido en aldeas en diferentes territorios.

En una aldea en las montañas al lado del norte de lo que antes era la ciudad de Paris y a lo que ahora los simios llaman la zona prohibida.

A un joven de la aldea llamado Teyam le encantaba explorar los alrededores de la aldea. Un día cuando estaba subiendo las montañas escuchó un estruendo proveniente de la zona prohibida.
El joven intrigado volvió corriendo a la aldea a preguntar si alguien sabía que podía estar pasando. Todos los simios pensaban que estaba mintiendo ya que no había nadie en la  zona prohibida, estaba completamente deshabitada.

Teyam fue a hablar con un orangután de borneo muy sabio llamado Ra'luk.
Al contarle todo no parecía muy impresionado.

-.Es posible que todavía habiten antiguas civilizaciones.- exclamó Ra'luk.

-.¿Antiguas civilizaciones?.- pregunto el joven Teyam.

-.Antes de que el gran César nos liberará de la esclavitud de los humanos, ellos habitaban la tierra, puede ser que algunos sigan allí.- contesto Ra'luk.

-.¿Pero no se habían extinguido todos los humanos?.- añadió Teyam.

-.Todos no, hubo un virus que acabo con muchos de los humanos y a los que no los volvió tontos.- contestó Ra'luk.

-.Entonces por eso los simios no podemos ir a la zona prohibida, porque puede que aún estén algunos humanos.- dijo Teyam reflexionando.

-.Por eso y por otras muchas cosas, es una zona muy peligrosa y más si aún quedan humanos, eran seres crueles y ansiosos por el poder.- dijo Ra'luk con un tono de rabia.

-.¿Y si algún día nos atacan?.- pregunto Teyam.

-.En el caso de que queden humanos y decidan atacarnos, nos defenderemos como es debido.- contestó Ra'luk abandonando la sala.

Teyam después de la conversación se fue a dormir preocupado por si aún quedan humanos y quieren atacar. Se preguntaba si habían sido ellos los de la explosión y si cuántos eran, ¿Podrían con todos los simios?. No podía parar de darse vueltas a la cabeza y le entraba una preocupación agobiante, hasta que sin que se diera cuenta se quedó completamente dormido al igual que todos los otros simios en la aldea. Solo había silencio y el sonido de los grillos y las hogueras. Al pasar las horas Teyam se despertó sudando y con una respiración agitada ya que había tenido una pesadilla.

El planeta de los simios: La zona prohibida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora