Capítulo 4

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Habían pasado solo unos cuantos días, exactamente cuatro, el pequeño Dazai era capaz de cuidarse a sí mismo pero a palabras de Ranpo su capacidad no hacía que dejara de ser un niño de tan solo seis años. Niño que por cierto tenía múltiples enemigos tras él. Así que por idea del mismo Ranpo ahora vivían juntos.

Por que si, era inevitable que el estado actual de Dazai se filtrara a diferentes organizaciones.

Lamentablemente, aún no conseguían atrapar al usuario de habilidad que dejo a Dazai en ese estado, mucho menos sabían cuanto tiempo permaneceria haci.

—¿Quieres un helado?

Preguntó Ranpo, su comportamiento era extraño desde que Dazai comenzó a vivir con él, al parecer un golpe de madures tardía llegó a él. Ranpo, quien era consciente del peligro constante que acechaba a Dazai, no se separaba de él. De hecho se rumoreaba entre el bajo mundo sobre la llegada de Fyodor Dostoyevsky a Yokohama, los casos criminales recientes realizados a él eran una evidencia de su llegada.

¿Acaso aprovecharía el estado del detective para acabar con él?

Ranpo sabía que podría ser una opción, pero tenía dudas. En realidad nunca comprendió que tipo de relación tenían Dazai y Fyodor, sabía que intentaban vencer al otro en ajedrez y que Fyodor ya a intento eliminar a Dazai antes, pero nada concreto, no conocía sus planes o sus límites con respecto al otro.

—Si, uno de menta y chocolate.

Pidió mientras caminaba al lado de Ranpo, estaban en el parque cercano a la agencia, Atsushi los acompañaba para asegurarse de la seguridad de ambos (pedido de Fukuzawa) él también tenía un helado, uno de vainilla, Ranpo en cambio traía una paleta de fresa mientras que acompañaba a Dazai a pedir el suyo.

La imagen era extraña a ojos de Atsushi, nunca en toda su estancia en la ADA había visto a Ranpo actuar haci. Era raro, pero a la vez un poco aliviante para él, quien ya no tendría que ayudarlo en su trabajo.

—¿Dazai-san que piensa de su estado actual? Parece un niño, aunque dudo que su comportamiento encaje con uno de tal edad.

—Es aburrido ser tan pequeño, supongo que haci de ha de sentir Chuuya… aunque si fuese sincero diria que es triste, siempre pense que de volver a ser un niño querría que mis padres estuvieran conmigo y que hicieran bien su trabajo de criarme, aunque ello ahora no importa mucho. No los recuerdo.

Respondió mientras recibía el helado que Ranpo le ofrecía. Agredecio en un susurro y siguió hablando.

—Ellos me abandonaron, no recuerdo a que edad, solo recuerdo que el jefe de la mafia, el antesesor de Morí, me cuidaba, creo que era mi abuelo, no lose. Él simplemente se hizo cargo de mi, pero cuando Mori-san lo asesino… antes de ello Mori ya me instruia pero, con la muerte del anterior comenzó a incrementar sus lecciones. Antes no mataba, pero el me enseñó a hacerlo.

Recordó mientras comia su helado, desde pequeño siempre conoció a Mori, el joven médico siempre iba acompañado de dos jovencitas, una rubia y una pelimorada, ambas chicas eran jóvenes, quizás solo un poco mayores que el pequeño Dazai de ese entonces.

—¿Entonces tu 'abuelo' permitió que Mori te 'entrenará' desde tan joven?

—No, él siempre quizo mantenerme lejos de port mafia, el entrenarme era cosa de Mori, según él era algún tipo de juego.

Aclaro con simpleza, aun recordaba a la primera persona a la que le quito la vida y a la segunda, sus gritos de agonía y sus súplicas, su forma de pedir perdón por todo lo que hicieron quedaron marcadas en su mente permanentemente. No los conocía, un día simplemente Mori llegó, lo llevó a un almacén y le entregó un arma.

Suspiro llamando la atencion de ambos mayores.

Atsushi lo miro algo inquieto, quizás para el pequeño aun le era difícil hablar del tema, quizás simplemente ya se había aburrido del parque. Ranpo en cambio revolvió el cabello de Dazai antes de hablar.

—Shuji Tsushima, ¿verdad?

—Si y si te lo preguntas, nose de donde saque el apellido o el nombre, supongo que el anterior líder tuvo algo que ver.

Admitió mientras terminaba su helado, no recordaba demasiado, apenas tenía seis años pero no lograba recordar demasiado de lo que fue de él antes.

¿Por qué no recordaría su pasado?

Se supone que fue abandonado tiempo después de nacer, el anterior líder lo encontró y se hizo cargo de él viéndolo como un futuro líder para su organización. Recordaba levemente los entrenamientos tortuosos de Mori, un médico sádico, quien lo diría. Quien se supone salvaba vidas era quien las quitaba.

—¿Extrañas a tus padres?

Preguntó el mas joven al azabache, habían deducido su situación, sabía que los padres del adulto estaban muertos, estaba seguro de que él los extrañaba, quizás fueron buenos padres, unos amorosos y comprensivos, o quizás los padres de Dazai simplemente eran demasiado crueles.

—Si,siempre los extraño, estoy seguro de que de ellos estar vivos mi vida sería diferente, pero mi vida actual no me desagrada, ¿tú extrañas a tus padres? Y no me refiero a esos tipos crueles que te abandonaron, no, me refiero a aquella imagen idealizada que tienes sobre ellos, ¿los justificas por su abandono? ¿Te sientes culpable?

Atsushi se mantuvo en silencio escuchando las palabras del mayor, tras terminar de hablar el silencio los envolvió creando un ambiente incómodo entre ellos, por un momento Atsushi no pudo evitar pensar en lo cruel que estaba siendo su superior con el pequeño Dazai.

—Si… quizás mis padres se dieron cuenta en el demonio que me convertiría apenas verme y se asustaron, no los juzgo, a mi tampoco me gustaría tener por hijo a un demonio en potencia… apesar de comprenderlos y empatizar con su situación me hubiera gustado conocerlos, saber que tipo de personas eran y… y-yo, estoy seguro de que me odiaban.

La respuesta del menor fue sincera, para ambos mayores era obvio, Atsushi no pudo evitar empatizar con la situación de su pequeño mentor, él tampoco había conocido a sus padres, no creció en un buen lugar y no estuvo rodeada de gente buena, fue el mismo niño frente a él que un día lo llegó a la agencia y le ofrecio un trabajo, dándole la oportunidad de vivir.

—No creo que sea un demonio Dazai-san, quizás sus padres simplemente no fueron capaces de verlo como realmente era, un niño, ademas, estoy seguro que sus padres lo quisieron, quizás no de la manera apropiada pero lo hicieron.

—Atsushi tiene razón, no eres un demonio, pequeño Dazai, solo eres un pequeño al que no le han mostrado como ser algo mas que un demonio.

Ellos no lo sabían, pero sus simples palabras lograron sacar aquella astilla que durante sus cortos seis años estuvo clavada dentro de lo mas profundo de su corazón.

Sonrio tímidamente mientras dejaba una pequeña lagrima escapar de su ojos derecho, finalmente las palabras que tanto espero recibir habían llegado.

𝚎𝚕 𝚍𝚎𝚜𝚊𝚜𝚝𝚛𝚘𝚣𝚘 𝚖𝚒𝚗𝚒-𝙳𝚊𝚣𝚊𝚒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora