Unos minutos antes de todo, los cazadores ya habían llegado con la cena y todos los simios se reunieron para cenar. Los padres de Teyam se preguntaban donde estaba, le habían dicho que tenía que estar temprano y él no aparecía.
-.¿Crees que le habrá pasado algo?.- pregunto la madre.
-.No te preocupes, seguro que viene enseguida.- le dice el padre.
Teyam ve las luces y coge el caballo aunque estaba muy lejos y si no se daba prisa no llegaría a tiempo.
Mientras los simios estaban cenando el líder de la aldea visualizó las luces que vio Teyam pero por desgracia estaban muy cerca.
-.¿Qué es eso?.- preguntan varios simios asustados.
-.Tranquilos, mantened la calma.- dice el líder.
-.Señor, ¿Cogemos las armas?.- preguntan los cazadores.
-.Sí, daos prisa.- contesta.
De repente sonó un sonido extraño y una luz empezó a ascender al cielo, los simios se quedaron contemplándola hasta que de repente, la luz comenzó a descender justo donde ellos se encontraban. Los simios empezaron a correr, pero la luz les alcanzó y se hizo una explosión enorme.
Teyam lo escucho y se quedo quieto, se quedó frío y sin respiración. Levanto la mirada y vio unas llamas a lo lejos, se espabiló y salió corriendo con el caballo mucho más deprisa que antes y con la esperanza de poder llegar a tiempo.
Toda la aldea estaba en llamas y derrumbada, habían varios simios muertos que no habían sobrevivido a la explosión y por desgracia algunos eran crias. Los cazadores llegaron equipados con lanzas y arcos.
-.Corred hacia los bosques, huid de aquí ahora mismo.- gritaba el líder.
-.Ayudad a los heridos y sacadlos de aquí .- añadió.
Entre las llamas aparecieron carros de metal como los que había visto Teyam en su pesadilla. Pero estos eran diferentes, habían de más tamaños y de distintos tipos y equipados con unas luces enormes.
Las puertas de los carros se abrieron y salieron humanos con armas de metal .
-.Cogedlos y metedlos en el remolque, si alguno ataca o se resiste, disparad.- grito un hombre subido encima de uno de los carros de metal.
Los humanos empezaron a coger a los simios que estaban heridos tirados en el suelo y se los estaban llevando a un tipo de carro pero mucho más grande.
Los cazadores y otros simios que estaban allí intentaron defenderse y resistirse pero todo fue en vano ya que acabaron con sus vidas.Teyam cada vez estaba más cerca, veía como todo estaba en llamas y le llegaba el calor del fuego. Siguió corriendo a toda velocidad, el caballo parecía que no iba a aguantar más hasta que por fin llegó. Cuando llegó no había nadie, ni siquiera estaban los carros. Vio un par de cadáveres por el suelo, empezó a contemplarlos, habían cazadores con disparos en el pecho, crías, incluso crías que no tenían ni un año de vida. Empezó a llorar por todas las perdidas, levantó la mirada y vio un cadáver de una chimpancé embarazada, estaba en el suelo con tres disparos en el pecho y con su mano en la barriga, se habia resistido y la habían matado. Sintió un dolor en el pecho y cayó al suelo llorando desconsoladamente.
Se levantó y empezó a buscar a sus padres. Lo único que veía eran las ruinas del lugar en el que había crecido y los cadáveres de todas las personas que le habían rodeado y criado desde que nació. Se aclaro las lágrimas y vio como un simio tosía, cuando se acerco, se dio cuenta de que era su padre. Se abalanzó sobre el corriendo a ayudarle, tenía un disparo en el pecho y dos en la tripa.
-.Menos mal que estás bien.- le dijo su padre con voz desgastada.
-.Papa, tienes que levantarte, voy a sacarte de aquí.- contestó.
-.¿Dónde está tu madre?.- pregunto su padre con dificultad.
-.No lo sé, tenemos que salir de aquí y buscarla.- contestó.
-.Hijo, encuéntrala a ella y a los demás y protege a la aldea.- le dijo su padre mientras se intentaba incorporar.
-.Papa, no puedo perderte por favor, no me dejes.- le dijo mientras lloraba.
-.Hijo, cuídate mucho, te qui..e..roo.. .- contestó su padre mientras descendía hasta el suelo.
-.¿Papa? No, no, no papá por favor no puedo seguir sin ti, te necesito por favor no me hagas esto.- decía mientras sollozaba.
De repente unos simios supervivientes se acercaron y miraron con tristeza a Teyam llorando sosteniendo el cadáver de su padre.
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El planeta de los simios: La zona prohibida
RastgeleAños después de que la mayoría de la raza humana se extinguiera y los simios conquistarán el mundo. Un joven simio decide investigar que hay en la zona prohibida, una zona que los simios tenían prohibido ir ya que hay muchos secretos de la antigua c...