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Regreso y al verlo dormir, no pudo hacerle nada, se veía tan lindo, así que solo suspiro y lo dejó ahí.

A la mañana siguiente, lo tomó aún dormido y lo sentó entre sus piernas, sin decir nada tocó suavemente sus muslos,debía de admitirlo, le gustaba tenerlo así, poco a poco llegó a su cuello, dándole suaves lamidas y suaves besos.

El Titan menor, estaba muy cómodamente durmiendo. Hasta que sintió su cuello húmedo y ser ligeramente besado o eso creía, no lo sabía. Quiso seguir durmiendo, aún se sentía exhausto por lo de ayer. Sin embargo, el toqueteo, acaricias, besos y lamidas se intensificaron. Tuvo que despertarse forzosamente, notando que que era aquella pantalla. Suspiro con irritación y exhausto, cerró de nueva cuenta los ojos. Se acomodó mejor, tratando de volver a dormir. No se sentía de muy buen humor que digamos, tan solo pensar que ahora le pertenencia al moradizo. Le hacía tener asco, terror e irritación.

Había recordado como le había roto su pantalla aquella vez que se enfrentó a él, le era satisfactorio recordar aquel hecho. No se arrepentía de hacerlo, hasta se lo quería volver hacer. Pero, si lo hace. Tal vez no le iría para nada bien a su pareja, no quería que le pasará nada y si quería que siguiera estando bien. Debía de ser obediente, no desafiar al mayor. Además, él era un hombre o mejor dicho. Una bocina u parlante de palabra, cuando prometía algo. Lo cumplía o trataba de cumplirlo, aunque no esté a su alcancé.

Se removió un poco, buscando un mejor ángulo o posición para descansar. Sin embargo, volvió a abrir su párpado al sentir una leve presión contra sus labios.....¿Acaso él, lo había besado?.

Se mantuvo quieto por un largo momento, sin saber que hacer. No había correspondiendo, tampoco lo alejó. ¿Qué debía de hacer?, era lo que se preguntaba mentalmente.

Después de unos breves segundos, decidió corresponder hante aquel beso. No podía hacer otra cosa, haciendo sorprender al de mayor estatura. No había pensado que lo hiciera, así que solo lo volvió a acostar y teletransporto comida al lado del rojizo. Trayendo un desayuno más ligero y balanceado junto a un vaso con jugo natural, dejándoselo a un lado suyo.

Se teletransporto a otro lado mientras suspiraba por aquel beso, la verdad. Solo lo lamia por el sabor que dejaba, pero. No quiso hacer más.




Con los tortolitos pequeños.







Estaba sonrojado, solo le dió un corto beso mientras lo veía.

—Buenos dias~.—

Se puso encima de él, empezando a reír, para luego escuchar fuertes llantos, se fue corriendo a ver que eran y eran los bebés, los llevó con Lian mientras el se reía.

—¿Desayunó?.— Pregunto curioso, suave y despacio.

—Sí, desayunó.— Le respondió a su pareja con tranquilidad, lento y delicado al terminar de reír.

Como pudo, se levantó de la cama con las piernas temblorosas y se acercó a ellos. Agarrando a los más pequeños con delicadeza, arrullandolos en el proceso. Le agarro el brazo a su contrario, lo bajó a su estatura y le dió un leve, amoroso y corto beso en sus labios.

—Anda, ve por su leche. Yo cuidaré de ellos y los calmare un poco, aquí te esperaremos.— Le dió una suave y ladina sonrisa metálica.

Sin esperar un segundo más, se fue corriendo a la cocina. Comenzando a preparar los biberones de cada infante que cuidaban ambos mientras pensaba un poco con un leve sonrojó, no podía creer que lo había hecho con él. Le costaba trabajó procesarlo, pero. Muy en el fondo de su ser, le había gustado hacer aquello con él.

Contigo Siempre Será Mejor TOMO 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora