Los Elegidos: El Renacer

Capítulo 3: Entrenamiento

Después de haberse reunido con los ancianos encargados de la Escuela de Magia, había más incertidumbre en los corazones de los Elegidos.

La noche había llegado como a galope rauda e impetuosa. Así que Marco y Lucas decidieron quedarse a dormir en la Escuela de Magia con la benia de Ituriel.

Ituriel movió sus ojos a Marael, un anciano cuyo cuerpo esbelta era evidente aún ataviado con su túnica holgada, su cabello largo hasta la cintura era lo más impactante pues parecían hilos de la plata más fina. Y él, rompiendo el breve silencio fijo con la voz más potente que hayamos oído: les mostraré su habitación. Está cerca de la de Ariana y sus hermanos por si quieren hablar con ellos.

Muchas gracias dijeron ambos y se despidieron cortésmente de los ancianos reunidos en la oficina de Ituriel y se prestaron a seguir las indicaciones de Marael.

Tal parece que no solo su visita estaba prevista sino también su estadía. Marco y Lucas, se miraron el uno al otro y sin mediar palabras solo atinaban a imaginar, que más habría anticipado Ituriel con su don de premonición y precognición, sin duda alguna, muchísimo más avanzado que el que poseía Lucas.

Y así, caminaron unos pasos detrás de Marael, quien se conducía con gracia entre los pasadizos, pero en silencio. Tranquilos dijo casi llegando a la habitación designada, Ituriel puede ver el futuro, pero este tienen muchas posibilidades, y ciertamente, algún día serás mucho más poderoso que él, dijo sutilmente Marael, volteando a ver la cara de asombro de los Elegidos y esbozando una leve sonrisa.

Así que tú eres un telepata, indico Marco, un tanto ofuscado. Marael solo asintió. Y Oscar lo cuestionó: no es de mala educación leer la mente de los demás sin su permiso. Marael simplemente se disculpó diciendo: lo es, pero sus cabezas están tan llenas de pensamientos que no solo abruman sus mentes sino que se pueden percibir a kilómetros. Si yo puedo hacerlo, La Némesis también, así que apaciguen sus mentes, o desde ya estamos perdidos. Deben de atacar primero, el factor sorpresa puede ser decisivo. Ella espera presentarse en la tierra y destrozarla a su antojo, espera que toda resistencia sea futil, deben demostrarle que está equivocada, añadió con severidad y fuego en sus ojos claros.

Pueden pasar la noche en esta habitación dijo volteando a abrir la vieja cerradura, y Joaquín y Fe pueden usar la habitación siguiente. Volteo y sonrió levemente y despidiéndose con una pequeña reverencia se perdió entre los pasadizos.

Ya en la habitación, en un silencio incómodo pero necesario, Marco apoyado sobre la puerta y Lucas sentado en la cama, repasaban en su mente todo lo visto, oído y hablado. Tratando de hallar respuestas a sus múltiples preguntas, y sin anhelo de sincronización ambos dijeron: Joaquín y Fe deben de intentar el reto del Páramo. Lucas se puso de pie y avanzó lentamente hacia Marco, que contrariado seguía luchando en su mente contra esta decisión tan peligrosa, y rodeando su cuello con sus manos derecha y atrayendo su cuerpo con la mano izquierda, lo beso y así siguieron por unos minutos, concentrándose en el aquí y el ahora, en las sensaciones que siempre despiertan en sus cuerpos cuando están así de cerca, cuando los límites de la carne parecen caducos y no existe ni bien, ni mal, ni dioses, ni demonios, ni ángeles, ni apocalipsis, ni responsabilidades más allá que ser feliz y hacer feliz a quien uno ha elegido como su todo. Y así sus caricias escalaron segundo a segundo hasta que los cuerpos ya no estaban ataviados con sus ropas y podían estar el uno en el otro, para luego de que la pasión esté consumada descansar muy juntos sobre la cama desordenada, sintiéndose en paz y con la mente más en calma.

La cabeza de Lucas descansaba sobre el pecho de Marco, arrullandose con los latidos de su corazón y su mano acariciaba su abdomen. Marco miraba al techo vacío y se imaginaba envejecer junto a Lucas, mientras olía su cabello y deslizando su mano tomó la de Lucas y le dijo: cuando todo esto acabe quiero que nos casemos.